|  ...Suena la música ligera...
 Corren tus piernas como un torbellino por la pista de baile
 La liga tan lúgubre que embriaga mi boca y enciende tus muslos
 Se rasga al contacto de mi pantalón planchado a caricias
 Y remata con el taco alto empinando la cintura hasta el averno de tu silueta
 
 ...Corren los acordes asesinos...
 
 Mi mano ataca tu cintura tan mal intencionadamente como un misterio
 Se escapa, poco a poco hasta tus fecundas nalgas rellenas de cálidos pasajes
 Dedo a dedo, palmo a palmo, hueso a hueso, carne y tela se recuerdan
 Me deleito con la mezcla entre cuerpo y seda...
 
 ...El tempo marca la sangre...
 
 Tu mentón ahora me mira desafiante como un rinoceronte bramante
 Eres tan brava como un toro
 Y violenta...  como estos acalambrados acordes
 Eres tan inmensamente seductora y sediciosa de sexuales prepotencias,
 Que me revuelves los miembros más escondidos de mi fauna ciega
 
 ...La carne gime su pecado...
 
 Los labios delgados de chocolate cruzan por la orilla de mi cuello tan delgado
 Se estremece piel y escamas con tu aliento siempre mordaz
 Ese aliento de niebla matutina; vampiresca señal de tu fugacidad
 De esa fértil evaporación de amante candorosa que es tu nombre al pronunciar
 
 ...Observo tus medias negras...
 
 Rezándote con la lengua sedienta de mareas infernales,
 De tus pechos extraordinarios... regalo divino de gallardía exuberante
 Devorados entre el vestido que rompo con los dientes
 Reafirmo mi devoción, Oh musa mía, por tu mortífero talento
 
 ...¡¡Cuánta perfección siniestra!!...
 
 Y me cuesta dolores imaginarios, imaginarte tras estos vitrales
 Sentado solo como un naufrago borracho y ansioso
 Desde la barra que me afirma en su metálica madera
 Miro a penas tus movimientos y quiero quebrar esta tortura
 
 ...Bulto de enérgicas caderas...
 
 Me levanto de mi estante como perdido entre tus inexistentes besos
 Que son tan imaginarios como este desesperado poema,
 Y sin hablarte ni tocarte
 (ni siquiera te has percatado de este acalorado juego)
 Me desplomo por el suelo y ahogo tu nombre entre mis venas
 
 ...¡¡Dame un trago de tus letras!!...
 
 Oh Tango que eres tan cruel de placeres a los hombres errabundos
 No me dejes casto y peregrino y acógeme en tus románticos salares
 Para poder morir tranquilo entre tus negras piernas sedosas
 Y por una sola vez, a lo lejos, cantarte con orgasmos este baile infartante
 
 ...Aunque siga solo y triste...
 
 ¡Oh ciclón errante!
 Mi bailarina sensual,
 Te prefiero falsa e imaginaria
 A esta cama fría,
 A la noche corta,
 A la sobriedad del abstemio
 
 Entrégame el milonguero sexo de una amante
 Y cesan las bohemias;
 Que me nutren como agua al árbol,
 como niebla a la tumba del muerto
 
 ..Tango mío; dame la palabra...
 
 No obstante mis deseos de codiciosas noches rojas,
 Regálame tu sabor a chocolate, tus nalgas doradas...
 Todo tu cuerpo hasta el infinito detalle de tus piernas andantes
 Los pechos, el vestido, los besos, y el aliento sempiterno de tu almohada
 
 ...Que solo un beso basta...
 
 Y renacerá en mi pueril alma el sentido del hombre que fui
 Y el que la rutina mató por no creer en la sangre
 ¡¡Ámame musa de la calle!!
 Ámame como a un perro, ¡¡pero ámame!!
 ...Que tu perfume extraño y tu cadencioso baile calma mi ser infame...
 
 
 ...Y tu ritmo mata el hambre...
 
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