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LA MISTERIOSA HISTORIA DEL CULITO TRAVIESO
Hace un frío espeluznante y esto me obliga a estar sentado en mi despacho con el abrigo puesto. Por la ventana entran los acordes del blues Making Friens de Muddy Waters punteado por el portero del prostíbulo que hay debajo de mi ventana. Sujetar el teléfono me congela los dedos y estoy deseando colgar.
- Lo siento, nena. Te lo debo. Solo es un préstamo.- Separé el auricular de mi oído para que la enfurecida voz de Mimí no me reventara el tímpano. Le había dejado sin blanca aprovechando los efectos de dieciocho gintonics de Tankerai. Fue casual ver el talonario en su bolso, es lo que tiene la amistad; te da oportunidades. Me encomiendo a pocos santos y a mi agente de la condicional le gusta tener su vela encendida y para eso hace falta pasta. Colgué el teléfono aburrido y en buena hora lo hice porque inmediatamente volvió a sonar; era Jou, mi corredor de apuestas. Por fin había llegado un soplo decente. Brillantina a colocado en la cuarta carrera de mañana por la tarde.- Cojonudo, Jou.- Dije y colgué. Me levanté de mi vieja butaca giratoria de cuero negro y me acerqué hasta el archivador del rincón. Tranquila y acogedora me esperaba en lo alto y la cogí por el gollete. Eché dos tragos: uno por Jack y otro por Dannields. Necesitaba pasta para darle lustre a Brillantina, tapar algunos socavones y poner mi cuerpo al sol en Florida durante algún tiempo. Oí pasos en el pasillo. No era un acreedor, demasiado ruidoso. No era un matón, demasiado ruidoso. No era mi ex-mujer, demasiado estilo. Unos finos tacones de aguja golpeaban el suelo con la cadencia de un doce cilindros al ralentí. Algunos golpes de pistón mas tarde tras el cristal esmerilado de la puerta de mi despacho se perfiló la silueta de una gatita. Sus nudillos rozaron el cristal y abrí inmediatamente. Porche sobre el pelo, Armani entallándola, Louis Witon al hombro, Loewe en los pies. Vi a Brillantina galopando en sus ojos. Me hice a un lado y pasó junto a mí rozándome con los guantes que llevaba cogidos en la mano. Miré su culito travieso lo justo para que se diera cuenta sin ofender y la observé como se sentaba dándome la espalda sin esperar mi invitación. Me senté frente a ella.
- Necesito un hombre y un detective así es que guardate la polla porque tú eres solo el detective que va a encontrarme a ese hombre.
- Son cinco mil dólares. Si no le he encontrado en una semana le devolveré dos mil.
Me dio la foto de un hombre. Por detrás estaban escritos todos los datos que necesitaba un detective para hacer su trabajo Sacó el talonario. Brillantina se impacientaba en el cajón de salida. Llamé a Jou delante de ella.
- Jou, cinco mil a Brillantina.- Le dije con la mirada fija en su interminable cuello, sus delicadas manos que sujetaban una pluma Waterman de oro, su talle erguido y su maravillosa carita de ángel.
- Cuando le encuentre obliguelé a llamarme a este número
Desapareció como una brisa fresca que deja aroma de jazmines. Todo era felicidad: Moddy Waters aguantaba sin congelarse, mi polla saltaba nerviosa cercana a mi bolsillo y brillantina corría como un rayo hacia mi cuenta corriente. Volví a acercarme al archivador y brindé por la vida.
Arrastré mi culo por las cloacas de la ciudad. Palmeé algunas espaldas, estreché algunas manos, esquivé algunos puños y olí muchas braguetas. Al fin conseguí acceso a las partidas privadas del Gimlet. Algunas podían durar semanas y de allí no se movía ni el gato hasta la unanimidad. En una mesa distinguí a cuatro tipos de aspecto honrado. Me escamé. Una de ellos era mi hombre. Me acerqué sigiloso y cuando estuve detrás de él saqué mi 45 y le encañoné la cabeza. Se hizo un pequeño hueco a mi alrededor aunque el efecto de mi cacharro fue algo decepcionante.
- Que coño quieres tú.- Me dijo el encañonado indiferente pero con mala leche como si fuera un camarero que le mira insistentemente sin un motivo claro.
- Quiero tres cosas: La primera que te calles, gilipollas. La segunda largarme de aquí cuanto antes porque vuestros culos huelen mal y la tercera que llames a este número ahora mismo, - Le dije echando sobre la mesa un posit sucio y manoseado con el número que me dio mi gatita.
- ¡Que broma es esta! – Me dijo volviendo la cabeza y mirándome a la cara con dos ojos que parecían dos erizos muertos.- Este número es el de mi apartamento y yo vivo solo.
- Calla y llama. – Contesté procurando que la sorpresa no se reflejara en mis ojos.
Sacó un teléfono móvil del bolsillo interior de la chaqueta y marcó el número sin leer el papel. Ante su asombro alguien descolgó al otro lado.
- ¿Eres tu?- Preguntó el hombre con voz temblorosa, cabeceando varias veces en silencio asintiendo a lo que le decía su interlocutor. Yo acaricié el talón de cinco de los grandes en mi bolsillo y me vi cabalgando por el aire a lomos de una yegua alada olfateando los palmerales del sur. La comunicación terminó. Separó el teléfono de su oreja y me miró de nuevo.
- Desembucha.- Dijo lacónicamente como si un recuerdo tenebroso invadiera su mente.
- No hay nada.- Contesté diligente.- Su mujer me ha pagado un cheque de cinco mil por encontrarle, y punto
- Eso es imposible. Mi mujer no puede firmar cheques y aunque pudiera no lo soltaría ni aunque le quemaran la mano con un soplete. ¿Sabes porque estoy tan seguro?
- No, contesté un poco mosqueado.
- Porque estrangulé con mis propias manos su cuello de cisne hace dos años.
- No quise contradecirle, en parte por cortesía y en parte porque una mano me quitó mi cacharro a la vez que otras me rompían tres costillas y la nariz en cuestión de ocho segundos.
Han pasado dos semanas y de nuevo en mi despacho sentado en mi sillón giratorio de cuero negro sueño con volver a oír sus pasos cadenciosos y ver la figura de mi gatita de culito travieso. El matón de los ojos de erizo se equivocó y cobré mi cheque aunque Brillantina más que volar se arrastró por la pista y los cinco mil como vinieron se fueron. El neón del puticlub ilumina rítmicamente mi despacho en penumbra, enfundado en mi abrigo veo a mi fiel compañera sobre el archivador mientras el punteo de Muddy Wtaer desgrana el blues When the Eagle Files y pienso que la vida es maravillosa.




Texto agregado el 04-09-2007, y leído por 477 visitantes. (0 votos)


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