Ejemplo de Tolerancia


En mi país hay un pueblo que está escondido entre montañas verdes. En el centro de este pueblo hay una iglesia blanca, que se distingue desde lejos pues está construida en un cerro. Los españoles la edificaron sobre las ruinas de un templo maya. Dos días a la semana, es día de mercado y las callecitas se llenan con toda clase de mercaderías, principalmente artesanías dirigidas a los turistas, para que algo de sus dólares y de sus euros se queden por acá.
Solamente una vez he entrado a la iglesia, y de esto hace ya algunos años. Al principio uno se queda encandilado por el contraste entre la luz de fuera y la oscuridad del lugar, pero lo que principalmente asalta los sentidos es el olor penetrante del copal y del incienso. Y allí, del otro lado de la imagen del cristo crucificado, los mayas de nuestros días colocan ofrendas en el suelo. Velas color rojo para los asuntos de amores, verde para lo del dinero y un poco de aguardiente regado en el piso, para agradar a los antiguos dioses, que de esta manera conviven tranquilamente con el dios de la cristiandad, sin que nadie tenga nada que objetar.