El calor en el bus se veía, era mas que una sensación, una botella de agua parecía ser suficiente, otros tenían bebidas. Pasaron 2 horas y los frescos líquidos se convirtieron en sopas tibias. El sol en la cara es agradable, se siente como melancolía y apenas se pueden abrir los ojos. Los jeans se sienten apretados, duros y calurosos, que ganas de estar desnudo. Las latas hirvientes del bus logran traspasar la sombra y la quietud del interior, se siente el quemante resplandor y el mango del asiento se pega a mi brazo. A mi lado una joven intenta no perder la compostura, vulnerada y agobiada por el calor intenta de igual manera mostrarse sexy y compuesta, bajo el cuello lleva un escote moreno y brillante. Aun que mi rostro esta rojo y mi nariz y frente sudan yo sigo con el sol en la cara.