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SER MAESTRO ... HOY

En el camino de homogeneizar una lengua, una cultura, una educación, como elementos primordiales de la conformación del imaginario social en un estado nación incipiente, mucho se dijo acerca de la maestra como segunda madre, su sacrificio, su entrega. Así quedaba su imagen plasmada en la literatura.

"Es en la escuela otra madre
que orienta con sus consejos;
es experta sembradora
de nobles conocimientos;
es mano suave que guía
y es luz que alumbra senderos.
Es, en suma, la maestra,
manojo cálido y tierno
de bondadosa paciencia
y de maternal afecto."

Publio A. Cordero

En la mayoría de los casos, ese discurso prendía muy fuerte, y era verdad que esa dulce y sacrificada mujer dejaba gran parte de su vida en el aula, intentando transmitir a los niños las primeras nociones que los conectaban con el mundo del conocimiento y la cultura. Cuando quien estaba frente al aula era un maestro, varón, su vida, su profesión fueron entonces un sacerdocio, un apostolado, o como padre del aula, en el caso de Sarmiento, prócer que da razón de ser al 11 de septiembre como fecha conmemorativa en Argentina.

HIMNO A SARMIENTO

Fue la lucha, tu vida y tu elemento;
la fatiga, tu descanso y calma;
la niñez, tu ilusión y tu contento,
la que al darle el saber le diste el alma.

Con la luz de tu ingenio iluminaste
la razón, en la noche de ignorancia.
Por ver grande a la Patria tu luchaste
con la espada, con la pluma y la palabra.

En su pecho, la niñez, de amor un templo
te ha levantado y en él sigues viviendo.
Y al latir, su corazón va repitiendo:
¡Honor y gratitud al gran Sarmiento!
¡Honor y gratitud, y gratitud!

¡Gloria y loor!
¡Honra sin par!
para el grande entre los grandes,
Padre del aula, Sarmiento inmortal!
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par!

Letra y música: Leopoldo Corretjer

Esa condición de madres, padres, apóstoles y sacerdotes, cargaba sobre sus espaldas un enorme peso de responsabilidades pero ningún derecho. Eran personas hechas para el sacrificio, la entrega, el siempre dar, cuya mayor retribución estaría en el aprendizaje y el amor de los niños.

Por eso, era inadmisible pensar en una huelga protagonizada por los maestros. Era como pensar que las madres, los padres, los sacerdotes, dejarían sus privilegiados lugares que la vida y la sociedad les había otorgado tan generosamente para salir a reclamar por algo que no tiene precio que es el amor de los hijos o la devoción de los fieles.

“Tiene más hambre que maestro de escuela” solía ser uno de los proverbios populares que comparaban cualquier situación de indigencia extrema con las posibilidades económicas que daba la profesión de docente. Es que ellos alimentaban el intelecto, el espíritu.

Pero un buen día los maestros descubrieron que además del intelecto había que llenar el estómago propio y el de los hijos, y además de madres, padres y sacerdotes, se convirtieron en trabajadores de la educación, laburantes. Y supieron que la bandera no sólo sirve para izarla diariamente, al inicio de la jornada escolar, mientras se canta una marcha o una canción, según la época, o para los actos patrios cuando orgullosos la llevan los mejores alumnos de la escuela. Esas banderas salieron de los mástiles para llegar a la calle. Y acompañaron los reclamos por la defensa de la escuela pública, por un salario mejor, por condiciones de trabajo dignas.

Hoy y siempre los maestros han tenido que compartir su labor con el hambre y la miseria en un enorme porcentaje de aulas. Ver a sus alumnos con deficiencia de útiles, ropa, calzado y alimentación. Ni qué decir de los maestros rurales, a quienes les toca convivir con realidades que los superan más allá de las maternidades, paternidades y sacerdocios.

Pero siguen. Hoy ya no luchan en la homogenización de la educación en el marco del nuevo estado nación. Hoy se ha extendido la aldea, a tal punto que los límites no se encuentran y el entorno ha quedado desdibujado, bajo un mapa enorme, que de tan grande se torna inalcanzable, las culturas se escapan y las identidades se pierden.

Por eso la lucha es mucho más ardua, si acaso es posible. Y ya no alcanzan los pizarrones ni las tizas ni la condición de madre, padre o sacerdote. Y lo peor de todo, es que nadie sabe a ciencia cierta, de qué se tiene que disfrazar ahora un maestro.



Sara Eliana Riquelme, 11 de septiembre de 2007
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Nota: Hoy en Argentina se celebra el Día del Maestro. Así lo señalan las efemérides nacionales:

“En 1943, a 55 años de su fallecimiento,
la Conferencia Interamericana de Educación
(integrada por educadores de toda América)
se reunió en Panamá y estableció
el 11 de septiembre como Día del Maestro:
Ninguna fecha es más oportuna para celebrar
el día del maestro que el 11 de septiembre,
día en que pasó a la inmortalidad
Domingo Faustino Sarmiento.
Por tanto se declara día del maestro en todo
el continente americano el 11 de septiembre.”

Texto agregado el 11-09-2007, y leído por 3643 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
15-09-2007 Tu texto es importante y sigue estando al orden del día. Conozco, muy personalmente, a dos profesoras y a una maestra. Las profesoras son nada menos que, mi hermana: profesora de alemán; la mujer de un primo hermano: profesora de lengua y literatura; y mi gran amiga del Perú maestra que imparte varias asignaturas a chicos de entre seis y ocho años. Y todas ellas, sin excepción, me comentan lo mal retribuidas que están, las horas extras que realizan y que jamás se les pagan, y a la vez cuentan el cariño que les tienen a sus chicos y cómo los problemas de algunos de ellos son debidos a la irresponsabilid de padres y familiares. Pero esto es otro cantar. Felicidades por ese 11 de septiembre fuera de tiempo, pero siempre enhorabuena a nuestros maestros y educadores. Cabe decir que en general, excepto algunas excepciones, todos se esfuerzan y sacrifican su bienestar para dar lo mejor de su saber a los alumnos. Un saludo.***** josef
13-09-2007 Sin hambre y en libertad, la educación es la pieza fundamental para moldear al ser humano. En un país en crisis todos formamos parte de ella. Hay una profunda falta de ética en los gobernantes, en su demagogia. La falta de trabajo condiciona un círculo vicioso dónde impera el facilismo generando dependencias a planes vergonzosos que sólo busca el voto a la hora de las urnas. Se está perdiendo la cultura del trabajo, su ejemplo. La mediocridad es lo cotidiano. Los niños absorben lo que se les da. Rescato en la función de educadores a los maestros que hacen lo que pueden a destajo, con sistemas inadecuados, con falta de elementos, reconociendo que ellos también forman parte de la crisis, de la falta de incentivos, de la lucha por sobrevivir con sueldos más que insuficientes. En lo personal siento cansancio y eso es peligroso. No bajar los brazos es la lucha, resistir para enseñar con el ejemplo a los que nos están mirando constantemente. Educar en la casa, educar en la escuela, educar en el trabajo, educar con el arte, educar a manos llenas aunque estén rotos los bolsillos. EDUCAR SIEMPRE. Excelente espacio para la reflexión Sara. Un abrazo. Lili lilianazwe
12-09-2007 Ser maestro hoy, en el mundo actual, con la diversidad de factores, riegos, responsabilidades, ilusiones, y más, mucho más… constituye un desafío diario, instante a instante. Claro que nada está exento de cuestiones que desvían la finalidad de enseñar y aprender. Pero el mundo es el mundo. Y buenos y malos parece ser cuestión instalada desde la historia; y no solo de maestros y alumnos, sino de los hombres. Mi sentido homenaje a aquello que enseñan desde el corazón. Y más en especial a los que están en aulas múltiples, los que caminan largos trechos desde su casa al hogar, los que antes de llegar a la escuela recogen a lomo de mula a sus alumnos, y a aquellos que después de enseñar preparan el guiso para sus chicos. A ellos, mi sentida admiración. Grande, Sara.. Un abrazo Shou
12-09-2007 Intrincado e importante tema... dado que se trata de alguna manera de la formación de los niños. La educación en si misma y el que educa, son dos caras de un poliedro de muchísimos planos. La educación, según tiempos, sistemas políticos, creencias religiosas, sitios geográficos, culturas, etc., ha presentado mil formas diferentes (y las que presentará). El que educa, siendo una las caras del poliedro, está unido solidariamente a este cuerpo geométrico que es la humanidad. Su accionar no es más ni menos importante que la de un albañil un chacarero un peón, chofer y mil profesiones más, dentro de los cuales, hay de todo tipo, buenísimos,“normales” y de los otros. Creo simplemente, somos nada más que humanos, no podemos pedirle a la maestra/tro que sean semi dioses, ni ellos creerse que tienen algún “toque especial”. Países de los mas “educados” del mundo, han dado lumbreras y benefactores únicos de la humanidad. También, inventaron/tan, las más terribles armas que se conocen y efectuaron/an, las matanzas mas aberrantes contra sus congéneres... Mis respetos a todas/os las/os maestras/ros, como personas en si mismas, a su tarea y trabajo; en especial a mi madre que es maestra, - claro que de “aquellas” (¡!) - que por allá, años 1942/43 llegaron a estas tierras a “civilizar al salvaje”, (con uno de los cuales terminó cruzándose - de ahí nací yo -). Por suerte, muchos, muchos educadores, miles, no siguieron éstos consejos: 20 de Septiembre de 1861 “…no trate de economizar sangre de gaucho. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes”. El Progreso del 27/9/1844; y en El Nacional del 25/11/1876: "¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado". ........ eidanios
12-09-2007 Genial, amiga. margarita-zamudio
12-09-2007 No siendo maestra por formación me llaman maestra porque trato siempre de ayudar aconocer y sobretodo lo siento como una vocación. En toda mi vida lo que aprendí lo enseñé a otros, no sólo en literatura, es una necesidad de dar lo que adquiero porque es un dar que amedida que se otorga te deja más rica. Gracias por este texto. La canción a Sarmiento me trajo un recuerdo vivísimo del primario y estuve cantando con lágrimas en los ojos. ninive
12-09-2007 Felicidades a todos los maestros en su día. Lamentablemente mañana en la Pcia. de Bs,As. mis nietas no irán a clases otra vez, porque hay Paro. Creo que Ergozsoft tiene mucho de razón. Para ser Maestro hay que tener vocación. Por supuesto que los Gobiernos tienen toda la culpa de los bajos sueldos, pero las consecuencias las pagan los niños. Y después hablan de deserción escolar, si hay maestr@s que no llegan a conocer el nombre de todos sus alumnos. Maestr@s eran los de antes. zumm
12-09-2007 Es una de las profesiones menos pagadas en Latinoamerica, creo que en Honduras es la segunda mejor pagada, creo, no estoy seguro. felicidades a todos aquellos que nos educaron y hoy educan a nuestros hijos. alegreincer
11-09-2007 Ante todo FELIZ DIA a los maestros de este lugarcito de Voces. Vengo de famila de maestras de grado, abuela, tias, madre y hermanas maestras. Buen recordatorio Sara. Es la segunda madre la "MAESTRA", por lo tanto todos los días es su día, en el que salen a repartir sus enseñanzas, y principalmente el amor, la comprensión y su profesionalismo en las aulas. Aún recuerdo a mi primer maestra de mi 1º Inferior A, Maria Luisa Fortini, ja y de esto debe ser hace unos 57 años atrás. MI Homenaje a todas las que posibilitan el progreso y la cultura de un ser humano, un lugar o un país. Las economías van aparte y de acuerdo a cada momento y lugar. No estoy de acuerdo con ergo, ni tampoco soy simpatizante de Sarmiento. "el político". Excelente espacio sara_eliana. Mis ***** chilicote_2
11-09-2007 En primer lugar, agradecer todos los comentarios, tan elaborados y esmerados. La opinión de ergo representa la de mucha gente, y lamentablemente, en muchos casos no les falta razón. Porque el sector docente es como todos los demás, hay de todo. Y lo que más me conmueve de ergo es que él considera que ser maestro es una misión sagrada, lo valora mucho y espera mucho de él. Yo, al igual que magda, no soy maestra de primaria, soy maestra de gente un poco más grande, soy docente. Y le puedo asegurar a ergo, que al menos en nuestra Argentina, y no voy a mencionar otros países porque no los conozco y no quiero faltar el respeto, si aún existe la educación pública, es porque hay maestros como los que él quiere. Porque la política educativa, en nuestro país es la ausencia de una política educativa, en donde reina la atomización y todo se reduce a las voluntades individuales. Como han dicho el resto de los comentaristas, es un problema complejo en el que todos somos responsables. Pero repito, si algo se hace aún en las aulas, y no es poco, es porque hay gente que siente lo que ergo dice que tiene que sentir. Eso no quita que los demás se crean con derechos de pisotear sus derechos como ciudadano y trabajador. Que eso es lo que se hizo durante mucho tiempo, y no fueron precisamente los niños. Muchísimas gracias a todos. sara_eliana
11-09-2007 Soy maestra, de secundaria pero maestra. No me considero mal pagada aunque la mayoría de las personas con mi mismo nivel de estudios trabajando para el mismo jefe (el Estado) gana más. Lo de las vacaciones supermegalargas que a alguno se le puede ocurrir que tenemos pues ni me molesto en discutirlo, ya me gustaría a mí tener la relación trabajo - descanso de la mayoría de los trabajadores. No cambiaría mi profesión por nada del mundo, me apasiona, entre otras cosas porque tenemos que ir adaptándonos (¿disfrazándonos?) a los cambios sociales que se producen y que hacen que cambien el tipo de alumnos que nos llegan, pero es que eso es apasionante. No estoy de acuerdo con ergosoft pero tampoco me voy a molestar en discutir una opinión tan simplista y que deja ver que no conoce el tema del que habla (seguro que yo caigo muchas veces en el mismo error). La educación está llena de problemas de los que somos todos responsables, padres, maestros, alumnos, sociedad ... Ah, y el maestro, por mucho que nos guste no es un sacerdocio ni una misión sagrada, es un trabajo que además necesita realizarse dentro de un gran equipo. Pero claro, tal vez el sacerdocio debería también ser un trabajo, esa sería otra discusión. m_a_g_d_a2000
11-09-2007 La necesidad ha desdibujado, en nuestro país, la vocación. Eso hace que muchos docentes no estén frente al aula por vocación, sino para tener que poner en la mesa cotidianamente. Cuando uno no hace lo que ama, puede terminar odiando lo que hace... o aprender a amarlo. Trabajo en un organismo del Estado que debería proveer a los establecimientos educativos de todo lo necesario para que los docentes, directivos, cooperadores, pudieran dedicarse a lo suyo sin tener que ver si Juancito es golpeado, Martita está enferma y sin atención, o si todos tienen un lápiz para escribir... eso en los sectores humildes. En otros, medios y altos, el problema es la violencia, las drogas, el alcohol, el tabaco, en todos, los embarazos prematuros sin la necesaria responsabilidad. Una madre es, en general, enfermera, maestra, carpintera, pintora, cocinera...cuenta cuentos, también mujer, también tantos etcs... la maestra (o maestro) es todo eso y más... cuando tiene la vocación. O cuando aprende a amar su profesión. Pero ni uno ni otros ni el odio ni la huelga han logrado despertar al EStado del letargo y la corrupción, que los hace sentir que su sitio en la Educación es un mero espacio de poder.... lamentable. Gracias por tu modo de celebrar este día, Sara... como siempre, hacés escuela. Un abrazo..***** cromatica
11-09-2007 Yo creo que una cosa no quita la otra, ser maestro es la más digna función del ser humano porque es preparar a las generaciones que siguen educándolas y tratar de convertirlos en mujeres y hombres de bien. Considero que el que sea una vocación o un sacerdocio no implica que deban pasar necesidades y no pensemos solamente en los maestros de aulas calefaccionadas, sino en tantos maestros de humildes escuelas en nuestra larga tierra argentina. Buen escrito Sarita. Besos para todas las maestras y maestros y miles de estrellas para vos con beso incluído. Magda gmmagdalena
11-09-2007 Olvidé analizar las formas, obviamente (5*) ergozsoft
11-09-2007 Yo diría que los maestros, mas que en laburantes se han convertido en comerciantes. Pruebas al canto: el nivel de conocimiento que alcanzan sus alumnos. ¿Que no ganan lo suficiente? Eso no tiene nada que ver con su desempeño. Ser maestro es un sacerdocio, una misión sagrada. O acaso un cirujano puede operarte a medias porque la obra social no le paga lo suficiente? ergo, con el pulgar hacia abajo. ergozsoft
11-09-2007 Tu texto me cala hondo, mi madre docente de lenguas ya hace más de cuarenta años me decía de sus penurias, sus sacrificios, tu texto es importantísimo para las conciencias, es un escrito que habla de dignidades fundamentales y los diversos apostolados que los educadores ejercen hoy en día, y qué carencias tienen los educando partiendo desde sus hogares. Importante manejo del tema, muy útil y merecedor de más de 5 estrellas, por cierto Die_Dichterin
 
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