LA SEÑAL

Mendiga
de su voz desconocida,
se mastica el corazón
tarde tras tarde,
lo escupe al universo
por las noches
y agoniza en un incendio
azul de soledades.
Sospecha
que la cordura llegará,
vaciando tempestades,
que nunca debieron
respirar,
en la penumbra gris
de un inconstante,
sospecha que se van
rompiendo huesos
en su interior,
de tanto desgarrarse
y se clausura,
le cierra las ventanas
y el adiós
engendra inmensos mares,
mares de distancias
que ya no pueden cruzarse.
Sospecha que
en alguno de estos dias,
su corazón se cerrará
a su llave.

Y hoy despertó
sin ganas de escucharle
y la invadio una pena
que no pudo borrarse
y las lágrimas dieron
la señal de condenarle.
Ella dice
que las penas de amor
son sitios innombrable
y que hay veces
que es mejor olvidar,
cuando la herida
se hace
inagotable...