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Tres cañones apuntando en las arenas amarillas, limones estrujándose, y una hermosa musa danzando para otra persona, bailando mientras serpentinas de humos la rodean en colores que ella no percibe. Y el amor tirado en un rincón....., en su casa olvidado........, y los ojos recorridos por caminos rojos, que expectativos desde el altillo distinguen con esfuerzos, pequeños versos delgados de movimientos oscuros y alegres entremedio de las luces falsas.
- Está muy rica la Fabiola.
- ¿Qué?, dándose vuelta al mundo, invirtiéndose las ropas, la piel, el cerebro, y respondiendo automáticamente sí, sí de exquisitez, sí de acuerdo completo, de cuerdas completas, de cuerdas que me amarran al otro lado, al lado mío, en el cual la piel es de mentira, la musa es de verdad, las poesías o los intentos son reales, las ganas descansan tranquilas, los ojos recorren con gestos la imaginación, y la boca se expresa con seguridad en palabras alternadas de humedades como la espuma de la cerveza. Pero el ruido antiguo y reiterativo del arrepentimiento interrumpe la exquisitez, y encaja cajones de fierro liviano y vacíos en mis realidades e irrealidades infinitas, produciendo quiebres en la alucinación cerebrada o celebrada por el musgo húmedo de los sentimientos mentales, e incitando a la acción y a pensar con un constante yeah en la cabeza, me deja disfrutar la sensualidad del movimiento de la musa, sin imaginación.
- Yo debiera ir a bailar (Primus) con la Fabiola.
- ¿No sé?
- Chao.
Descender por escaleras de peldaños de alturas planas, chocar con la gente desilusionada y alegre, llegar tomarle el brazo e instalarse a bailar Primus, fue de mariado fingidor, ver como el baile en realidad no era de mi musa.., bueno.., malo, nada, fue no más, mientras Primus con el gatito Tommy me permite preguntarle si quiere bailar conmigo (say baby do you wanna let dance with me?, say baby), y sus actitudes de musa altiva, infinitamente recta, preocupada en crearse caminos entre medio de visiones dirigidas a ella, otorgan una sonrisa compasiva........., ¿bailemos?.., no peor aún bailo.........., esta pausa fue mejor bailando, que esperando los sentimientos de los dedos,------------------.
Las perturbaciones de encontrarse en una situación indefinida del deseo, por la cobardía de escuchar cómo en el fondo de las heridas circulares de las manos, se escuchan pequeñas risas irónicas sobre mi persona vestida de un leopardo negro elegante y de estilo a la vez, otorgan risas, una...., dos...., tres.., ninguna.., todas exteriorizadas en una rabia indiferente, que las espumas aprovechan para crear colmillos que asesinarían toda felicidad, partiendo por la mía, por la mía que depende de otras cuerdas, no de la mía que depende de mi cuerda, o más bien que depende de mi ahogo en el río calle-calle, donde en realidad, permanecería callado, silencioso, reposado, esperando que alguien le cante a la luna, para que se vaya a bañar desnuda en mis aguas de callado, entonces podría saltar como leopardo negro a toda velocidad encima del patudo que le canta a la luna, enterrarle los colmillos que crearon la espuma, y bañarme el paladar de sangre espesa como oleo, odiada, y carmín. Luego de absorberle toda la sangre, para poder regarla en los jardines de mis odios, voltearía lentamente, y seguro que la luna estaría bañándose, blanca, desnuda y horrorizada con mi hazaña, sin embargo ella, después de cubrirse su blanca desnudez, se acercaría a mi, a mi como leopardo negro, a mi como animal de la tierra espiritual, y me secaría el hocico de mi espuma, con un pañuelo para no sentir, no sentir lo que sea que lleve mi hocico, podría tener un corazón pálido y palpitante, pero no lo sentiría, luego si tengo suerte me acariciaría como a su mascota, o sea mirando distraídamente y con inteligencia a algún lugar propio, fuera de mi propio lugar, para después toparse con mis ojos, y sonreír compasivamente, e irse a reflejar un constante sentimiento en lo alto de la tranquila oscuridad de mi alma.
El animal espiritual quedó, o quedé caminando por el puente de regreso, caminé mientras se invertían mis realidades hacia el lado desilusionado, hacia el lado en que la oscuridad no tiene nada de tranquilo, pero sí en cambio de perturbación, de preocupación, a pesar que no puedo dejar de engañarme y sentir una felicidad por la presencia de las lunas de mi alma, pero ya que estoy nuevamente perdido en este cajón resistente a la velocidad de los sentimientos, seguiré bebiendo para mariar un poco más las percepciones en el cajón, o en el encajonado paso del instante.........................., mejor me voy a bailar ya que la música esta muy buena, uno bailar..., dos darse vuelta, tres sentirme fuertemente conectado al cerebro, e infinito, sentir la imaginación, sentir los cantos, convertirme en vampiro, en un gato peliento, en un par de ojos irritados que conocen todo, en una sonrisa de felicidad, pero de verdadera y duradera felicidad, a pesar de que dure un instante. Así es como de la felicidad estoy tan cerca de la poesía como de la alegría de desilusionarme, y adivinen qué, ¿están pololeando mis amigos?, risas irónicas, y adivinen qué, la poesía no pudo fluir del río denso de mi alma, la poesía se escondió.........., ¿será por la poesía de la Fabiola?, la poesía extraviada, preocupada, tranquila, hermosa de versos lisos que caen en sus hombros, de palabras graciosas, plegadas y danzantes que cubren sus movimientos, poesía aguda de los labios de finas sonrisas amables............., ¿cómo serán sus dientes apretados en otras alegrías desconocidas?, como las de juegos tiernos, como las de risas irónicas y de complicidad........, BUENO, para estúpido, para la trenza de sentimientos que se apaciguarán......, para......, además eres pelado, y no tienes de dónde, de dónde encontrar cabellos que entretener en trenzas, a los pelados les corresponde sacarse brillo, pulirse la pelada con un trapo propio, con mi propio trapo, el cual servirá para sacar los trapos al sol en todo momento......., my face never show what is not real (red hot..), a lo mejor mi cara es de carbón, y sólo ensucia las manos que la tocan, a lo mejor también es dura e inexpresiva, y deja caer hollín de mi boca y no poesía.
De pronto en medio de mis divagaciones mentales y sentimentales, escuché un estruendoso y prolongado silencio de poco rato, me encontré cara a cara conmigo, con el elegante leopardo negro, con el gato peliento, me encontré en la oscuridad intranquila como felino, como vampiro, perro, animal espiritual al fin de cuentas, y mis huellas se repartían delante de mi sigilosamente hacia la Fabiola, el gato enorme paseó erizando sus pelos a su alrededor, deje flotando pelos delgados como pelusas que irritaron el ambiente de la Fabiola, la irritaron provocando un estado aún de más calor en la sofocante oscuridad intranquila de luces de colores artificiales en que nos encontrábamos (¿o nos situábamos?), se podía sentir el calor en aguas, que hacían pensar estar a pleno sol dentro de un pieza de madera, con los rayos del sol entrando como alfileres mágicos a través del vidrio de las ventanas, para convertirse en ondas calurosas y horizontalmente ondulantes, como la visión perturbada que se forma encima del pavimento expuesto al sol de las horas más ardientes, así hicieron flotar la imaginación de la hermosa musa los versos-pelos a su alrededor, sofocantes imágenes del entorno la tenían incomoda, esperando que alguien le cante, para poder abrir la puerta de la pieza de madera, e ir a bañarse desnuda al río, pero nadie cantaba, la hermosa musa abrió las ventanas para que entrará algo de aire, brisa ,viento ojalá, pero el aire estaba moviéndose lentamente, ya que tenía los pies fatigados de soportar el smog de Santiago, entonces aprovechó para ver si encontraba a alguien, pero a pesar de ver un concurrido lugar, nadie la vio, nadie la escuchó, sólo el gato reposando, tirado a la sombra de un agrietado y gris árbol, levantó las orejas rápidamente en un movimiento nervioso, sólo el gato podía ver las musas del lugar, y la musa dándose cuenta de la situación en que nadie la percibía, se desnudó y se tiró en la cama junto a la ventana abierta, se recostó porque la modorra del calor le susurraba una canción de cuna, en la cual le aconsejaba esperar el anochecer, cuando aminorará el calor, para despertarse y ver si alguien la podía ver entonces cuando hay menos claridad, y ella, la mireya, ella la hermosa, ella la musa, ella Fabiola, se recostó a dormitar, sin poder abandonarse al sueño por completo (¿o italiano?, mejor especial palta mayo ¿o no?), por entera, ya que su inconsciente le dejaba los ojos entreabiertos, como tenía el dominio de sus sentidos.
Y yo viéndome tirado bajo el árbol, esperando, enciendo un cigarrillo y me muevo hacia la ventana de Fabiola, tratando de encontrar como entrar, a pesar de que podía llegar y saltar dentro de la pieza de maderas calurosas, pero no, como tan obvio, no es de mi estilo y elegancia a la vez, así es que me doy rodeos frente a la ventana y descanso, sentado sobre el reflejo del sol en la ventana que da hacia afuera de la pieza, justo donde a la vista de la hermosa musa, no me puede ver claramente, si no que me ve nublado e irritante, incomodo de ver (incomodo de ver 2, el regreso), donde me ve como una mancha borrosa. Acalorado como gato peliento y borroso, sentí el agua de mi cuerpo regar mis versos-pelos, y el calor me aturdía aún más los sentimientos que estaba tratando de pensar, pero entonces ella solucionó mi problema, se asomó por la ventana para tratar de fijarse si alguien la veía, a demás que no podía dormir, y sólo estaba acumulando aguas propias en su espalda que mojó la cama donde estaba recostada, miraba y se preguntaba qué pasa, estoy desnuda y no me miran, -y eso que ella no se desnudaba-, miraba apoyando sus pechos en los brazos entrelazados que descansaban en el marco de la ventana abierta, jugueteando con un pie posado en la punta de sus dedos, balanceando casi imperceptiblemente su espalda contorneada, y de repente se sorprendió, vio que el gato peliento la miraba, ella lo saludo, y salté al pedazo de marco al lado de sus brazos, el salto creó una corriente de aire helado que refresco toda la pieza, Fabiola sintió un alivió y se tiró nuevamente en la cama, ya que el calor no había pasado y el anegamiento de este en la cabeza tampoco, se recostó de espaldas, recogió un poco las piernas un tanto entreabiertas, como si estuviese en plena confianza de no ser perturbada, estiró los brazos a los costados de sus caderas, y respiró profundamente un suspiro, que me permitió entrar a su pieza dulce y silenciosamente en un salto al suelo y enseguida a su cabecera, donde repose mi cuerpo, dejándolo caer como hoja otoñal cerca de su oreja. Del salto surgió una brisa helada en forma de pétalos blancos de un rosa, los cuales refrescaron el ambiente de la pieza, y Fabiola sonrió de agrado, y se sonrojó al escucharme saludarla:
Toma Fabiola una rosa blanca,
toma sus pétalos y huélelos,
tiralos al aire,
has que los pétalos refresquen tu lugar,
dejalos actuar, sin fingir,
siente como se depositan en tu cuerpo,
como refrescan tu piel,
ponlos en tu pecho,
para que se hundan en tu corazón,
dejalos endurecer y ablandar....................
Y no pude seguir, ya que su sonrojo, a mi me comenzó a poner bermellón, colorado de verdad, y eso iba a incendiarme y quizás también la pieza de maderas de fácil combustión, así es que salté por la ventana, y corrí hasta el puente, en el cual quise detenerme, pero mi carrera era acostumbrada, así es que no pude detenerla, y caí en la intranquila oscuridad de la realidad, justo afuera de la culebra que se está tragando, y convertido en animal humano...., me paré frente a la culebra, la mire mientras los pájaros cantaban el amanecer, o el fin de otro cuento.

Texto agregado el 25-10-2007, y leído por 118 visitantes. (1 voto)


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