Cuando me arranca una làgrima de bronca
Cuando un abrazo es más fuerte que nunca,
Cuando por la pelota pasan los dolores de la vida,
Cuando nos aferramos al fútbol más que nunca,
Aprendemos a ser, aprendemos a perder,
A sufrir, a respetar el triunfo del adversario,
A buscar ilusiones desaparecidas
A dejar todo por un campeonato.
Hace un rato faltaba un pasito
Y entrábamos en el paraíso
Independiente, su fútbol, y nosotros mismos
Nos dejaron/nos dejamos con el alma errante
Un sueño que merecíamos soñar,
Que merecíamos hacer realidad
Se había destruído contra el piso.
Llegamos al clásico de barrio
Con heridas en la tribuna,
En el campo del juego
La otra cara del sol presente en Patricios,
Los pibes salvando las papas,
La derrota digna, la cabeza de todos, erguida
El declive tan pronunciado,
Tan doloroso y tan poco esperado,
Estaba presente más que nunca.
Nos fuimos por Alcorta,
Nos perdimos en la tarde moribunda,
Quedaban los gritos ajenos en nuestra casa
El gol de la gloria se seguía negando,
Se estrellaba en el palo.

E.G.
28/11/94