| Réquiem, porque te quiero.
 
 Desempolvo cabezas de alfileres
 que se codean con el glamour de tu noche,
 caminando en los andenes de lo inesperado,
 que tantas veces encontré a tu lado.
 
 Ven a ver lo que guarda
 la chistera, del conejo
 que bailando en las aceras
 Insípidas, de rostros ajenos,
 sigue buscando la inspiración en otro lado.
 
 Toma lo que quieras,
 de quien quieras tomar.
 te ofrezco lo que no tengo,
 por quererte algo ofrecer.
 
 Adornada de paja y grano.
 Tus enemigos son enanos
 escondidos en los graneros vacíos,
 que siempre añorarán
 que los tengas en cuenta.
 
 Vierte entre sábanas marchitas
 el polvo de los hombres que nacieron,
 en los brazos de la muerte
 que es la suerte contigo.
 
 Todo tiene un porque para seguir.
 
 Puedo invitarte a un cigarro,
 Que pudra tus pulmones
 con el aire que respiro.
 
 Puedo saberte mía,
 sin hacerte favores,
 sin pedir explicaciones ambiguas,
 sin hacer más que violar tus oídos,
 con canciones rellenas de corcho.
 
 Me despido entre lúgubres sensaciones
 Pálpitos estériles,
 Sacrilegios pasados de moda.
 Espero no volver a encontrarte nunca,
 y que tu final te abrase sin volverme a ver.
 
 Descanse en paz.
 
 
 
 |