| Amor:Pediste que no te abandone, dijiste necesitarme, y ya ves, no puedo alejarme de vos sino que tenemos una total dependencia el uno del otro.
 El viernes pasado  me fui de tu lado y quedé en tus sueños, como tú en los míos sólo puse freno a un impulso para que no te arrepientas luego.
 Sé de tu lucha interna por el  juramento cumplido y la revolución de los sentidos, pero no seré yo la que te lleve a cometer errores sin estar plenamente convencido.
 Estoy contigo, dentro tuyo como tú estás aferrado a mis viseras,  a mis entrañas, sin haber siquiera rozado mi sexo. Sólo el sentir de las caricias y los besos que nos prodigamos en tardes compartidas, con buena lectura, té de por medio, sonrisas cómplices, miradas indiscretas y nuestra piel agonizando, implorando por sentir el contacto, por exteriorizar esto que nos pasa, esto que surgió como un grito desgarrado y ahora está acallado en silencios lacerantes.
 Anoche sentí cierto alivio, cuando escuché tu voz sin siquiera haber sonado el ring del teléfono (me estabas esperando) a pesar de evitarme. Fue una hermosa conversación, que dejó a mi alma esperanzada.
 Hoy escribo estas líneas que quizás no leas, pero te lo voy a decir personalmente, TE AMO, desde mi centro, desde mi orilla, desde y para siempre.
 
 Siempre tuya yo
 
 P.D.: Si Dios cruzó nuestros caminos, nada impedirá que nuestro sentimiento crezca, se afiance y logre sortear cualquier obstáculo.
 
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