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BREVE INTRODUCCIÓN, 100/24 MADRID. Por Omar, amigo de Quintiliano.

Desorden contando. Se ruega indulgencia. Por breve ahora, de los que estuvieron, solo, por mera necesidad se nombrará a Quin. Quin en Madrid, para una “hartá” de correr-trotar-andar. Viernes tarde, avión de ida. Hotel. Sábado temprano. Torres inclinadas, no se caen. Plaza de Castilla. Bus a Colmenar. Llegada a Polideportivo de Colmenar, algún conocido ya allí, dando saltos de nervios, ¿quién será?. Pronto, su casi gemelo y, más conocidos. Llega la hora. Fotos en salida. Conocidos del foro, unos a correr, otros a despedir y animar a los que van a correr. Algunos con sus hijos, y más familiares. Los hijos/as, más guapos que los conocidos del foro. Apretones de cariño, abrazos, bromas, hablar sin mucha coherencia, conversaciones entrecortadas, nervios, más nervios, alegría, mucha alegría, bromas. Salida. Calor al principio. Lluvia, más o menos, un poco solo a las 16.00 horas del Sábado y, abundante de 1.00 a 5.00 del Domingo. Recorrido duro, constantes toboganes. Casi todo tierra prensada, bueno. A alguien se ve que le parecían pocos 100 kms, y le metió una propina de 7 kms. Luego diría que se había perdido ¿a ver quién le cree? ¿Un campeón de esta modalidad? ¿Un campeón de los 107 Km/24 h (Ciento siete kms en 24 horas)?. Volviendo al recorrido oficial de 100 km, del Km 93 al 96, pasar un arroyo muchísimas veces. Abundantes “gamusinos” por la zona. Algún furtivo intentó cazar alguno. Patas arriba en medio del agua del arroyo acabó el furtivo. Luego, ante la evidencia de su prohibida caza, diría que es que se había caído vadeando el arroyo. Quin vería a conocidos corredores durante la carrera. También palabras de ánimos de otros que no corren. El empujón de ánimos se agradece y valora mucho más cuando vas cansado. Gracias a todos. Quin llegó a las 4.12 del Domingo, empapado, cansado no exhausto, rozaduras en las íngles, por sus andares parecía atacado sexualmente. Ducha. Dormir algo. Esperar las mochilas. Algunos, ya amigos. Uno, el que le parecieron pocos los 100 y, le metió la propina de 7 más. Otro, “el furtivo” de los gamusinos. Otra, la amiga del furtivo de los gamusinos, y burladora de mi amigo Quin. ¿Burlas a Quin?. Zapatillas. Las Mizuno “guave”. Quin, juntándose conmigo Omar, que soy del siglo X, prospera poco y mal en Inglés. Desayuno, risas, cansancio olvidado, anécdotas. Se cuenta lo alegre y gracioso. Curioso, casi olvidadas ya las fatigas de la noche, dos horas después de llegar. Dará mucho que contar los 100/24 de Madrid 2007. Contarán por aquí. Cuando pasen unos días buscarán una carrera similar para vivir tan intensamente. Infinidad de estados de ánimos en la carrera, infinidad de emociones y sentimientos. Quin, brinda una vez más con enhorabuena a todos los que han participado, tanto a los que han terminado y a los que no, y además, también a los que le han añadido unos kms de más. Especialmente, enhorabuena a los novatos en este evento. Una vez más, gracias a los que han ayudado de alguna forma a Quin, incluso con algo tan valioso como los ánimos. Por brevedad, alto, seguirá en otro momento.

Omar.

Cordial saludo a todos.


Viene de otra de este mismo post, que se llama BREVE INTRODUCCIÓN, 100/24 MADRID.

Ahora, ARCO DE META Y CARRERA, por Omar, amigo de Quintiliano.

Nota: En miramiento, devoción y para descanso de alguno que puede que lea por aquí, he de afirmar, que me limitaré a contar lo que yo Omar, no haya leído en otras crónicas de este post. A qué repetir lo que ya está dicho por mejor pluma. Al menos esta es mi intención, otra cosa es que lo cumpla.

Quintiliano y yo hemos leído todas las crónicas. Los demás cronistas, todos en conjunto me lo habéis puesto extremadamente difícil. Mira que se lo tengo dicho a Quin, “ déjame que escriba pronto que si no me voy a repetir más que los pimientos de piquillo”. Nada que no me hacía caso, que si estaba cansado, que si tenía que trabajar con el ordenador, que…...nada, excusas, ahora después de las increíbles crónicas escritas, haber quién se atreve a hacer algo leíble, sin repetirse, y sobretodo, sin parecer un “bobo” ante el arte que hay escrito. Pero, yo Omar, amigo de Quin, tengo una obligación moral de escribir algo. Primero, en agradecimiento y dedicatoria a la mujer e hijas de Quin, por dejarnos ir a Madrid, a vivir éste de los más inolvidables fines de semana que haya vivido hasta ahora. En segundo lugar, como muestra de expresión del afecto que Quin y yo sentimos por estos héroes y aficionados con quienes hemos departido esta prueba de esfuerzo y sentimientos. Podría empezar la crónica de mi amigo Quin diciendo algo así como, llegamos a Colmenar y había abundante gente, de pronto, uno vestido de amarillo “vivo”, dando saltos de nervios-entusiasmo-alegría, que dicen de él llamarse SR. JOSERO, al momento, otro conocido casi gemelo de éste, que dice llamarse SR. EMILIO…y así, seguir. Pero, en este seguir, me repito mucho de lo que ya hay escrito, contradiciendo lo anunciado, y sobretodo hartando a quién me lea. Ya, ya, ya sabemos que gusta leerse escrito. Bueno, no por no escribir sus nombres aquí, siente menos por ellos mi amigo Quin. (Unas palabras de Quintiliano: Así en este difícil reto sigue mi amigo Omar, delante del ordenador, tecleando, intentando decir algo no escrito ya). Sigo yo Omar, pero si está todo dicho, si hay una carga de sentimientos en cada una de las crónicas que te hacen llorar de emoción. Si han estrujado hasta el más mínimo detalle. Si hasta los coches solitarios de parejas comprobando el hic-hoc, hic-hoc, hic-hoc de los amortiguadores de sus coches, desde dentro, ya los han nombrado el SR. KRISMARÁN y el SR. TIODELMAZO, si es que no se ha perdido detalle. Bueno, sigo, por favor el que se aburra que no lea, que no es obligado. Línea de salida, a las 11.30, van llegando los ya conocidos del foro. SRA. SYLVIE, dejó buena prueba fotográfica por ahí en el foro de carreraspopulares. Pero….¡eh! ¡eh!, llega una alegría extraordinaria a la fiesta. Llega la Srta. KRIS, primogénita y única (de momento) de la familia Krismarán. Quin se queda extasiado viendo los apretones que se pega Kris con su tita Sylvie (en Andalucía se les dice tita a la tía, hermana de su padre o madre). Pero si es que se comen y matan a besos y estrujones. ¡Oh, qué bonito!. Pero qué niña más guapa esta Kris, si apenas tiene once años y parece una modelo. ¿A su padre?, qué va hombre, éste es algo feo. A su madre, Mar, sin lugar a dudas. Una “pechá” de guapa Mar. Algo tendrá el Krismi padre. Comprobado, un corazón enorme el Krismi. Otras alegrías a la fiesta, llegan los Srtos. JC-VILLA juniors. Uno, el mayor, Jorge (creo que así se llama, espero no meter la pata), de entre 8 y 10 años, fuerte, guapo el tío. Habla algo con Quin. A pesar de que Quin estaba bastante nervioso por el evento, recuerda a Jorge muy firme en su talante. Firme la voz de Jorge, la de Quin temblaba. Jorge, al otro día, el domingo, iría a correr a Carabanchel, 700 m. Todo un atleta este Jorge, haciendo leyenda desde bien jovencito. ¿Cómo quedaría Jorge en Carabanchel?. Por su percha, bien, es de esperar. Jorge viene empujando el carro de su hermano, que tendrá menos de dos años, que se parece a su padre, pero más guapo, con unas pestañas largas que te mueres de guapo, digo, el chiquillo. Quin le habla al hermano de Jorge. Piensa el pequeño, (y yo Omar que soy alma sé que lo piensa)-----este tío que me habla está “gilipollao”, pero, ¿no se dará cuenta de que yo apenas sé hablar?-----. Entretenido y apaciguando nervios, con estos del futuro, que vienen detrás relevando a los ya locos de la zapatilla, estaba mi amigo Quin, consumiendo los minutos que faltaban hasta la salida. Las hijas de Quin, de trece y nueve años, estarían en Málaga, Quin se acordaba de ellas. Estos crios, y los niños de los locos de la zapatilla que participaban, y sus mujeres y, hombres y, parejas y, como se diga, ocuparían la mente de Quin durante ratos en la solitaria noche que vendría, pasadas unas horas. De pronto, la salida. Al principio Quin andando, como la mayoría. Poco a poco inició un ligero trote, que continuaría prácticamente sin cesar hasta el km 60 (descontando las paradas). Avanzaba despacio, pero constante. En los primeros 30 kms, vio a menudo al SR. TIODELMAZO con su colega JOSE, que aunque estos andaban y Quin trotaba, prácticamente iban a la misma velocidad. ¡Vaya zancadas!, que pegaban el Sr. Del Mazo y Jose. Así, íbamos hasta que llegamos a la tan bien descrita en otras crónicas, UNA VISTA, la sierra de fondo, ella sola ya merecía la prueba. ¡Qué suerte tenéis en Madrid!, pensaba Quin. Damos la vuelta y empezamos a doblar gente. Ánimos y palabras de aliento a los doblados. El último de los doblados, va por el km 12 o así, (lo siento, tengo que repetir lo dicho por otros, que si no, no cuento nada), sí, sí, el de la bolsa del Carrefour y los pantalones de camuflaje. ¡Vaya estampa!, paticorto, pasocorto, pasolento, serio, enfadado, sudando, mofletes rojos, agrio el semblante, con una cara de ir hasta los “co....nes “ que te mueres. Le pregunta a Quin, que va por el 22 o así, que si queda mucho para dar la vuelta. Quin le responde que un poco. El Sr. camuflado, pone mala cara, e insiste ¿pero mucho?. A lo que Quin secundó, con buena dosis de guasa, “una mijilla de na”, y la cara del camuflado se alegró. Esta travesura de Quin, la pagaría en la noche, del Km 93 a 96. Seguro, seguro, que el camuflado, cuando viese que la “mijilla” eran diez o más kms, se acordaría de toda la familia de Quin, y anunciaría o desearía mal presagio para mi amigo. Luego se arrepentiría Quin de esta travesura. En estas iba Quin, yo con él, ambos con algo de calor, sin ser demasiado, viviendo tan intenso como ya se cuenta en otras crónicas, tan ya releídas y admiradas por mí y mi amigo, dígase las de SRA. SYLVIE, SR. GREY, SR. ULISSES, SR. JOSERO, SR. TIODELMAZO, SR. KRISMARÁN, SR. BAROMIR, o la de cualquier otro no nombrado aquí . Copiando algunas palabras que ha dicho la entrañable Sylvie, al fin y al cabo, cada uno somos como reflejamos, cada uno somos peculiares, sin desmerecer ni mejorar a nadie. Añado, que al menos en entusiasmo y en estar un poco loco, incluso Quin, todos sois similares. Así vamos llegando a Colmenar, donde a lo lejos oímos unas voces que dicen “vamos Quinti”, era el SR. EMILIOCOMUNE, guardaspaldeado de dos bellas damas. Subidón de ánimos a Quin con sus palabras. ¡Qué gran persona el Emilio!. Llegamos a Colmenar, saludamos al SR. ULISSES. Entonces llega el SR. JOSERO, bastante cabreado por el propinón que le ha metido a los 100. Increíble su fuerza moral para reponerse después. Salimos, Quin, con bocadillo en una mano, fanta sabor a “rayos”, aunque por fuera pusiese manzana, en la otra mano, música en las orejas, trote cochinero, y a buscar Tres Cantos. Adelantamos al SR. JOSERO, que iba comiendo, andando, serio, muy serio. A Quin le preocupa el bajón moral que lleva esta máquina de correr. Por otros motivos, no podía tragar bocado Quin. 18 kms con el bocadillo en una mano y la fanta en la otra. Daba un bocado al pan y se le adhería a la bóveda bucal tal cual ventosa. Había que comer. Si no se comía habría que ir pensando en la retirada. La retirada, lo último. Perderse el cansancio en la noche de esta aventura, lo último. El bocadillo se mojó de lluvia y sudor, se secó, se volvió a mojar de lluvia y sudor, y así hasta que se consumió en la boca de Quin ya llegando a Tres Cantos. Buen rato antes, a medio camino entre Colmenar y Tres Cantos, vimos venir siguiéndonos y adelantando al SR. JOSERO, que se perdió raudo y veloz en aquellos caminos de por delante, tal cual cervatillo al que no le pesan los pies. Llegando a Tres Cantos, Quin despistado y cansado, preguntando ¿por dónde?. Al fin sin esperarlo, llega. Allí, de nuevo Emilio, y también el SR. BADAJOZ o CLAUDIO, ambos con cálidas palabras de ánimos para Quin. Os escuchó y se emocionó Quin, aunque no lo pareciera, pues llevaba los auriculares en las orejas. ¡Perdonad la descortesía de Quin!, pero llevaba las manos ocupadas en la tarea del rutómetro. Quin pregunta por Josero, y le dicen que va bien, que ha salido. Estupendo, se ha recuperado el Joserín del bajón de moral debido a tan alta propina. ¡Es que un 7% de propina aquí, donde la cuantía es tan alta, es un propinón!. Llegamos breve y seguimos, Quin trotando. Quin necesita más cansancio para experimentar los placeres de la noche. Durante el día, la mente de mi amigo apenas ha divagado, ha estado centrado en vistas y hechos objetivos, siempre a su alcance. Durante el día ha tomado cuenta de cuánta belleza y naturaleza nos ha acompañado. Va llegando la noche cerca de San Sebastián. Ya por el sesentaytantos la mente de mi amigo empieza a divagar. Apenas son las 22 horas. Tendrá varias horas por delante para disfrutar del cansancio en la noche oscura, olvidando el trote, e iniciando un caminar rápido. Tendría previsto terminar la aventura a las 5.00 de la madrugada, más o menos. Por mor de las previsiones del Sr. Tiodelmazo, más tarde, tuvo que reducir Quin su fiesta particular. La mente de Quin empezó a viajar, era un viaje desordenado, pero muy placentero. Multitud de situaciones se le venían a su mente, con una indisciplina increíble. De pronto unos amigos abrazándose antes de salir. Los achuchones de cariño de Sylvie a todo el mundo. La languidez y armonía en el hablar del SR. HILARIO; ¿cómo le irá a este hombre, tan sufridor?. La cara de satisfacción que pone el otro, el que se está dando vaselina antes de salir, justo cuando se abre de piernas y esconde su mano por detrás, ¿dónde pondría la vaselina?. –Yo a éste no le doy la mano, ahora-, pensó Quin. Mis hijas y Mari Carmen, piensa Quin. Mari Carmen, que le ha dicho a Quin que su hija Ana María, la pequeña, se ha pasado la semana convenciendo a su madre, para que ésta a su vez convenza a Quin de que no viaje en avión, que se caen los aviones, y deja de existir papá. Quin lo ha sabido al coger el avión. Cada uno vela por sus temores. Acordándose de los que han dejado a su “pareja” e hijos en Alicante, o en Canarias, o en Villanueva de los Borricos, provincia de Nomeacuerdo. Ahora la noche nos respeta. Más tarde, serán los ahora recordados los que se asomarán a las ventanas, preocupados, por los suyos queridos de la zapatilla. Kris, la pequeña y guapa kris, se asomará a la ventana cuando oiga rugir al cielo. Interrumpe Quin su “viaje de sueños despierto”, para detenerse y comer algo en San Sebastián, enseguida, en camino. El mejor trayecto de San Sebastián a Tres Cantos, el más disfrutado por Quin. Apenas trotó nada. Constante viaje soñando. Soledad del camino. Interrumpido por alguna verbena provisional, y por algún que otro hic-hoc, hic-hoc, hic-hoc de los amortiguadores de algunos coches perdidos en la nocturnidad. Quin no para de interrogarse, ¿qué tendrá esta aventura?, que después de haberla vivido hace apenas un mes en Ronda, me lleva a lo más difícil que es convencer a mi familia, coger un avión y venir desde Málaga, a esta Sierra de Madrid, a patear por estos caminos de la soledad, de la oscuridad, del silencio. Va buscando respuestas. Aquí los sentidos, pasan de ser cinco a ser por lo menos ciento cinco. Aquí, se agudiza todo. Se siente más todo. Vamos solos, yo Omar, que soy alma y no se me ve, y mi amigo Quin. Él va libre, cansado, con la mente despejada, alegre, satisfecho, sin hambre, sin sed. Lo único, lo único que altera el estado moral de perfección es el recuerdo aún del mal sabor de boca que le dejó unos higos secos en la mañana, cuando se los comió con las manos embadurnadas en radiosali (crema para el dolor de rodillas). Sigue en la constante indisciplina de los viajes de su mente. Recuerda que la aventura no empezó con buen pie. En la partida, en el aeropuerto de Málaga, colas en los mostradores. Tres chicas, dos guapas, una feísima. Le toca la fea. Bueno será simpática, piensa Quin. Error mitológico, no siempre las feas son agradables, además de fea, borde y con una mala uva del copón. Mal empezamos el día. Pasamos los controles de seguridad, entrada al avión, cola justo antes de la entrada al avión, en un pasillo que parecía un horno de pan, por el calor. Delante, nada llamativo. Detrás, en principio en horizontal, nada llamativo. Detrás, bajando la mirada un chiquillo rubio con los ojos azules en un carrito, de unos dos años el crío. Su madre resoplando y mirando atrás y delante del pasillo. Le clavó Quin la mirada al chiquillo, éste igual a Quin. A escondidas de su madre, un gesto le hace Quin al niño, que se pone muy muy serio. Disimulando, a escondidas de la madre, sigue mi amigo mirando al chiquillo, pero éste sigue con la mirada clavada en Quin. Cuando la madre está muy descuidada, le hace Quin un peazo de burla al niño, sacándole la lengua, y poniéndose más feo aún de lo que ya en estado natural es Quin. De pronto, mi amigo observa que la señora mayor de detrás, con cara de suegra protectora, ha visto la burla de Quin, pero no está viendo la cara del niño, que está empezando a hacer amago de llanto. Se gira Quin para delante disimulando, pensando en la que va a liar el crío. Pensando en la que va a liar la señora mayor cuando empiece a llorar el niño. El calor, los sudores. Quin apretando los glúteos, por no decir el culo. Quin rezando para que el niño no llore. Pasan segundos, no llora. Pasan minutos, no llora. Quin va respirando poco a poco. Quin no se giraría más en aquel pasillo. Empieza a andar la cola, Quin despistado, como siempre, una chica muy guapa le dice a mi amigo, como si le conociese de toda la vida, con una amabilidad evidente por desconocida, ¿qué tal está Ud?. Quin piensa itso facto, ¿coqueteo?, e intenta responder. Pero, ¡oh!, qué desilusión, la chica le ignora y le dice iguales palabras con igual amabilidad a la suegra protectora, que venía detrás y había visto la burla al crío. Así entramos en el avión. Agobiante, por estrecho, encajonados. Yo Omar, asustadísimo de viajar en avión, hasta que pensé, menos mal, como soy alma, no me va ocurrir nada. En estos y similares trabajos de sesera, iba Quin, pensando en que aún le quedaban al menos 15 kms para disfrutar. Pero, según llegaba Quin a Tres Cantos el tiempo empeora, el cielo empieza a destellear y rugir. Se me arruina mi fiesta, piensa Quin. Ve de nuevo al Sr. Tiodelmazo y a su colega Jóse, que llegan sellan y se van a guarnecerse de la lluvia. Quin, opta por sellar y quitarse de en medio lo antes posible. El cielo no para de crujir. Aún nos quedan 12 kms, y esto no pinta bonito. Acelera el paso Quin. Salimos de Tres Cantos, y empieza la seriedad de la lluvia. Aceleramos más el paso, sin trotar. Llegamos al arroyo de los infinitos puentes por debajo del agua. Llueve a cántaros. Ruge el cielo. A cada relámpago que deslumbra a Quin. Detrás de cada relámpago un bramido en el cielo que ensordece a Quin. Así vamos, mi amigo con los ojos semicerrados para el deslumbre, y no sé si con las manos tapándose los oídos. El cielo se los viene encima, estamos solos. Llueve a cántaros. Cuando cesa el relámpago la noche está negra. Quin mira al frente, ve un relámpago extraño que tiene la forma del Sr. camuflado, el de la bolsa del Carrefour. Otro relámpago, tiene la forma de diablo con barba de chivo y cuernos, con un inmenso tenedor en la mano. Esas imágenes así en el cielo, tan enormes, impresionan. Quin se ¡hiña!, literalmente encima. ¡Esto es una maldición por mis travesuras de esta mañana!, piensa. Aceleramos el paso, empezamos a correr. Al principio pasábamos los puentes por encima de las piedras. Luego, ya, todos, corriendo, como si no hubiese agua en ellos. Quin, ¡hiñado! de susto. Los tres kms más rápidos de toda la etapa, esos kms del 93 al 96. Aquí Quin no pensaba, aquí, corría, le dolían los glúteos, los talones le golpeaban los glúteos, exprintaba. Por fin, el avituallamiento del km 96. ¡Gracias Dios mío!, grita Quin para sus adentros. Aminoramos el paso, aunque sigue lloviendo, el arroyo ha terminado, el paso de puentes ha terminado. Los relámpagos están a lo lejos, ya sin las forma de diablo o señor camuflado. El miedo ha terminado. Bajo la lluvia, ahora más fina, sigue Quin viajando con su mente. Pronto se acabará la aventura. Colmenar Viejo. Su historia. Una cárcel en la Guerra Civil. Sufrió mucho Colmenar en la guerra. El cansancio y el miedo ya hacen efectos contundentes en la mente de Quin. Quin empieza a ver una imagen. Soldados de la guerra Civil, harapientos, hambrientos, pelados, piojos, en trincheras, tristes, mojados. ¡Qué pena!. Otra imagen, un poco mejor, en la Guerra, de día, soldados, artilleros, al lado de un cañón, no sabemos si ruso o italiano. Los soldados son de origen latinoamericano. ¿Les ha cogido aquí la guerra española, o han venido?. No lo sabemos. Quin ve nítidamente la imagen, estos soldados no tienen hambre. Les han dado algún aguinaldo de comida. Están exhaustos, sucios, pero no tristes. De pronto Quin, ve a un artillero con un trozo de turrón de almendras (algunas amargosas-amargas-), aún en la boca y oye el alma de un artillero que dice: -

-¿Pero, cómo voy a catar (ver) las referencias con semejante anteojo?. A través de este aparato se veía todo prieto (oscuro). Grande era la agonía (fatiga, sin vivir) del artillero, pues no podía verlas. No le quedaba más remedio que despacharse (apresurarse) encontrando una solución. Empezó a recordar todo aquello que tuvo que aprender para recibirse (obtener un título académico). El artillero no cesaba de acordarse del taita (padre) de quién le había ordenado obtener los datos.

-¡Pero muchacho!, ¿este es tu lindo (bonito) bregar (trabajar)?, dijo con ironía su jerárquico superior y añadió: ¡Que has tardado cuatro horas en diferencia una alberca de una ermita!.

-Siguió el jerárquico superior: - Anda, anda, coge tu frazada (manta), y vete a descansar junto a la candela (hoguera)......

Se va la imagen de la mente de Quin. De pronto, se acaba la tierra prensada, a la derecha un tanatorio. Arrecia la lluvia de nuevo. Llegando. Llegamos a las 4.12 del Domingo. Empapado. ¿Chubasquero?, en San Sebastián. Luego supimos que en Tres Cantos daban plásticos. Debajo de las gradas de salida, diploma. Agua a mares, llegada al polideportivo. Quin se para a la entrada, para no inundar el lugar, a que escurra el agua de su ya flamante por limpia camiseta de manga corta, pantalón de running y zapas. La chica de corricolari que le ve, se santigua al menos tres veces. Exclama, ¡pasa que te enfrias!, y ¿el plástico?, ¡madre mía!.......Quin le sonríe con ganas, y le dice qué guapa eres. Hoy se acuerda Quin de que en realidad la chica no era muy guapa.....

14 de Junio de 2.007

Texto agregado el 24-06-2007, y leído por 466 visitantes. (1 voto)


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