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Inicio / Cuenteros Locales / Catalina_ortuzar / La Sombra de Alma Marina- Capitulo III

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Alma creyó enloquecer cuando al despertar, vio el temporal que inundaba a la región, el agua bajaba a raudales por el cerro y la lluvia pegaba fuerte contra la ventana. Como podría ir a la biblioteca con semejante aguacero?

-No mi amor... estas loca? como vas a salir con este clima!. Te quedas aquí y de paso me ayudas a meter estas cajas vacías al entretecho.- bramo su madre al contarse sobre sus intenciones de salir.

Estaba desesperada, mirando, con la frente apoyada en el cristal la lluvia caer mientras escuchaba a su vecino Arturo tocar el violín. Paso aquel día casi en coma, ayudando a Jimena y haciendo el intento de bordar junto a su madre en el living. Su mente estaba en otro lugar, revisando diarios y buscando información sobre el fantasma que habitaba la casa. Al zafarse de su madre, Alma subió a su dormitorio, deprimida y cansada a ponerse camisón para acostarse. Se observaba frente al gran espejo mientras se desnudaba, cuando de la nada, una mano se poso en su cintura. Horrorizada miraba como aquella extremidad fantasma le acariciaba el vientre, los pechos y el cuello, sintiéndose aprisionada entre la mano y el cuerpo invisible que se apegaba a su espalda.

Temblaba entera y estaba paralizada, ya no por miedo a aquel ente, sino porque estaba disfrutando de aquellas delicadas caricias. Aunque solo duraron un instante, para Alma quedaron marcadas a fuego en su piel, tanto así que soñó con el dueño de aquella mano, besándola apasionadamente mientras ella se sentaba en su regazo.

La mañana siguiente amaneció radiante, se vistió rápidamente y partió feliz a la escuela. A la salida se encontró con Arturo y juntos se dirigieron hacia la biblioteca.

-He hablado con mi abuela antes de venir al colegio y no ha querido soltar palabra sobre el asesinato de la novia. Me ha mirado con espanto y dijo que no quería hablar al respecto.

Ya en la biblioteca, busco con desesperación la noticia aquella hasta que Arturo dio con lo que buscaba

-Alma!, mira ven! la he encontrado!

La noticia era pequeña, comparada con los titulares sobre la guerra. Hablaba del misterioso y cruento asesinato de la señorita Aurora Millar en vísperas de su sagrada unión con el acaudalado empresario porteño, Armando Backhaus, y al lado del encabezado, una fotografía de el...

-Esa cara...

Arturo con curiosidad preguntó:

-Que? no me digas que lo has visto en la casa? Ya sospechaba aquello…

-Que dices?

-Nada...bueno, no te puedo mentir. Se dice que en aquella casa vive un alma en pena. Lo que no se sabe es quien es, por eso te pregunto, lo has visto a el en casa

-No.- mintió

No quiso decirle la verdad, lo que le ocurría desde que había llegado a esa casa y menos lo que había sucedido la noche anterior. Se mordió la lengua y continuo mirando embobada el rostro aquel que la había besado en sueños...Armando Backhaus...ese era en nombre.

Al llegar a casa subió corriendo las escaleras, saludando fugazmente a su madre y hermano. Se encerró en la pieza y comenzó a invocar al espíritu.

-Así que Armando Backhaus...ese es tu nombre...que quieres de mi? Por que no descansas en paz con tu prometida?

Nadie respondió, solo sentía aquella brisa helada que revoloteaba alrededor de ella. Cansada y triste por no tener respuesta, se excuso con su madre diciéndole que se sentía mal y se acostó dormir. A eso de las 1 de la mañana despertó sobresaltada y al mirar hacia al pie de la cama, lo vio sentado, vestido de impecable negro e iluminado por la luz de la luna. No sintió miedo, pero si escalofríos en todo su cuerpo. El la miraba fijamente con pena y apretaba el cobertor con su mano

-Armando...

Se acerco hacia el, estiro su mano y pudo tocar la fría carne de su cara.

-Eres real...eres real

Se tiro a sus brazos y el la apretó contra si. Se miraron a los ojos y pasaron aquella noche fundidos en abrazos y besos, Alma cayo rendida en sus brazos y al despertar, aun estaba al lado suyo, mirándola y acariciándole los oscuros rizos. Le sonrió y beso en la boca cuando su madre intempestivamente abrió la puerta. Llena de pavor y vergüenza, la joven miro a su madre, mientras esta entraba con autoridad al dormitorio dando ordenes

-Floja que eres niña!, es día de escuela hoy...no recuerdas?. Que me miras con esa cara de horror?, levántese pues! o sino llegaras atrasada. Toma, aquí esta el uniforme, lávate y baja que el desayuno esta listo. Ya pues Alma! despabile!

En ese instante, Alma se dio cuenta que era la única que podía ver y sentir al fantasma triste. Sorprendida se paro de la cama, y le regalo una candida sonrisa

-Nuestro secreto Almita.- le susurro al oído Armando

-Nuestro secreto Armando.- respondió la joven mientras le apretaba la mano y sentía en su espalda como aquel frìo cuerpo iba adquiriendo calor...

Texto agregado el 13-12-2007, y leído por 111 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
17-12-2007 interesante texto.creo que esto borra lo malo que pude ser...redención yakus
 
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