No puedes conmigo.
Nada que te aleje de mí.
Finas hebras te atan,
a esta droga tuya, mi alma.

No puedes conmigo.
Porque a tus ojos soy luz,
y tu vida,
ese oscuro pasadizo en el gran laberinto de la eternidad.

No puedes conmigo.
A tu boca sedienta,
soy elixir,
ese que te embriaga, pero te ayuda a vivir.

No puedes conmigo.
Soy verano radiante,
y tu vida,
sólo frío, cruel invierno sin la fuerza de mis manos.

No puedes conmigo.
No te puedes resistir.
Es ésta, mi voz,
la única que pronuncia aquello que quieres oír.

No puedes conmigo.
Yo te llevo, es cierto,
a donde nadie ha llegado.
Me sigues sin límites hasta el borde de cualquier





abismo.


Es que hay algo en mí,
a lo que no puedes negarte.
Fluye por mis venas,
la esencia de esta atracción.

Pero hay algo que no he dicho,
entre todo lo ya escrito.
Encuentran en mí su reflejo,
cada una de tus debilidades, lo admito.

Y es por eso, tan sólo por eso,
que no puedo contigo.

Mi droga es tu alma,
fiel adicto a tu corazón.
El invierno me trae tus manos,
el verano no es más que dolor.
Al borde del abismo te espero,
sólo me salva tu voz.

Es que hay algo que necesito,
y ese algo late en tu interior.
Ese algo que perseguimos,
es la fuente de tanto calor, luminosa sensación.

Porque llega y ya no se marcha,
se instala y te incita a seguir.
Provoca tus sentidos,
altera mis ganas.
Fabrica mil sueños,
que sólo estando juntos podremos construir.

Se queda, no se calma,
te llama y te hace reír…
De tantas cosquillas,
de tantas noches sin dormir.
De las mil y un lágrimas
que ayer te hicieron sufrir.


(Tendremos que resignarnos, che,
y dejar de evitar la atracción.
Ninguno de nosotros puede
desperdiciar siquiera una pizca de amor)