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Inicio / Cuenteros Locales / Azumi / Lyle O´conell .-.

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Su nombre era Lyle O´co ell, una adolescente de 14 años, ella tenía el pelo largo y negro, sus ojos eran de un color plomizo, su tez blanca. Sus padres la dejaban sola, a menudo no tenían tiempo para ella ni sus cosas, por lo que ella se los recriminaba cada vez que podía, y comenzaba una nueva discusión. Todo comenzó en una de estas situaciones Lyle no soporto más salio de su casa y fue a la plaza que había allí, se sentó a llorar desconsoladamente hasta que un chico mas o menos de su edad se acerco a ella, Lyle no comprendía porque se acercaba, nadie jamás se le había acercado, todos decías que ella daba miedo, siempre se sintió sola y creía que siempre se sentiría sola
-Hola, mi nombre es Alan, ¿pasa algo?- pregunto él con voz incrédula
Ella levanta la mirada secándose las lágrimas y luego responde:
-No, no me sucede nada, pero ¿Por qué te acercas a mí? ¿No te causo pavor?-pregunta inocentemente
-No, para nada. Soy nuevo aquí vivo afrente de ti y bueno vi que salías corriendo de tu hogar y quise venir a ver que es lo que te sucedía.
- ¡Ah!, perdón no me he presentado mi nombre es Lyle O´conell-ríe
-El mío es Alan como ya dije hace un rato, pero ya es tarde ¿no crees? Esta oscureciendo y hace mucho fío ¿no deberías entrarte?
-Si, tienes razón, fue un agrado estar contigo, me quitaste la penita-dice algo bromista
-No fue nada-dice cortésmente, cosa muy rara para alguien de su edad.
Lo días siguieron pasando, Lyle se sentía muy feliz jamás había conocido a alguien que la quisiera y respetara tal cual era con sus defectos y virtudes, ella jamás se había sentido tan acompañada, la vida le había jugado mal millones de veces pero cuando estaba con Alan todo parecía olvidarse, los momentos de soledad que pasaba en su casa ya no eran más los mismos ahora Alan que, por cierto, también iba en la misma escuela de Lyle la acompañaba de camino y se quedaba un tiempo con ella para hacerle compañía. En unos de esos tantos días ellos tuvieron una conversación que tanto Lyle como Alan jamás olvidaran.
-Alan, supe que te querían mandar suspendido del colegio-dice Lyle mordiéndose los labios, ella sabía que no debía preguntar eso, Alan era una persona muy tierna pero a la vez era muy reservado, jamás le había contado a lyle sobre su pasado o sobre sus problemas.
-¿Quién diablos te dijo eso? –respondió algo incomodo y molesto.
-Eso no importa. Alan sabes perfectamente que puedes confiar en mi, nunca me has contado nada sobre ti ¿no crees que ya es hora? –pregunta acercándose a él
-¿Y que hay de ti? Tu tampoco me has contado nada sobre tu pasado, o quizás soy yo el que no te escuche-dice sarcástico- solo dices las cosas cuando te conviene ¿no? Quieres que todo se te cuente y poder ayudar a todo el mundo ¿o me equivoco? Pero, no eres la mejor entiéndelo, cuando tu empieces a contarme las cosas quizás yo ahí comience a considerar contarte las mías.
Lyle por unos segundos no pudo articular palabra alguna se podía notar una lagrima recorriendo la suave y blanca mejilla de lyle, sus ojos plomizos denotaban una inmensa tristeza, lo que Alan le había dicho le había dolido.
- Alan yo no soy hija de las personas que ves llegar todos los días a esta casa, ellos me adoptaron, y no entiendo para que si siempre me dejan sola, y ahora tú me recriminas, yo no pretendo ayudar a todo el mundo, se nota que tu no me conoces, yo solo pretendía ayudar a la persona que me hizo sentir acompañada, Tu.-dice sin evitar que lagrimas salieran de sus plomizos ojos, nuevamente
-Lo siento, me comporte mal, pero no me arrepiento de lo que dije-dice indiferente.
-Ahora, si quiera me podrás decir porque te querían suspender-dice tristemente y resignada.
-No, quizás algún día pero ahora no-dice enfadado y sale corriendo de la casa de Lyle.
Lyle no comprendía la actitud, del que hasta entonces había sido su amigo y la única persona para la cual Lyle existía, ultimamente el andaba extraño con ella.
Se podría decir que el era una persona aislada de este mundo tanto como Lyle a diferencia de que ella si abría su mundo interior hacia el. Lyle se sentía sola en el colegio siempre andaba aislada y no era ella quien se aislaba sino que sus compañeros, había sufrido muchas veces la traición de aquellos que se decían ser sus amigos pero en verdad solo eran personas disfrazadas de una capa gentil cuando en el corazón se escondía lo mas oscuro de su ser, aún así Lyle pretendía ser siempre lo más amigable posible y nunca podía dar como respuesta un “no”, en cambio, Alan era una persona que no hablaba con nadie, era serio y callado, las únicas veces que se le vio reír fue cuando estaba con Lyle.
Después de este día las cosas con Alan no mejoraron se puede decir que hasta fueron de mal en peor Lyle pasaba a su casa a verlo pero el no le abría la puerta y si es que se la abría le decía que no podía verle ni hablarle, que el estaba sumamente ocupado, que tenía que subir las notas o que tenía que ayudar a su mamá. Cuando pasaba por la calle Lyle lo saluda y el ni siquiera la miraba. En el colegio el se iba a un rincón del patio, estaba allí solo y no permitía que nadie se le acercase.
En un día de estos Lyle no soporto más esta situación, necesitaba hablar con él fue hacia un rincón apartado del patio, cerca del comedor, pero, no lo halló, por lo tanto se devolvió resignada y sin querer paso cerca de la inspectoría donde escuchó una discusión entre el inspector y Alan.
-No cree que usted ya ha causado muchos problemas señor Alan-dice enojado el inspector de la escuela.
-Usted me disculpara señor inspector, pero no se que he hecho-dice sarcástico Alan.
-¿A no? En primer lugar quien le dio derecho a usted a levantarles la voz a los profesores, en segundo lugar hasta el momento lleva promedio rojo y tercero me contaron algo de usted y quiero comprobar si es cierto o no-dice el inspector preocupado y enfadado a la vez-
-Lo siento pero si llevó promedio rojo es mi problema y si le levanto la voz a los profesores es porque ya me tienen harto creen que pueden mandar en la vida de cada uno de sus alumnos ¿y que es lo tan grave que le han dicho de mí? Porque que yo sepa no le he hecho nada a nadie de este colegio, como usted podrá observar yo me mantengo afuera sin conversar con nadie.
-Lo se. Pero lo que me dijeron tiene que ver con la señorita O´conell
-¿Qué fue lo que le dijeron de ella?-dice exaltado y preocupado a la vez
-He notado que ella ha bajado notoriamente sus calificaciones y una amiga suya me ha contado de que todo se debe a su culpa, usted seños Alan esta haciéndole un daño enorme a la señorita O´conell
-No se de que me esta hablando-dice pensado quien habrá dicho tal cosa, si ella dijo que no tenía amigas, ¿o es que acaso ella le había mentido? En medio de toda esta confusión de pensamientos l sale de allí corriendo y tropieza con Lyle- Lo siento Lyle.
-¿Que pasa Alan?, porque no me dijiste nada de tu promedio, yo te hubiera podido ayudar perfectamente y lo sabes-dice Lyle sin comprender mucho lo que pasaba.
-Déjame en paz ¡Aléjate de mi!-grita él y se va de allí.
Lyle no comprendía la actitud que el había tomado ¿porque le hacía esto a ella? Se dijo mil veces en su mente de que el era solo un hombre más como tantos que pasaron en su vida y que terminaron odiándola por su forma de ser, era obvio, Lyle se había enamorado de Alan pero las duras e indiferentes miradas, acciones y palabras de el la habían hecho sufrir mas que cualquier otra cosa que le hubiera pasado, ahora comprendía la razón por la cual ella había bajado sus calificaciones, no se lo podía sacar de la mente y del corazón, lo necesitaba más que a nada.
En clases ella se lo pasaba escribiendo su nombre y poemas dirigidos a el, uno de los más lindo que creó es el siguiente
Necesito tus calidos labios
rozando los fríos labios míos
Tus suaves manos secando
las lagrimas derramadas
pero lo único que tengo
es el fantasma del recuerdo
que me hizo sentir protegida
y ahora me hace sentir
como un producto mas
No...no ere tu el que me mata
si no que soy yo
siento como el filo del amor
tortura mis venas hasta vaciarlas,
vaciar mi sangre en un escrito
siento como mi helada mano
desgarra mi pecho, para....
matar la fuente de la vida y sentimientos
Aquella mano helada
lo apreta tan fuerte hasta que este estalla
Y lo único que pido es que...
al estallas el muera el amor que me queda
y la poca luz que me invade
Ahora, en este momento
solo quedan en mi torturado cuerpo
Lagrimas, pequeñas gotas de dolor
que corren por la cárcel que encierras,
que encerró a mi alma
Solo me queda por decir
que todo ha sido en vano
como la vida misma
que ya nada ha funcionado
mis sentimientos hacia ti siguen
y que esta vez hasta la dulce oscuridad
hasta ella me tortura
¿pero que es lo que tortura?
Si ahora aquella cárcel, el cuerpo,
no existe, si ahora mi alma es libre
¿Es que acaso mi amida oscuridad
se burla de mi amor?
No lo se, ni pretendo saberlo
Ya me basta con saber
que no hay forma posible e imposible
de dejar de amarte
que ni siquiera la muerte
puede con este sentimiento de dolor
Que incluso pareciera que te amo mas
de lo que he podido amar
a la muerte....

Los días siguieron pasando, todo siguió igual, pero cierto día Lyle noto algo extraño en sus vecinos, llegaban camiones, se trasladaban muebles ¿Qué es lo que pasaba? Se preguntó Lyle mientras miraba tristemente desde la ventana de su pieza, que justamente daba a la calle, bajo rápidamente las escaleras, salió de su casa y lo vio, se acerco lentamente y con mucha timidez a el y le dijo:
-¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué los camiones?-pregunta tiernamente e inocentemente.
-Luego te explico-dice indiferente.
-Alan cuando te conocí me pareciste la persona más maravillosa de este mundo, pero poco a poco me fuiste defraudando, no entiendo porque te enojaste conmigo, yo no te hice nada, quizás me preocupe mucho por ti y se que fue un error, lo lamento mucho, fui una tonta
-No digas eso-dice mirándola a los ojos y luego toma sus manos-no fuiste tu quien me hizo enojar ni nada de eso, fui yo el que actué de manera equivocada.
-¿Qué es lo que quieres decir?
-Te explico-dice dulcemente mientras se sienta en una banca-yo conocí a una mujer muy hermosa la cual me comprendía y apoyaba siempre, tu, pero yo soy una persona que vive continuamente cambiándose de hogar, por lo que nunca he tenido amigos y bueno yo no quería hacerte sufrir yo te amaba y sabía que no podía amarte ya que pronto me iba a cambiar de hogar nuevamente y pensé que esa sería la mejor forma de hacer que ninguno de los dos sufriera pero a veo que me equivoque.
-Pero, porque no me dijiste, que ibas a conseguir con no decírmelo.
-No, lo sé, fue lo único que se me ocurrió-dice suavemente mientras a acaricia la mejilla de Lyle.
-Debiste decírmelo pero bueno, lo hecho no se puede cambiar-dice tristemente-eso camiones que están en tu casa son porque te vas a cambiar ¿o no?-pregunta inseguramente
-Si, lo ciento, jamás conoceré a alguien tan gentil como tu y por eso te dejo eso-dice mientras saca un collar de forma de corazón-espero que lo guardes en tu pieza o en cualquier lugar pero mas quiero que lo guardes en tu corazón.
-No te preocupes lo tendré siempre presente-dice dulcemente y gentil hasta que los padres de Alan lo llamaron para que se fueran de allí el se despidió con un calido y dulce beso de ella, Lyle por su parte quedo tranquila, comprendía todo y antes de irse el le hizo prometer que ella subiría sus calificaciones, ella por supuesto le dijo que si y le regalo el poema que había creado…
Se fue a su casa y se puso el collar, se prometió a ella misma no sufrir más y afrontar la vida ya que esta es un regalo que hay que apreciar y mucho, no se vive dos veces.
Ahora ya han pasado tres meses desde aquel acontecimiento y si, aquella adolescente llamada Lyle o´conell era yo, aun guardo el collar que el me regalo siempre lo llevo puesto y tengo su imagen impregnada en mi corazón, acerca de mis calificaciones, las he subido, el me hizo prometérselo y le cumpliré siempre, porque al amor lo vale todo, he conocido a mas gente y tengo amigas: Aurora, Sara, Cristina entre otras. Y te preguntaras que pasó con el, bueno nos mandamos cartas y jamás olvidaremos lo que fue conocernos. A través de esta experiencia he concluido que la adolescencia es una gran etapa de cambios que te marcara de por vida, que jamás olvidaras a quienes conocerás en tu vida y cada uno de ellos te enseñara a dar una nueva visión de este mundo y vida.


Texto agregado el 16-10-2007, y leído por 119 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
28-10-2007 La autobigrafia es una herramienta muy útil, para los que nos gusta escribir, pero recuerda que no es la única y tu tienes muchas. Adelante gcarvajal
16-10-2007 entretenido, bienvenida!!! Icnocuicatl
 
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