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La situación era la misma para el pequeño niño moreno, se estaba despertando todo sudado por el calor acumulado durante las horas de la mañana. Caía una gota de sudor por su frente vertical, tenía lagunas en su cuello, en las cuales se estaba ahogando hirviendo en sus sueños, hasta que en el momento de mayor felicidad del sueño, cuando todo el sueño era calor y la piel la tenía ennegrecida por la muerte en caída, se despertó en su típica carpa de solitarios veraneos. Abrió un ojo seguido inmediatamente por el otro ojo, y miró el sol a través de las telas artificiales, y se dijo estoy hecho sopa, corrió el cierre del saco de dormir y descubrió que ya no era el niño de los sueños y suspiró decepcionado.
Salió apresurado al sol radiante del norte, para sentir como su piel se quemaba un poco, ya que, ya ha pasado unos días con la piel expuesta a la bola irritante. Mientras disfrutaba el estar al aire libre, fuera del espeso calor de la carpa, miró a su alrededor y no vió ninguna otra carpa en el camping, todos se fueron, movió la cabeza, la sacudió para ver si aparecía la normalidad, pero no..., peor, a un kilometro ve un aeropuerto con un único avión tomando pasajeros, no puede ser pensó, ¿qué chucha pasa?, se estira desnudo con un traje de baño, y allá seguían subiendo al avión, bueno se dice: todos se deben estar subiendo al avión, así es que partió hacia allá en una caminata por arenas finas y calientes, caminó descalzo por los alfileres solares que rebotaban en la arena, camino con la vista cegada por el reflejo de los reposados alfileres del suelo, trató de ver que pasaba en ese avión, a ver si conocía a alguien, y paró al llegar a unos cincuenta metros del otro lado de la subida del avión, miraba mientras se quemaba los pies, entonces le satisfizo advertir la sombra del ala del avión, y corrió hacia ésta para descansar, pero en su corrida vió que eran mílicos subiendo cadáveres, subían claveras, huesos, carnes podridas, ojos extraviados, subían gritos de libertad, subían gritos encerrados de libres comunitarios, subían una fila desde la entrada de la caja de zapato gigante que estaba detrás del avión, subían y gemían, mientras los milícos le tiraban bromas, se las tiraban escritas en balas de fusiles y pistolas, felices bromeaban, menos uno que estaba sentado con su uniforme llorando bajo la sombra de una parte del avión, llorando y mirando al que corre a la sombra del ala, y le tiró una broma justo en el momento en que llegaba a la oscura sombra objetivo, entonces el que corría cayó como si hubiese pisado en un orificio portátil, como si hubiese pisado en una sombra que es un hoyo oscuro, cayó en un inmenso lugar negro que parecía no tener suelo, voló gritando mierdas, chuchadas, etc.., siguió cayendo estirando los ojos para atrapar bien el momento del impacto, que parecía que iba a tardar en llegar, continuaba estirando los ojos, se dilataban y alucinaban más oscuridad todavía, hasta que pasó volando a su alrededor una tela preparada, lista para pintarse y se incendiaba en llamas azules, como si la tela fuese fabricada de puro gas.., sacudió su cabeza en un cabeceo trasher, la sacudió como si música de Slayer entrará por tubos directos a sus oídos, y retorciéndose volvió a ver escrito en los oscuros aires, las palabras de los rage: anger is a gift,..... paró todo lo que sucedía, se detuvo en aire firme, y se preguntó: ¿qué mierda pasa aquí?, de qué rabia me hablan..., miedo, sí, esta situación es más bien para sentir desconcierto..., quiero un cigarrillo, sacó uno, un viceroy, y lo encendió con su zippo, y gritó: por lo menos ahora estoy haciendo como que hago algo, se tranquilizó, y se imaginó el cable mostrando sus canales a una velocidad prudente, y decidió ver algún monito animado, no mejor lo apagó, entonces apareció el milíco llorón, se acercó, y llamó su atención con una bala que lanzó con la mano para que cayese silenciosamente frente a sus ojos, y se depositará en el aire firme a la altura de sus ojos, qué mierda se dice el pelao (nota: pelao es el que ha sufrido todo lo que ocurrió y ocurrirá), y miró al milíco desarmado pidiéndole un cigarrillo, claro pensó, pero respondió: no, no tengo, pero se arrepiente y le pasó uno, sacó el zippo, clic, lo enciende, clic lo cierra.
- Oye pelao, soy un milíco, el que tiró esta broma, perdona te la tire sin saber qué cresta había en este hoyo.., sabes lo vi una vez en un dibujo animado, el del hoyo portátil, lo has visto.
- Si, responde mientras agarra una silla que quién sabe de donde salió, sólo estiró la mano en un gesto natural y se sentó, el milíco se sentó en el aire firme en la oscuridad..., sí, si lo he visto, es un clásico, o sea es muy conocido, mientras decía esto se preguntaba, por qué si estaban en la oscuridad, estaban tan bien iluminados, sin ninguna sombra.., oye quieres fumarte un pito mejor, ah...,
- No sé, bueno ya total, ya estoy llorando, sabes yo soy de un barrio penca de Talca.
- Cómo te llamas.
- Milíco, no tengo nombre, si apellido: Llorón.
- ¿Llorón?
- si
- Toma, y le pasa el pito que había hecho mientras había conversado un poco.
- No gracias.
- ¿NO?
- Oye ¿sabes que ocurrió, no?
- No, mientras fumaba tranquilo.
- No quieres saber qué es toda esa mierda de arriba.
- No sé, cuéntame si quieres...
- Chao, le dijo el milíco mientras lo apuntaba con un cuchillo.
- Oye espera, espera un poco, le grita desesperado el pelao, fumate una piteada.
- Ese es tu último deseo.
- Sí, responde el pelao, pensando que no podía ser de otra manera, este milíco culiao tenía que decir algo por el estilo, con ese estúpido tono jerárquico de estar concediendo algo muy importante para la persona que asesinará, es obvio, continuó pensando, así son estos gueones de armas y jerarquías, todos creen que están limpiando su conciencias con estos actos, hechos materiales, gueón, gueón, eso es lo que eres, ahora con la conciencia alterada verás.
- bueno fumaré contigo lo que queda del pito, hippie.
- Qué, este gueón me dijo hippie en 1994, ufff, que imbécil.
- Que me lo voy a fumar contigo.
- Ni cagando, pegate una fumada no más.
- A entonces te mato.
No puede ser pensó el pelao, parece un pendejo, le voy ha seguir el juego.
- Matame po'.
- Te mato po'.
- No creo.
- Sí po', gueón.
- Bueno ya, el pelao sacó el zippo y lo encendió.
- Qué haces gueón.
- Te quemo, mientras se lo acercó al uniforme inflamable que traía el milíco.
- Oye gueón, qué pasa, dijo el milíco gritando, y le tiró el cuchillo sin ninguna dirección, y este se perdió en la oscuridad.
El pelao se paró, le rompió la silla en la espalda, y el milíco quedó tirado quemándose un tiempo, el tiempo que el pelao lo miraba gritar: me quemo ayuda, en realidad no se quemaba, sólo se quemaba el uniforme, y el pelao le tiró un balde de arena que apagó el fuego, pero que dejó al milíco con la desagradable sensación de miles de alfileres que le picaban.
Bueno Pelao, pensó el pelao, ahora que sorpresas traerán las lagunas cristalinas del espeso sudor que se estancaron en el cerebro de cristal, cerró los ojos no sabía para qué si todo ya estaba oscuro, apagó lo que quedaba del pito, pensando en que era verano, y en verano en el norte lo mejor que se podía conseguir eran puntas, y además le quedaban pocos pelos morados de los que consiguió antes de salir. Caminó recto un rato, hasta que recordó el camping, el descanso, las minas, los vinos, los piscos, las probabilidades de pellote, y decidió quedarse un rato más en la oscuridad, entonces escuchó nuevamente el susurro helado del cuchillo militar, volteó rápido, y se encontró con el remolino de colores chillones, alborotando nada de su ambiente, sólo estaba detrás del pelao desde hace infinitas irrealidades, entonces lo reconoció, y le dijo: a tú, qué tal, cómo va.
- Parece que como un colorín, blanco, muerto por anticipación, asesinado desde la niñez por las delgadas sonrisas de voces amables, amigables, que en realidad debiesen ser sensuales, ¿o no?, qué crees tú pelao.
- No sé, la esperanza es lo último que se pierde, si es que no se racionaliza, claro. Se dio vuelta, y comenzó a subir escalones de una escalera de caracol, subió con mucho cuidado por la parte más delgada de los escalones, hasta que llegó a un circulo de puertas....., cresta pensó, cuál abrir, por qué no será una sola puerta circular, o dos , o tres, o infinitas, por qué, entonces recordó: "porque los pacos".
Bueno abramos esta, abrió...., y qué había........, nada, increíble no había nada, no había nada, sólo había nada, no pudo mirar, ver, oler, sentir, pensar, respirar, pensar, no podía poder, no había nada, no podía moverse, no había nada.
- HOLA PELAO, DONDE ESTABAS.

Texto agregado el 25-10-2007, y leído por 81 visitantes. (1 voto)


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