TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Raymond / La Computadora de Mi Casa

[C:30192]

La Computadora de Mi Casa

Disfruten la Lectura, y manifiesten su apreciación con un comentario. Las sugerencias las pueden dejar abajo del texto o en el Libro de Visitas. Gracias.

Mi papá compró, finalmente, una computadora nueva la semana pasada. Hacía mucho tiempo que había querido hacerlo, pero como nunca tenía el dinero suficiente, siempre terminaba consiguiendo una computadora vieja y destartalada. Esas nunca nos duraron más de tres meses; luego le regalaban otra igual y siempre terminaban todas en la basura. Pero este verano se decidió a juntar todo el dinero que necesitaba y finalmente se le hizo. La compró nueva y completita, con todos sus accesorios. Desde de que nos la llevaron a la casa, mis hermanos y yo, ya nos estábamos peleando por utilizarla, y eso que todavía ni siquiera estaba conectada. Todos queríamos ser los primeros en estrenar la dichosa computadora, nadie quería ser el último.

Mi mamá se pasó toda esa tarde regañándonos para que no tocáramos nada. Mientras tanto mi papá estaba, según él, tratando de instalarla; pero claro, no pudo. Se volvió loco buscando cómo hacer para conectar todos los aparatos y al final no la hizo funcionar. Está claro que no es un experto en ese tipo de cosas. Le gusta andar metiendo las manos por aquí y por allá, y al final, como no lo sabe hacer, siempre termina descomponiéndolo todo. A mi madre es a quién le toca llamar a los técnicos para que vengan a componer todo lo que él descompone.

Mis compañeras de la escuela ya todas tienen computadora, y siempre me cuentan que se ponen a chatear entre ellas todas las tardes. A mí cada vez me preguntaban que si nosotros todavía no teníamos computadora en mi casa. Yo me sentía morir de vergüenza, pues ya no sabía ni que mentira contarles. Y ahora que finalmente lográbamos tener una nueva, ¡no funcionaba la porquería esa! Figúrate nada más. Por supuesto, yo no podría contarles eso a mis compañeras de la escuela; me comerían viva. ¡Ay, no. Qué horror!
–¡Andrea! ¡Andrea! Ven, ayúdame a lavar los trastes…
–Ya voy, mamá…
–Espérame un momentito, ahorita regreso, no te vayas a ir ¿O.K.?… Click.


– Click… Ya regresé.
No me tardé mucho ¿verdad? Pues resulta que ese día por la tarde, mi papá tuvo que llamar al técnico para que pudiera conectar los cables y todo el perolero que venía dentro de las cajas. Aquello parecía una mudanza: había cartones y aparatos por todos lados. Los cables estaban regados por aquí y unos aparatos por allá. Lo bueno es que el técnico si sabía bien lo que estaba haciendo, y además está bien guapote. Yo nunca lo había visto antes, pero seguramente, si la computadora se vuelve a descomponer, nos va a tener que visitar más seguido.

Bueno, pues decía que éste sí sabía cómo arreglar y conectar esas cosas. No como mi papá que no encontraba ni siquiera por donde meter los cables. El técnico le conectó no sé qué tantos aparatos: que la impresora, que el escaner; que las bocinas, el cederom, etc. Y además de eso, le instaló también no sé cuántos programas: que uno para protegerla contra los piratas, que otro para escuchar música, que otro más para mirar fotos, que otro para hacer cartas, que uno para que no atrapara virus, que los juegos … ¡Uf! Cuánta cosa. Por suerte que lo hizo todo rapidito; bueno, eso fue lo que dijo él. La verdad es que ya era muy noche, y nosotros, como ya nos estaban comiendo las ansias por jugar con ella, ni nos acordábamos que había que irnos a dormir. Pero qué crees, un poco después de que el técnico terminó y se fue… ¡Sorpresa! Al zoquete se le olvidó instalar el chat. ¡Uy, qué rabia! Y eso era lo que a mí más me interesaba.
–¡Andrea! Ven acá… ve a buscar a tu hermanito…
–Ya voy mamá…¡Qué fastidio!
–Me llama mi mamá, espérame, ahoritita regreso, no te vayas a ir… Click.

–Click...Ya estoy aquí de vuelta…
¿En que me quedé? ¡Ah sí! … Que más tarde mi papá tuvo que llamar por teléfono a su amigo Carlos, para que le dijera cómo conectarse al internet y que después le ayudara a instalar el chat… pero eso fue como a las once y media de la noche. Carlos de seguro que se levantó echando chispas, pues a él no le gusta que lo despierten cuando ya está bien dormido; pero lo bueno es que no le dijo nada a mi papá; además logró conectar el chat y estuvo probando que funcionara bien. Ay, Carlitos tan buena gente que es, pero lo bueno es que se pudo utilizar… por fin. Cuando nos dimos cuenta, era tardísimo. Bueno, pues esa noche nadie quería irse a dormir, todo mundo quería estar sentado frente a la computadora; y a la televisión, ni quién le hiciera caso. Pero como no queriendo, tuvimos que apagar todo para irnos a la cama.

Al día siguiente, como era sábado, Todos estábamos esperando nuestro turno desde temprano. Al primero que le tocó, fue a mi hermano mayor: Jorge. Como él era el único que sabía más que todos nosotros, fue el que disfrutó más tiempo jugando con la computadora. Se pasó todo el día sentado según que porque tenía que ver que todo funcionara bien. ¡Pretextos! Si sólo un ratito estuvo buscando información para hacer un trabajo de la escuela, pero después se pasó todo el resto de la tarde mirando mujeres desnudas. Yo lo vi cuando pasé muy cerquita sin hacer ruido y me paré detrás de él, pero no se dio ni por enterado. Así que a mi no me puede andar con cuentos.

Mi madre al principio no se interesaba en dedicarle mucho tiempo en esas cosas, pues decía que tenía mucho que hacer en la casa, pero después… Ahí te cuento. Y nosotros: mi hermano Arturito y yo… bien gracias. Ni siquiera nos dejaron tocarla. ¡Qué malos! Eso no es justo.
Mi papá, en cuánto vio que todos estábamos entretenidos, se salió de la casa muy temprano sin hacer mucho ruido. Y hoy han pasado dos días y es la hora que todavía no regresa a la casa. De seguro se fue a celebrar con sus amigotes. Cuando le da por beber, así se pasa los días enteros. A veces ni se acuerda de llegar, ni tampoco de ir a trabajar. Luego se aparece como un espanto, todo desarrapado y maloliente, y con un genio de los mil demonios. ¡Que horror!
–¡Andrea! Ya se acabó tu tiempo…Ahora me toca a mí…
–Ya va Arturo… espérame tantito… ¡Hay, qué fastidio!
–Disculpa. le toca a mi hermanito su turno en la computadora; mañana seguimos platicando. ¿Está bien? … Chau... Click.



– Click… Hola.
Aquí estoy de nuevo, hacía rato que no nos encontrábamos ¿verdad?
–Pero que bueno que estas aquí.

Te cuento que en este fin semana se supone que nos toca, a mi hermano Arturito y a mí, jugar con la computadora. Ahora si que me voy a dar gusto chateando. A mi hermanito le gustan más los juegos de cartas; todos son una bobería, pero se entretiene bastante. A él sí lo dejan jugar más tiempo que a mí, con eso de que no tiene que ir a la escuela…


Mi madre dice ahora sí le llama la atención jugar con esa cosa, y le gusta tanto que se pone a chatear con gente de todas partes del país. Ahora se pasa las horas pegada a la computadora. Desde que nos vamos a la escuela hasta que regresamos a comer, y como durante el día no tiene con quién platicar y por las noches mi papá no está en la casa para hablar con él, pues dice que eso le sirve bastante para desahogarse. El problema es que ahora, cuando nosotros llegamos de la escuela, primero nos hace que hagamos las tareas, que lavemos todos los trastes sucios y luego nos quiere mandar a jugar al parque. Dice que a esta edad no debemos estar metidos en la casa sin hacer nada. ¡Imagínate!
También dice que necesitamos hacer un deporte o ejercicio al aire libre, así que hasta el día de hoy, no he podido sentarme a chatear toda una tarde como lo hacen mis amigas. Sólo esos ratitos que me conecto a escondidas. Ojalá que no se dé cuenta mi mamá, si no, la que se me va a armar. Ni te imaginas.
–Bueno, me tengo que ir… después me conecto, chau… click.



– Click… Hola. Aquí estoy de nuevo.

Por fin, anoche como a las nueve, se apareció otra vez mi papá… como siempre: todo sucio y desarrapado, con olor a alcohol y cansado. Cuándo entró a la casa, decía que tenía mucha hambre. Pero como a mi mamá, desde que tenemos computadora, se le olvidó que tenía que cocinar, y todo por estar chateando; imagínate la que se armó. Se dieron un buen agarrón. ¡Qué bruto! Cuántas cosas se dijeron… y nosotros como el chinito… ¡Nomás milando!

Mi papá le reclamó a mi mamá diciéndole que es una “fodonga” y que siempre tiene todo sucio y desordenado. Le dijo que mi hermano nomás se la pasa mirando mujeres desnudas en lugar de estudiar, y que ella ni cuenta se ha dado; que además, por estar sentadota chateando todo el día, ni se acuerda de atender la casa, de cuidarnos a nosotros ni de hacer la comida ni mucho menos de atenderlo a él. También que mi hermano Arturito solo se está llenando la cabeza de tonterías y que yo, en lugar de ayudarle a ella, solo me la paso perdiendo el tiempo con mis amigas. ¡Pero eso no es cierto! ¡Ni siquiera amigas tengo! Y a ti apenas te acabo de conocer. ¿Que cómo le hizo para darse cuenta? Pues la verdad, no lo sé, casi nunca está en la casa.

Mi mamá también le dijo sus cuantas cosas a mi papá. Le dijo que él es un desobligado y que desde que compró la computadora sólo se la pasa en la calle con sus amigotes. Además que ya ni siquiera se sientan a platicar juntos, ni tampoco le dice que la quiere.
–¡Andrea! Ven hija, ven a calentarme algo para comer…
–Ya voy papá… ¡Ay, no! ¡Otra vez!
–Creo que me tengo que ir… mañana seguimos… Bye... click.



– Click… Hola.
Hoy si terminé todo lo que tenía que hacer para que nadie nos esté molestando. Aunque… ahora ya no se para qué. ¿Sabes? Tengo algo triste que contarte....

Hoy mi papá nos dijo que mejor va a devolver la computadora. Dice que desde que la compró, solo ha causado problemas en la familia. Que es por eso que se va a deshacer ella, que no vale la pena el gasto que hizo, que por que desde que la compró, ha sido la causante de todos los problemas que tenemos en la casa. Así que… creo que ya no voy a poder sentarme a platicar contigo… ni tampoco voy a poder chatear con mis compañeras de la escuela… ¡Todo por esta maldita computadora!

–Bueno, pues ni modo… Creo que ya no podremos seguir chateando. Tan a gusto que me sentí platicando contigo, pero… bueno, que le vamos a hacer…Adiós entonces… cuídate… click.
–¿Cerrar sesión? … Si. click...
–¿Está seguro que desea desconetarse?
–Sí. Click.
–¿Desea apagar del sistema?
–Que sí. ¡Carambas! Click.
–Ya puede apagar la maldita computadora.
–Click. Click.

Texto agregado el 14-03-2004, y leído por 587 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
20-05-2004 Me gusta mucho. Es lo primero que leo tuyo y no será lo último. El principio algo más de golpe o más explícito le hubiesen dado algo que siempre me agrada. Seguiré aprendiendo tu estilo. poeta313
12-05-2004 jajaja, muy fliudo, no pare un momento de leer, me recordaste los momentos en que mis hijos y yo nos peleamos por la computadora. realmentete cambia la vida tener una jajaja. un beso y mis estrellas. muy buen texto. LaPatineta
16-03-2004 almenos.....conversaron...me dejas intrigada, las historias de l chat merecen mas detalles.....eso siento, pq para mi son una delas cosas mas importantes de mi vida... escribiendolavida
14-03-2004 Muy bueno, me absorvió tanto que no pude parar de leer hasta acabarlo yoria
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]