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Inicio / Cuenteros Locales / avcm / La crónica de Nadia (Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)*

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Andrés y Camilo, eran dos hermanitos, hijos de Nadia; quien, a sus 25 años, ya tenía más experiencia que cualquier mujer de edad madura. –“La vida no ha sido fácil”- Dice ella, -“desde que quedé embarazada de Andrés, a los 15 años, la vida se ha encargado de poner más y más obstáculos.

Conocí a Nelson una hermosa tarde de febrero, llovía como nunca, acababa de salir del colegio, pero había olvidado el paraguas, por lo tanto, corría para llegar rápido a mi casa. Estando en la esquina, tropecé con él, con sus ojos miel claro, profundos y brillantes, con sus delgados y sonrosados labios, con su piel blanca, con sus cabellos negros….

Desde ese día, empezamos a vernos, a escondidas claro está, pues en mi casa no querían que saliera y menos si era con un hombre. Empecé a sentir cosas que nunca había imaginado, lo quería, lo amaba, lo necesitaba. Hasta el día que cambió mi vida, entré al laboratorio clínico de un barrio cualquiera, a esperar una respuesta. Tenía un retraso de veinte días, pero no sospechaba nada, no sentía mareos ni vomitaba, como decían todas las chicas de mi clase que tenían tal experiencia. La respuesta parecía eterna, había llamado a Nelson para que me acompañara, pero él no llegaba.

Hasta que abrí el sobre, positivo, mierda y ahora que hago. Salí a la calle hecha un mar de lágrimas, ahora que sería de mi embarazada, terminando décimo, adiós a mi sueño de ser doctora. Al rato, llegó Nelson, al verme así supuso el problema. Ahora, dije, que hago, el otro año me gradúo, ¿y el servicio?

No les conté a mis padres, me fui de la casa con él, a vivir con su mamá. Ella era la que me cuidaba. Terminé décimo, Nelson se graduó, y al poco tiempo nació mi niño, mi Andrés. Le puse ese nombre por su abuelo, que lo conoció cinco años después, junto a su otro nieto, Camilito.

Fue dos años después que él nació. Nelson había conseguido un trabajo de repartidor de pizzas, yo cuidaba la casa, a los niños y a la abuelita enferma, que días después al nacimiento de Camilo, falleció; la tristeza se apoderó de la casa, y, tal vez , fue esa mala vibra lo que acabó con el pequeño paraíso que había creado.

Lo recuerdo tanto, Andrés tenía ocho años y Camilito cinco. Andrescito empezaba a cursar tercero de primaria, Camilito primero. Estaba en casa, esperando a que los niños salieran del colegio, cuando la vecina de la tienda, la que presta el teléfono me llamó, Nelson había muerto cuando iba a entregar un pedido.

Sentí que la mitad de mi vida se iba con él, mi alma lloraba y se desangraba como si una daga la atravesara. Corrí a medicina legal, no sin antes ir a donde mi mamá y encomendarle a los niños; cuando llegué ya no había nada que hacer, era él.

Su cuerpo inerte reposaba en una camilla, estaba cubierto por una sábana. Ya no volvería a ver su sonrisa, sus ojos, sus muecas. Y ahora, ¿qué iba a hacer? Nunca terminé el bachillerato y para conseguir trabajo con lo difícil que es.

Hoy, soy vendedora en un almacén de telas, gano menos del mínimo, pero todo lo hago por mis hijos. Andrés cuida a Camilo mientras trabajo, es decir, casi todo el día. Siempre que llego, ambos me esperan afuera, en el patio, donde esta el lavadero. Andrés se sienta donde cada domingo restriego mi ropa y la de mi vecina, que me paga $200 pesos por prenda lavada; y Camilo, que es muy inquieto y juguetón, y, se lanza a mis brazos cada vez que regreso.

Se que no vivo en la casa más bonita, pero el lo único que Nelson me dejó. Trabajo, duro, pero por mis hijos, a quienes “obligo” a estudiar. Andrés ya es grande y entiende la importancia de ello, pero a Camilo no le gusta, por él jugaría tolo el día con el carro que le dejó si papá de herencia”.

Esta es la realidad no solo de Nadia, sino de muchas de las madres de los niños que tratan de crecer y estudiar en la ausencia de sus padres. Pero, ¿qué hacer para remendar esta situación?

Texto agregado el 10-06-2007, y leído por 149 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
12-06-2007 fantastico bien lo grado 5***** heavy
10-06-2007 Es triste tener tanta responsabilidad a la edad en que uno deberìa estar estudiando, un niño a los 15, 16, 17 e incluso 20 años cambia todos los planes.Què hacer? Las respuestas son tantas como las equivocaciones que se realicen.Bello relato.Aunque triste. doctora
 
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