Sangra, arranca los anhelos de tu pecho
Álzalos y apriétalos con furia
que no duele.
Es extraño bañarte en ellos
Que el fluido suplicante de tu espíritu
se imprima en tu carne como emblema
Grita, sangra y cae como polluelo
Álzate de nuevo
Y arranca los anhelos de tu pecho
Más nunca los sueltes,
apriétalos en tu mano, ¡que se revienten!
Salpica con tu sangre, la sangre de tus anhelos,
a quien compadecido se acerque a ver al hombre
que se arrancó del pecho hasta los sueños.