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I. De la opresión histórica de la mujer

La filósofa y escritora francesa Simone de Beauvoir, bien escribió en su libro "El segundo sexo", que la mujer, históricamente ha representado y significado la Alteridad, es decir, que el hombre ha sido siempre el Mismo y la mujer la Otra; el hombre crea y se desarrolla, la mujer, vive de modo oblicuo, a la sombra de lo masculino. Esta pensadora del siglo XX, quiso decir asimismo que desde siempre se ha establecido una escisión valorativa a toda escala entre varones y mujeres, levándose éstas la parte peyorativa y aquellos, las apologías. Siempre la mujer ha sido jerárquicamente inferior, en diversos planos: biológico, jurídico, axiológico, intelectual, etcétera.
Mentes preclaras y filosóficas como las de Pitágoras, Santo Tomás o Aristóteles, contrastaban su excelsa creatividad con una considerable estrechez a la hora de calificar y estimar a las mujeres; los griegos en general protagonizaron un papel discriminatorio hacia el sexo femenino, no permiendo a las mujeres sufragar y obligándolas a permanecer en viviendas destinadas para ellas, llamadas gineceos. Otro gran ejemplo de infravaloración femenina lo conformaron los romanos.
Las religiones monoteístas, sobre todo el judaísmo y el islam, subyugan también a la mujer, la reprimen, concediéndole un crédito nulo, o escaso para su emancipación. Luego de la decadencia de la filosofía helénica, durante el apogeo de los Padres de la Iglesia, éstos, capitaneados por San Agustín de Hipona, cristiano converso, no se quedaron atrás para desprestigiar a la mujer; el hombre: luz, actividad y el Bien; la mujer: oscuridad, tinieblas y el Mal. Asimismo, el hombre ha sido emparentado con la vida y la mujer con la muerte. El Bien parabolizaba, en aquellos primitivos y arcaicos espiritualismos, al propio espíritu, a Dios, lo incorpóreo como lo supremo, mientras que el Mal era fruto de la demoníaca materia y estaba asociado, como no, a lo femenino.
Me permito ahora efectuar un sesgo, y vuelvo al siglo XX, a una época más actual para hacer mención de un escritor uruguayo llamado Eduardo Galeano, el cual redactó un texto en el que se plantea la siguiente cuestión: ¿qué hubiera ocurrido si Benjamin Franklin hubiese sido mujer? Probablemente, o mejor dicho, con toda certeza, no habría inventado el pararrayos, sino que se hubiese tenido que quedar ocupando el tiempo en su casa, cocinando, limpiando, zurciendo calcetines, bordando, no pudiendo explotar su talento como inventora. Por otro lado, la escritora británica Virginia Woolf escribió un libro titulado "Una habitación propia", en el que da vida a una hipotética hermana de Shakespeare, que poseyendo tanta destreza artística como su hermano, mientras éste está en la Academia aprendiendo gramática, latín, filosofía y otras disciplinas, ella se ha de quedar en casa por decreto, haciendo lo mismo que el equivalente femenino de Benjamin Franklin.
En fin, que además recuerdo un poema de Mario Benedetti, que se titula: ¿Y si Dios fuera mujer? Una pregunta fulminante, satírica, ingeniosa. Tal vez entraña algo de sorna contra aquellos que se empecinan en enfatizar la figura del Padre Dios, como si Dios fuera un ente sexuado.

II. Evolución del varón. Liberación de la mujer
Hacia el equilibrio o síntesis sexual

A medida que el ser humano trajina en el mundo, aprende que poco a poco el tiempo y el espacio se coordinan y cooperan con sinergia, que el hombre-historia cambia, por inherente exigencia, por naturaleza, por imperativos del devenir, y entre esos cambios se cierne la apertura ideológica, la comprensión en todo orden vital. Y ateniéndome a lo que estoy tratando en este escrito, la mujer ha ido recobrando algo que le había sido arrebatado, la libertad individual y colectiva, el derecho a ser mujer como un hombre a ser hombre y a crecer por sí misma, no por autorización masculina.
Huelga decir que se han proferido numerosos dislates, tales como que la mujer es una subespecie destinada a la reproducción, que no puede votar por ser menos inteligente que el varón, etc., pero han ido quedando soterrados gracias al progreso. En la Ilustración se bregó por la igualdad; algunos pensadores de esa época dijeron que la inferioridad femenina fue creada por la sociedad, una aseveración cuya patencia y validez no hace falta consultarlas en manuales filosóficos.
En la actualidad, en muchas regiones, naciones, sociedades, culturas, el ser humano está siendo espectador y también partícipe de un gran paso hacia la igualdad de toda índole, hacia la transvaloración de lo superior como fuerte y lo inferior como débil. Hoy es más factible dar el giro copernicano, alcanzar la síntesis sexual, con su andamiaje dialéctico implícito.
Estamos aprendiendo a deslindar diferencias biológicas naturales de jerarquías morales y culturales que carecen de validez; una mujer es más débil físicamente en promedio que un varón, una mujer cuando es madre tiene sus urgencias y debe someterse a cuidados especiales, pero no por esos ni por muchos más motivos es inferior al hombre.
Adán no fue el boceto de la gran obra divina, y Eva no fue la pecadora que condenó a los humanos a la imperfección para la posteridad. Dicho esto, creo que algunos mitos contribuyeron al enriquecimiento cultural y otros han de ser neutralizados o tomados como antiejemplos.
En fin, todos somos, vivimos, tenemos nuestros derechos, mujeres y hombres, no han de haber ni tiranos, ni esclavos; ni esclavas ni tiranas.
La síntesis sexual, bajo la cúpula del firmamento de la humanidad, está llegando, como un fenómeno manifestado en un omnímodo equilibrio, la mutilación de cismas valorativos; hombres y mujeres que por natura y cultura, son como son, sin superioridad de ningún tipo de unos respecto a otros. Varón y mujer: todos humanos, libres.

Texto agregado el 06-11-2007, y leído por 236 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
05-08-2008 Aun falta mucho para que la sociedad valore igualmente a hombres y mujeres, tan solo son parches para acallar las conciencias, quizas mi hija que ahora tiene 20 años pueda ver esa igualdad , yo no creo poder verla ya que da pasitos demasiados cortos...besote almaguerrera
12-01-2008 Excelente ensayo, como siempre, escribes no sólo con el corazón, sino con la razón, quizás a eso se deba el exito de tus escritos. Un beso. Sofiama
08-11-2007 Somos semejantes, mas con nuestras diferencias, muy bien runhelrun
 
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