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.............. En el colegio, mis cuatro años me otorgaron una bata azul, que decía todo de mi rango y conocí a Amelia, la directora, que me miraba atentamente como adivinando mis secretos. Un día me sentó en su regazo, y me decía unas palabras al oído que reconocí
-Gu lagunak gara.
Empecé a llorar, me había descubierto, esa era la lengua secreta. Ella sabía que yo era de esa tierra distante, de allí, del punto en el mapa. Me apretó para sí y lloró también. Le agarre la mano, la lleve al mapa, y juntos acariciamos el punto negro. Entonces aprendí que también llorando se hacen amigos. A partir de ese día estaba menos solo, en el patio teníamos una mirada cómplice, corría hacia ella, y le secreteaba al oído
-Gu lagunak gara- le tocaba su mano. Y volvía corriendo a jugar.
Mi madre la saludaba y hablaban mucho cuando iba a buscarme, hasta que un día nos fue a visitar a casa. Primero me sorprendió verla allí, luego podía ver como era aceptada en mi casa y discutían cosas sencillas y otras no tanto, cosas que no entendía, las decían murmurando no sin antes mirar todas las ventanas y puertas, eran los secretos.
También ellas tenían secretos. Amelia me llevaba libros para leer, y me acariciaba el pelo y en Navidad me sorprendía con regalos.

A los seis años tuve mi primera aventura como viajero solitario. Mi madre estaba enferma, y tenía que volver sólo a casa del colegio; pasaba por un jardín que me asustaba, pero no lloraba ni gritaba. Mi padre me enseñó que cuando tuviera miedo debía cantar, y cuanto mas miedo, mas alto. Así que comencé a cantar porque tenía miedo. Cantaba alto por el miedo que tenía, pero miraba de frente, decidido, y la voz no me temblaba. Además que era casi un hombre, me esperaba ese año el colegio oficial. Una escuela de la cual se hablaba mucho, con profesores que no conocía, solo temía perder a Amelia, mi amiga, aunque ella nos visitaba en nuestra casa, y algunas veces me quedaba en la suya.
Su casa no tenía paredes como la mía, eran estanterías y más estanterías de libros como si se tratara de una alfombra. Me perdía entre sus libros y ella me dejaba tocarlos, abrirlos, y navegar en sus páginas; hasta que un día me mostró uno que tenía escondido, escrito en el lenguaje secreto. Quedé alucinado, y me preguntó si me gustaba. Ese día no dormí, lo leía una y otra vez, hablaba del punto negro en el mapa, y de hombres que vivían allí.
Por la mañana lo guardó y me prometió que me lo dejaría leer, pero que no podíamos andar con él en la calle, por si se estropeaba. Y lo escondimos los dos en un lugar secreto. Amelia y yo teníamos mutuos secretos, éramos amigos.
Amelia andaba siempre retrasada, más ahora que era profesora y trabajaba en un edificio grande, con unas estatuas. Allí me llevaba muchas veces, y me sentaba junto a sus alumnos. Pero éstos eran mayores, y hacían preguntas complicadas; yo algunas cosas entendía, otras solo me dejaban sorprendido por el hecho de no entender. Nuestra relación evolucionaba, ahora ella era mi heroína, la que sabe todo.
Nuestra relación se tornó aún más sólida al no ser aceptado en el colegio oficial por razones que no entendía. Decían que sabía demasiado y que era un mal ejemplo para los otros alumnos; de la misma forma no me aceptaron en el catecismo por ser hijo de ateos. No entendía ninguno de los argumentos.
Me echaron al olvido y aislamiento con la opción de hacer exámenes anuales, pero sin concurrir a las clases.
Así que estudiaba solo, unas veces en mi casa y otras en casa de Amelia; hasta que un día me encontré con otros niños que rehusaban a jugar conmigo; uno me llamó comunista y corrió junto a su madre, que le alejaba de mí, como si yo tuviera una enfermedad peligrosa y contagiosa. Sentí que ser comunista era algo horroroso y me callé aguantando escondidas dos lágrimas; pero luego me acordé de mi padre y empecé a cantar, más y más alto, hasta que Amelia me tomo de la mano y me preguntó que pasaba.
En casa se lo comenté y lloramos los dos, éramos unos sentimentales, luego nos dedicamos a la lectura y a escuchar música, como siempre en el mayor de los secretos..................

Texto agregado el 17-08-2007, y leído por 79 visitantes. (0 votos)


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