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Mary, los inicios como Detective independiente.

María, la guapísima hija de el chino Woo Lee, y de doña Raquel Monroy, cultivó hasta sus últimos día la imagen de quien estaba segura, era su antecesora.
Tarareaba constante y melosamente aquel cachondo “ Happy birthday Mr. President” que la original había cantado en Madison Square Garden al inicio de los sesentas .
Estaba segura que era la sucesora del karma de aquella femme fatal que se suicidó, o asesinaron el 5 de agosto de 1962, justamente el día que ella nació.
Desde que comenzó a atar cabos, le dio por decolorarse el cabello hasta el platino, y tatuarse un lunarcito ligeramente encima de la línea de expresión en su mejilla izquierda , como el que tenía la diva. Su cuerpo era espectacular, incluso mejor que el de la verdadera Marilyn, acorde a los tiempos lo suyo era buenura atlética.
El día que cumplió treinta y seis años, recibió un singular regalo por parte de un hombre con una botarga de oso panda, solamente llegó a su domicilio, y tras dar una maroma bastante fallida, le extendió un disco y un libro empastado en cuero rojo.
El libro parecía ser el mítico diario de Marilyn Monroe, y si era auténtico, valía su peso en diamantes. A vuelo de pájaro alcanzó a leer con su limitado inglés, asuntos en que se mencionaba a los hermanos Kennedy, conexiones con Cuba, la Unión Soviética en relación al frustrado desembarco en Bahía de Cochinos, y muy particularmente la participación de la CIA en el asesinato de Rafael Trujillo en la República Dominicana, Incluso habían algunas frases expresamente transcritas de la voz del presidente, como: “ USA no va a dar asilo político al presidentillo Diem de Vietnam del Sur “ . Cientos de referencias que bien podían hacer que la rubia fuera un peligro para la seguridad, si no nacional si personal y para la familia del presidente.

Cuando metió el disco a la computadora, supo que había que postergar su propia intoxicación por barbitúricos, que había planeado para ese día, siempre pensó que debía morir a la edad que murió la otra Marilyn, pero en esa fecha cambió de opinión.
Los archivos del disco incluían testimonios y datos que redondeaban la idea de que el supuesto suicidio de su ídolo, solo era para encubrir un asesinato de estado.
¿Quién podía ser el remitente del regalo? Contenía datos seguramente inéditos de la actriz a quien Mary emulaba, cientos de datos que la dejaron pasmada y en los que tendía que ahondar para dignificar la vida y muerte de su molde.
¿Cómo no iba a creer que habían asesinado a la actriz, si la ambulancia que recogió el cadáver había sido vista por los vecinos afuera de su casa desde cinco horas antes del anuncio del deceso? ¿cómo no iba a sentirse sucesora de Marilyn, si además de nacer con su muerte, el nombre que le había tocado llevar era el de Mary Lee Monroy? ¿como no iba a creer que ella era la destinada a desenmascarar ese añejo crimen del que solo hay rumores?
Mary Lee Monroy lo tomó muy en serio, voló a los Estados Unidos y comenzó su campaña para desenmascarar culpables, primero intentó aparecer en CNN y en CBS, sin éxito, pero logró estar en el programa de Cristina, estuvo luego en el show de Oprah, con David Letterman, inclusive tuvo unos minutos, para el latino “ Primer Impacto”. Su lucha se extendió por años, sin éxito. El tiempo diría de que forma iba a encausar su frustración.
En el año 4704, del cerdo-fuego, Mary Lee se sentía derrotada. Nunca tuvo una entrevista decente para sus fines.
Pasaba el tiempo en el barrio chino vendiendo Ginseng, plantillas de acupresión, polvo de madreperla, galletitas de la suerte .“Barrio Chino el de San Francisco, o Nueva York, estas dos mugres cuadras de la calle de Dolores no constituyen ningún barrio chino” se decía.
A sus cuarenta y cinco años sintió que no tenía mucho más que hacer, se aprovisionó con unas cajas de nembutales y se fue a un hotel de la colonia San Rafael, estaba a punto de negar sus propias convicciones, pues emular un suicidio, era como claudicar ante lo que era evidente para ella, abrió uno a uno los frascos cuando alguien tocó a la puerta.
Era la botarga de Oso panda, quien trató de hacer su machincuepa en el estrecho pasillo, y luego jadeante, le tendió una caja y se alejó corriendo. Abrió la caja y supo que todavía no había llegado el tiempo de abandonar este barrio.

...Continuará...




Texto agregado el 15-06-2007, y leído por 187 visitantes. (0 votos)


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