En tiempo de dragones.

Amor, ven, oíd la voz del alba venid.
Amor, ve acércate a mi y comienza de nuevo a contadme lo que has hecho por tenedme.
Quiero volver a escuchad la voz tuya escapar para robadme un beso.
Contadme la hazaña de haberte quedado solo, por tenedme cerca, mientras tu familia se iba lejos, por solo contemplad mi rostro.
Oh! Príncipe mió, ya ha tiempo que miro tu retrato, y lo he de acercad a mi pecho una vez mas.
Pues en tu ojos en visto el fuego y a los dragones que habéis herido tu corazón.
Cariño! Venid y ponedle nombre a esto que por ti siento.
Entonces viene tu tierna mano a recorred suavemente mi espalda y a abrazadme lentamente.
Has susurrado a mi oído: amar; si! Eso decid; así se llama a lo que yo he de sentid por ti.
Tu príncipe y yo princesa del castillo de arena que contempla los atardeceres de tu mirada.
Príncipe no has de soltadme aun; príncipe aun algo mas te voy a decid.
He descubierto que en ti habed un secreto; y es sabéis que a tu lado la felicidad existe Adán.
Que los días en los que has de marcharte, son los días en los que mas extraño.
Que los días que tu mirada enciende, son a los días que mas gozo he de encontrad.
El momento príncipe de sabed que estad a tu vera es lo que ha de hacedme feliz y que agradecida estoy por todo lo que me das; es hoy.
¿Sabéis algo más? Pues sabedlo ya! Te amo.
Atte. La princesita que aun pretende robarte un sueño más.