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Inicio / Cuenteros Locales / AlohranLeonheart / Espadas de doble filo.

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Luchamos. Día a día luchamos. Por lo que queremos, por quienes queremos, por nosotros mismos; por nuestras metas, sueños, ideales, deseos. Por todo eso y más.

Luchamos, y no luchamos solos. A nuestro lado muchos aliados se suman, muchos compañeros nos acogen y, entre esos, una personita especial aparece y es la que más nos da fuerza para seguir.

Pero... ¿y si esa personita en realidad no tiene en su interior lo mismo que existe en nuestro interior? ¿Si sus motivos para apoyarnos no son los mismos que a nosotros nos hacen sentir fuertes e indestructibles? ¿O si existe entre las sombras, sin atreverse a acercarse a nosotros, por temor a que quizás lo que hay en nosotros no sea lo mismo que hay en ellos?

¿Cuantas veces no hemos dicho una palabra cálida, tratado dulcemente, entregado a una pasión o escrito y trazado muchas líneas de historias y personajes futuros, de los cuales en ninguno de los casos existe en nosotros el ferviente deseo de hacerlos realidad? ¿Cuantos besos dados por compromiso, cuantos "te amo" o "te quiero" dichos porque "el otro lo necesitaba", o cuantos sueños (aparentemente) compartidos que, en realidad, no están en nuestro panorama de pensamiento actual?

Son nuestras espadas, aquellas que usamos para proteger, cuidar, y velar por el bienestar de ese otro especial, pero no "tan" especial como querría serlo. Esas espadas que sacamos para luchar por ese alguien para protegerlo, pero no para cuidarlo. Son esas espadas de doble filo que desenvainamos en su presencia, les enseñamos a usar para protegerse con nuestro "cariño", y con las cuales uno de sus lados detendrá cualquier ataque del dolor, pero la otra indudáblemente, más temprano que tarde, se clavará en el portador de dicha espada al darse cuenta de la triste realidad: no es una espada para cuidarle, sino para protegerle pues no podemos concebir que sufra por nosotros. No le creemos capaz de luchar y sostenerse por si mismo, por lo que le proveemos de esta poderosa, pero cruel, arma para defenderse. Esa arma que también nos fue cedida a nosotros en algún momento y que, a pesar de saber sus resultados, cedemos pues no podemos simplemente creer que otro si pueda resistir el ataque del dolor, sin nuestra protección anticipada.

Es una curación antes de una herida. Es una suplantación de vida. Creer que se sabe a ciencia cierta como son las cosas y quitarle a ese otro el derecho de enterarse o enfrentarla por sus medios, pues si somos nosotros los causantes, nosotros tenemos que solucionarlas.

Y como toda espada de doble filo... el usuario siempre tiene el mayor riesgo de salir dañado.

Texto agregado el 05-02-2008, y leído por 190 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
06-02-2008 Los sensibles sabemos que la otra persona es fuerte y será capaz de soportar la dura realidad; los que somos débiles somos nosotros, los sensibles, que no somos capaces de soltarlos, pues somos débiles, y nos cuesta comprender que el otro es fuerte y sabrá sufrir y levantarse de nuevo. dulceamiga
06-02-2008 Muy buen texto, que creo haberlo entendido a la perfección. Pero en este mundo, hay diferentes clases de personas, que a grandes rasgos, podríamos dividir en dos grupos: prácticas y sensibles. A una persona que es práctica, no le produce mayores preocupaciones el dolor que pueda sufrir otra persona por su causa, pues "qué le va a hacer si así son las cosas". Pero a la persona sensible, sincera, que ha conocido y a aprendido querer con el corazón a la otra persona, el dolor de ver lo que ha generado en esa otra persona, jamás le permitiría ver a ese ser querido mal, y no dar lo que fuera por verlo bien. Y es posible que en su afán de verlo bien, cometa muchos errores en el camino, y tal vez por protegerlo de uno mismo, termine lastimándolo el doble. Pero conozco muy bien a los sensibles pues yo pertenezco a ese grupo; y puedo asegurar que su cariño es sincero, y no es motivado por lástima, ni pena, sino por verdaderos sentimientos que salen directo desde el corazón. Y en nombre de todos los sensibles, prometo que aprenderemos de los errores, para no volver a lastimar, pero sí seguiremos protegiendo a esa persona tan especial, que tanto llegamos a querer, y ojalá alguna vez comprenda que no nos genera pena, sino muchísimo cariño, y que cada error cometido, se debió que los sensibles somos humanos también, y ante tanto amor que se nos brinda en un mal momento, nuestro corazón se confunde.... Excelente reflexión. ***** dulceamiga
05-02-2008 HAY VECES QUE ESAS ESPADAS NO EXISTEN...BESOS AMIGO.MUY REFLEXIVO TU TEXTO.. evagnf
 
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