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Su sueño siempre había sido estar al lado de ella, ella tan resplandeciente, tan hermosa, tan increíble, tan perfecta, pero para su mala suerte, tan inalcanzable como el agua que ahora interrumpía la visión tan esperada a través de un televisor en un comercial de este fluido tan insípido como tan indispensable.

Su único amor era ella, vivía para comprar posters, videos, música, lo que sea que tuviera que ver con su figura, con su voz. Su cabellera lo volvía loco, sus caderas eran veneno para su perturbado y afligido corazón, por ese trozo de imposibilidad de estar cerca, aunque sea un poco, de la artista, de su muy personal y nada secreto amor, de su diosa.

Llego el día, había ahorrado por semanas, se había abstenido de comprar un modelo a tamaño natural, había sido uno de sus más grandes retos. Esa quincena llevaba todo su poco dinero en su bolsa, pasó cerca de una de las tiendas de música y la vio… claro, el modelo, pero eso era mas que suficiente, era justo como la había imaginado, media alrededor de 15 centímetros menos que él, su mirada fija le atravesaba el corazón, sus manos parecían tener una suave textura, su cabello mantenía el vivo reflejo de cuando la veía por el televisor. Entro a la tienda nervioso, obviamente sabía que se trataba de un pedazo de cartón, pero eso no importaba, era ella. Se acercó poco a poco, como cuando un enamorado se acerca a su amada después de un largo tiempo de no verse, se quedó parado enfrente de su cara, deslizo la mano por el borde del cartón, desde el hombro hasta los dedos y sintió un hilo que colgaba al final, volteo y vio que este invaluable monumento tenía precio, estaba al alcance de su bolsillo precariamente lleno. Saco el dinero, pero recordó con tristeza y alegría que debía de guardarlo, que iba de comprar algo más valioso, un ticket para verla, aunque sea de lejos, aunque ella no lo viera, aunque el no pudiera hacer lo que acababa de hacer, tocar su hombro acariciar su brazo. Sintió un dolor en el pecho, salió de la tienda y se dirigió al lugar donde compraría el dichoso, casi milagroso ticket.

Había sido un concierto esplendoroso, lleno de espectáculo y creatividad, perfectamente aderezado con la belleza de la cantante. Él había llorado al verla entrar, sintió que su pecho estallaría si seguía así, aun cuando estuviera a mas de 20 metros de oler su delicado perfume, supo que de entre toda esa gente, ella lo había visto, fue mucho mejor que sentir la mirada fija de un pedazo de cartón, fue real. Durante el show, sabía que ella lo miraba y le ofrecía sonrisas picaras e inocentes. Aun era inalcanzable; le apunto varias veces en alguna de sus más románticas canciones y al final del concierto le mando un beso y él le correspondió de la misma manera.

Todo parecía tan irreal y sin sentido, era mas de lo que podía esperar. Al finalizar la escena, el se había quedado sentado en su butaca, con los ojos cerrados, como orando a su diosa cantante. Sintió como se iban apagando las luces y solo quedaban las necesarias para realizar el trabajo de limpieza. Sus ojos permanecían cerrados, los sonidos se fueron alejando y haciéndose nada, silencio. Después unos pasos y la presencia de alguien. Él lo sabia, era ella. Sintió las delicadas manos tocar las suyas, sin abrir los ojos alzo su brazo y poso en el hombro sus dedos, era justo como lo había imaginado, así de suave, así de frágil, deslizo su mano como lo había hecho antes y se detuvo en la tersa palma de su diosa. Abrió los ojos y por fin vio esa mirada que tanto quería, la vio parpadear, era demasiado para él. Ella se acercó con una sonrisa y dejo en los labios del idolatra un dulce beso. Si ella se tornaba mujer, su vida perdería sentido. Desenredó de sus dedos los dedos de ella, se levantó y sin decir una sola palabra fue a la tienda de música a paso firme, rompió la ventana y tomo a su diosa de cartón, la llevo a su casa, entre veladoras e incienso le ofreció el sacrificio de su sangre, era la única manera de que su diosa siguiera siendo diosa y no una simple mujer mas.

Texto agregado el 14-07-2007, y leído por 118 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
18-07-2007 La realidad a veces no basta o no nos sirve, así de simple; refugiarse en la fantasía no nos impide ser felices, pero, el sabor no es tan dulce. Saludos, respetos y 5* Frau_Kruspe
14-07-2007 eS DIFÍCIL PASAR DEL SUEÑO LA REALIDAD ,PERO CUANDO SE CRUZA EL LÍMITE , CRÉEEME QUE LA REALIDAD PUEDE SUPERARLO TODO. naiviv
 
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