La soledad y el estar solo


Está la soledad positiva y la negativa. La positiva es cuando uno busca el estar solo, cuando gusta de la soledad. Y la negativa es cuando, el estar solo uno se deprime, se siente perdido sin alguien al lado, aunque no le hable.
Conocí una vez un hombre a cuya esposa le diagnosticaron cáncer. El dijo abiertamente que si ella se moría, el no iba a quedarse mucho tiempo solo, ya que no lo soportaba. Ese mismo hombre cuando tenía que viajar a Buenos Aires por negocios, invitaba a cenar a personas que no le interesaban, solamente para no estar solo en la mesa. Esa actitud es horrible. Primero tenía que mentir al llamarlos, ya que no les podía decir que los invitaba a cenar solamente para estar él acompañado. Así que tenía que fingir una alegría para que ellos aceptaran a venir. Y todavía tenía que pagarles la comida. Hay una gran diferencia en estar solo y en sentirse solo. Yo por mi parte no puedo entender como el estar con uno mismo no sea suficiente. ¿Si tú no te aceptas a ti mismo, como pretendes que otros te acepten? ¡A mi me encanta la soledad! En realidad nunca estoy sola, no me siento sola. Me gusta estar sola cuando como, porque leo. Cuando mi madre se acercaba a la mesa, quitaba el libro por educación. Me gusta viajar sola, ir hacia donde me place, sin tener que aceptar otras sugerencias que la mayoría de las veces no coinciden con las mías. Yo tenía una niñez en soledad. Hija única cuya madre enviudó joven. Así que íbamos de un lugar a otro como gitanos para ver donde ella podía ganarse la vida. Eso me impidió hacer amigos en mi infancia. Pero nunca me molestó. Yo hablaba con niños imaginarios, les contaba mis peripecias que no eran muchas, ya que tenía prohibido ir a la calle. Tenía una gran imaginación. Mismo ahora “hablo” en mi mente con personas. Lógicamente no hay un diálogo, porque eso implicaría que la otra persona me contestara. Pero eso no me molesta en absoluto. Al contrario, no saben lo hermoso es tener siempre la razón, ya que nadie puede refutar mis palabras. Muchas veces “discuto” con una persona, sabiendo como ella piensa, para tratar de presentarle mi punto de vista. Y cuando realmente la veo en persona, ya me es mucho más fácil hablar con ella, ya que lo ensayé en mi mente. En mi jardín yo hablo con mis plantas, a las flores le digo lo hermosas que son. Saludo todos los días a los peces en el estanque. Claro, no me contestan pero me miran. También saludo a los pájaros y palomas silvestres que todos los días sentados en el alambrado están esperando su ración de granos. De vez en cuando algún pájaro canta y yo lo tomo como agradecimiento a la comida gratuita. Como pueden ver, la imaginación vuela. No tiene límites, ¿por lo tanto como me puedo sentir sola estando tan bien acompañada por mi misma?
Como dijo Elizabeth Barrett Browning una poetisa del siglo 19 “Mientras uno cree en Dios, y alrededor suyo tiene buenos libros, no se puede decir de él que no tenga amigos”. Y me pueden creer, yo tengo muchos amigos.