Me desconsuela saber que existes y que si algo fuí en tu vida, no lo aprecies. He llegado a pensar que mil veces es mejor olvidarte, dejarte ir de mis pensamientos, pero no puedo. Cada noche me cautivan tus sombras crueles e insensibles, en un desvelo.
Pero llegará el día en que borre de mi memoria tus recuerdos, en que mi alma herida halle su consuelo y grite con alegría que por fin ha muerto lo absurdo de las huellas que dejó tu cuerpo.