Etherhal falleció a las 20:13 de esa tarde nublada. Nada especial si se considera que era sólo un feto de tres meses de existencia. Lo extraordinario de todo esto obedecía a que la criatura nunca había conocido la vida y su mente embrionaria se rebelaba ante ese sino. El etéreo plasma escapó de ese cuerpecito amorfo y ya afuera, la velocidad se multiplicó mil veces para viajar al próximo destino: Japón. –Seré oriental, ellos viven una montonera de años. Ahora estoy con suerte.

A las 8:15 de una soleada mañana de Junio de 1945, esa pequeña almita descendió como una tenue columna de humo sobre un humilde hogar ubicado en el centro de Hiroshima.

-Mi amor, has sido muy considerado.
-Tú te lo mereces.
-Si quedo embarazada ¿Qué nombre le pondremos?
-Esperemos un poco para eso. Nunca se sabe…