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Inicio / Cuenteros Locales / morgause / La danza casi perfecta

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Me desperté nervioso, mi mano se extendió un poco para buscar tu reparador calor, pero no lo encontré, lo único que pude sentir fue un vacío que llenó toda la habitación, al saber que estaba solo.
Me acurruque junto a tu almohada, la que aun conservaba tu olor, ese exquisito aroma que deja tu cuello sobre todo lo que lo rodea.
Hace pocas horas, mientras besaba tus labios, pensé que jamás te perdería, porque en esta cama somos uno y el resto del mundo queda fuera, lejos, inmaterial… y nosotros, nosotros querida ninfa somos inalcanzables. Recuerdo vagamente que te vi morir en mis brazos, con ese temblor exquisito que da el placer, tus ojos cerrados, tu boca entreabriera, la respiración agitada y el cuerpo aún deseoso de mis caricias. Cada vez que te hice mía fue más hermosa y verdadera… increíblemente única. Hasta que quedaste rendida, exhausta y empapada con mi sudor.
Me he quedado dormido nuevamente, a pesar de no encontrarte, mi cuerpo ha caído en esa abrumadora oscuridad de los sueños; trato de encontrarte en ellos y te veo erguida, desnuda, mirándome con determinación y me pregunto calladamente si tu me estarás buscando en los tuyos.
Mi alma se encuentra vagando donde solo yo gobierno, en los sueños, donde no hay tiempos, donde te puedo ver tal como quiero: sin mascaras, sin papeles que seguir, sin telas que cubran tu rostro ni tu cuerpo y sin mentiras. Quito esas ideas de mi mente, creo que la necesidad de tu cuerpo me está volviendo un poco enfermo. Pero debo reconocer que cada beso tuyo tiene el poder de curar mis pesadillas, por más terribles que estas se presenten, curan mis heridas, mi infeliz pasado y tus caricias… OH dios mío, esas caricias que me vuelven loco, esas que logran que me retuerza buscando tus labios y gritando tú nombre, esas caricias intoxicantes, esas caricias a las que ya me he vuelto adicto.
Cada vez que nuestros cuerpos se encuentran en ese baile mas parecido a la guerra que al amor, generan luz… esa magia que solo tu creas y que solo yo comprendo; ese perfecto baile de manos y labios, de suspiros y alientos apresurados, de acciones plasmadas en el lienzo del deseo y de la pasión… infinita y perfecta pasión.
Nuevamente tu silueta alta y delgada llega a mi mente, con tus pechos perfectos, tus piernas interminables y tu ojos eternos; corro hasta alcanzarte y te encierro entre mis brazos… desapareces con ese aroma a rosas de tu cuello y despierto angustiado.
Miro hacia el balcón, ya es de noche y te veo levantada, tal como en mis sueños… desnuda y perfecta. Me levanto de la cama y miro nuestras ropas en desorden. Me acerco lentamente al calor de tu cuerpo y te abrazo, esta vez no desapareces, te aferras a mí y me besas el cuello. Te guió hasta la cama y dejo que caigas como las hojas de otoño sobre las sabanas de seda negra que se contraponen a tu blanca piel.
Quiero amarte así, con las luces encendidas, sobre o bajo las sábanas, en el suelo o sobre la cama. Mis ojos buscan entre tu cuerpo las marcas que dejé sin querer. Mis manos recorren tus pechos, mi boca toma uno de ellos y te escucho gemir… sonrío al saberte excitada.
Tus labios buscan los míos con más pasión que hace algunas horas, tus manos vagan por mi espalda, delineando cada músculo y hueso. Trato de fundirme a ti, de estar bajo tu piel para que tu olor se pegue a la mía. Rasguñas como una fiera, besas como demente buscando mi lengua.
De la nada te levantas y corres hacia la sala, te veo vagando a tientas por el pasillo y escucho tus suspiros agitados. Te sigo caminando lentamente, castigándote con la espera. Y te encuentro, tendida en el sillón de tres cuerpos; me lanzo hacia tu cuerpo como un cazador sobre su presa, mis manos buscan tu entre pierna deseosas de saberte preparada para mi… las caricias son urgentes, los besos ya son robados y los suspiros se encuentran.
Te penetro sin contemplación y sonrío al saberte húmeda y contraída; sé que no dolió la primera embestida, pero aún así te acaricio un hombro con mis labios. Te mueves deseosa bajo mi cuerpo y comienza la magia… la danza. Tus gemidos llenan la sala y tus uñas rasgan mi piel, sé que aún no estás lista para que termine, sé que debo hacer el último esfuerzo para que quedes satisfecha. Pero algo nos interrumpe… una suave melodía llega hasta nuestros oídos y debemos separarnos, pero tus piernas me aprisionan y tus manos toman mi rostro para que te preste la atención necesaria. Continuamos nuestro encuentro y de pronto el sonido se vuelve silencio y solo escucho tus palabras, el sonido de tus besos sobre mi piel, arqueas la espalda para que entre mas profundo en ti, siento como se contrae tu interior y decido dar por terminada mi actuación. Mi orgasmo el lento, siento como aún te contraes deseosa. Me recuesto sobre tu pecho húmedo de sudor; nuevamente esa melodía nos interrumpe, te levantas enojada y buscas en tu cartera al culpable de la interrupción; sacas tu celular con desagrado y dices controlando tu respiración: “se me hizo tarde en la junta, llego en un rato, acuesta a los niños”. Se ha terminado, la hermosa fantasía a sido finalizada por la llamada que ninguno de los dos quería que llegara, me miras cabizbaja y una lagrima recorre tu mejilla, caminas por el pasillo y comienzas a vestirte, llego a tu lado y me pongo los pantalones del pijama. Entras al baño y te demoras algunos minutos, cuando sales estoy tendido en la cama, me miras sin mirarme, sonríes sin alegría. “comprendo” alcanzo a decir antes que cruces la puerta de la habitación. Volteas apenada y te acercas para besarme diciendo tristemente “algún día despertare a tu lado… sin que ni mi marido ni nadie nos moleste”. Y te marchas, me dejas solo, desapareces sin que mis brazos puedan contenerte, desesperado abrazo tu almohada… huele a rosas, la lanzo contra la pared furioso. Corro desesperado hacia la puerta de entrada de mi departamento, la abro con rabia y te busco, estas esperando el ascensor, las puertas se han abierto, tomo tu brazo con fuerza y aprieto tus labios contra los míos. Me miras sin saber qué hacer; toco tu mejilla húmeda por las lágrimas… sé que cada separación es más dura que la anterior, aún así sonrío y te miro a los ojos. “te amo” susurro con dulzura, tú sonríes feliz y me abrazas apoyando tu mejilla contra mi pecho.
“eres al único hombre al que amare por siempre”, volteas rápidamente y subes al ascensor, las puertas se cierran… es oficial, la fantasía a terminado… al menos por esta noche.

Texto agregado el 27-11-2007, y leído por 156 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-11-2007 ese giro de historia es dificil lograrlo sin dar muchas luces antes bien ah besos Nati_Pj
 
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