Historia de los Dos que Viajaban

La primera vez que los vi fue hará tres meses.
Él, alto y muy flaco -aunque en esa primera vez no pude notarlo-. Ella, morocha y de ojos negros.
Tendrían unos veinte años y viajaban juntos, en el colectivo 146. Ella sentada sobre él, subida, pero de frente, se recostaba en su pecho, lo mimaba, lo abrazaba. Cada tanto, le acercaba la boca al oído y le susurraba algo; él sonreía.
Nadie pareció notarlo. Yo sí lo noté. Ellos viajaban así, haciendo el amor.

Luego, volví a verlos otras veces. Siempre juntos. Siempre la misma posición.
Los martes era su día. Vaya a saber de dónde vendrían, vaya a saber a dónde irían. Yo no lo sé.
Hace ya unas tres semanas el encuentro se repitió por última vez.
Pero fue distinto.
Ella viajaba sola, la mirada en el piso. Tenía los ojos colorados, llenos de lágrimas.
Nadie pareció notarlo. Yo sí lo noté. Ella viajaba así, llorando el amor.