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2.Necesidad de potenciar el yo.

Careciendo de estudios y experiencia, ya sé que para ganar un sueldo, necesitaré aprender algún oficio que de peón y para ganar un sueldo equivalente al alquiler de un apartamento como el de mi hermano, mejor sigo como estoy. Todo el mundo sabe, que son los obreros quienes soportan la carga de verdad pero, para lo que ganan, si pudieran, no trabajaría ninguno; por tanto, desecharé cualquier oferta de trabajo donde exijan experiencia contrastada o para peón o burro de carga, que mi cuerpo ya no está para eso. Cierto que son necesarios los conocimientos y la experiencia y por eso precisamente, nunca me podré presentar como médico, arquitecto, fontanero, informático, mecánico o controlador aéreo pero, mis conocimientos de la vida podrían servir perfectamente para encargado de almacén, vendedor, animador de festejos, viajante de lencería de señora, portero de noche, conserje, ayudante de cocina y muchísimas cosas más, a pesar de mi falta de experiencia.

De más joven, decían que era un atractivo y apasionado surfista, con cuyo deporte recorrí playas y algunos países en situaciones complicadas de visados, pasaportes y prácticamente sin dinero para estancias y transporte de regreso de las que, siempre conseguí salir airoso y que, difícilmente solventarían muchos de esos yupís-pijos.
No poseo titulaciones, oficio, ni experiencia para un puesto de trabajo, pero soy un tipo mentalmente equilibrado y con suficientes vivencias de la vida, como para sentirme habilidoso, buen comunicador, entretenido, intuitivo y como dice la Yoko, “con mi pelo medio largo y rubio, mi ausencia de grasas y mi bronceado todo el año, bien podría ser contratado para filmar cualquier película de bucanero”.

Mis titulaciones, están en mis habilidades; desde mí mismo sabré moverme y actuar de forma efectiva y positiva y así, cualquier tarea será llevadera por pesada que resulte. Quizá tenía alguna razón aquel pijo maleducado, que me hizo la entrevista: mi perfil, no era el adecuado, que seguro esperaba a un candidato con una carpeta llena de títulos y certificados en un currículo repleto de mentiras y exageraciones y una actitud sumisa y ridículamente educada. Seguro que le molestó que me presentara con pantalón vaquero y en mangas de camisa y al sentarme, cruzara las piernas y me recostara a observar aquel enjambre de focos en el techo y sólo hiciera mención, a la maldita banderita y al despacho de mi padre en el Ministerio. Debí recordar lo maqueados y serios que iban mis amigos a pedir trabajo, siempre acompañados de alguna recomendación y un importante currículum adornado de falsas habilidades y mentiras grandilocuentes. Más de una vez, quedé perplejo ante la osadía de apropiarse de tantos conocimientos y virtudes, cuando fuimos compañeros del mismo colegio y compartimos los mismos suspensos. Pero necesitando el trabajo lo consiguieron y hoy, están todos bien situados.

Hay que adaptarse a la realidad de la vida, que mi familia y yo en cuestiones de trabajo, estamos absolutamente desfasados; en el fondo, hasta puede ser verdad que somos una familia de inútiles y no servimos más que para gastar, aparentar y hablar vulgaridades destripando y envidiando a todos los que se ponen en nuestro punto de mira o tienen un trabajo y cobran cada mes aunque eso, también es un asunto de posición. Los que trabajan forman un grupo, el más importante y los que no tenemos o tuvimos esa necesidad, por la razón que sea, estamos en otro. Los dos grupos son antagonistas y con vivencias e intereses encontrados. Si yo fuera el entrevistador, me parecería perfectamente normal que viniera un tipo como yo y me hablase con calma, relajado y de una forma tan natural; pero yo era el candidato al puesto y mi vestuario, compostura, desparpajo -si es que lo hubo, que ya no recuerdo- eran quizá más propios del entrevistador, que del entrevistado.

En ningún caso debo cambiar mis señas de identidad. Me tengo que ofrecer tal como soy, que parece la fórmula lógica de resultar competente y adaptarme al nuevo trabajo y mientras no lo consiga, mantendré mi habitual forma de vida desde la pose de grandeza familiar, con medios que pretendemos y no tenemos, pero que forman parte inequívoca de nuestra seña de identidad y de los que aunque desgraciadamente carecemos, hay muchos que sí lo creen. Y el desparpajo y conocimiento de “chismes” de los demás, mi libertad de horarios y el hecho de vivir sin hacer otra cosa que alternar por bares y chiringuitos, que es lo que más envidian los demás.

La gente que trabaja está tan ocupada, que no conoce nuestras miserias y son muchos los que envidian nuestra forma de vida. Desconocen los apuros que pasamos para malcomer cada día y las horas y kilómetros que empleamos recorriendo y explorando tiendas donde hay algo de calidad, rebuscando para encontrar algún saldo adecuado a nuestro vestuario. Ni las horas de cuidados y atenciones que dedicamos a nuestros cuerpos y mascotas en entrenamiento, ejercicios, maquillajes, lavados, peinados y cepillados para que, en cada lugar al que acudamos, resultemos divinos y la envidia de todos.

Sin descuidar estar informados: ¡La cultura! Hacen falta muchas horas de lectura para estar al día de lo que pasa. No vale leer sólo un periódico o una revista del corazón, para tomar el pulso a la sociedad. ¡Hay que leer todas las revistas y varios periódicos! No todos dicen lo mismo, ni recogen lo más interesante. Es necesario contrastar y especialmente descubrir la noticia que te permita hablar con voz propia, y esas noticias no son las que aparecen en las portadas. No; ni mucho menos. La noticia interesante es la que casi nadie conoce todavía y que será portada la semana siguiente. Hay que ir por delante y para eso, es necesario leerse todo lo que sale. Y si no sale, tener intuición y apoyándose en los indicios de algunas informaciones anticiparla tú. Es esa la única manera de mantener el interés hacia tí, hacia tu físico, dejando constancia de tus conocimientos, de tu posición.

Hay que ser consciente de que el acceso a toda esa información, cuesta una importante cantidad de dinero cada mes. Cuando vivían mis padres, rodaban por casa todos los periódicos nacionales y la mayoría de las revistas que le apetecían a mi madre y a mis hermanas. Yo también tuve todos los cuentos de T.B.O. Tío Vivo, Pulgarcito, Jabato Extra, Roberto Alcázar y Pedrín, Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón, Rue del 13 Percebe, Asterix, y un largo etcétera que ahora no recuerdo, pero que de haber tenido algo de cabeza, los hubiera guardado y hoy tendría una importante colección. Cuando empezaron las estrecheces y la necesidad de estudiar muy bien las cuentas, también se cambiaron algunas costumbres, entre las que se incluyeron los gastos del quiosco. Aquí participa toda la familia, de forma que la captura de información, la realizamos de forma individual. Yo tengo como abastecedores principales de prensa y revisteo la clínica del perro, la peluquería y el café de la mañana. Únicamente adquiero en el quiosco el diario del domingo, por los suplementos que lo acompañan y que es la base de entretenimiento que tengo en casa para sestear el resto de la semana y que, entre los pasatiempos y reportajes y entrevistas a personajes de relieve, me permite tener la memoria entrenada y también aporta cierto lustre de persona conocedora e inmersa entre la intelectualidad. Además, los fines de semana, no debe uno dejarse ver por los sitios habituales. La gente de bien, va a la sierra o aprovecha para hacer excursiones. Los sábados y domingos, son los días que los trabajadores salen con sus esposas, en sus únicos días libres. Los señores y los pudientes, que no trabajan, los fines de semana conocen nuevos sitios, y/o practican deportes de moda. Yo no soy pudiente, pero tampoco trabajo, por lo que esa costumbre también me afecta. Los domingos, abren los bares, los restaurantes populares y los merenderos, pero no abren ni restaurantes importantes, ni teatros, ni locales de ambiente; eso sitúa a cada cual en el sitio que le corresponde.

Además de dominar el cotilleo gráfico nacional y del territorio donde me muevo, regalo “vivencias y experiencias” con las que mantengo interesada y entretenida la concurrencia, de la que habitualmente me rodeo en las salidas. Quizá el elemento más importante sean los viajes. El conocimiento del mundo. Las estaciones de esquí, en invierno; la navegación, la pesca deportiva y el submarinismo, en verano. La base de mis relatos, aunque no lo digo, la saco de mis tiempos de surfista y lo adorno con lo que leo o veo por la TV. Todo esto que suena tan bien, lo disfruta tan poca gente, que no hace falta demasiado esfuerzo para “experimentarlo desde tu casa”. Con sólo ver la TV. y tener algo de imaginación, ya es suficiente. Es exactamente como sale en TV., aunque nunca, nadie, si conoce el sitio, es capaz de identificarlo con la realidad, salvo la torre de la Iglesia o la fachada de algún edificio insigne. Por tanto, hay tan sólo que tener algo de curiosidad y leer algún folleto de los que regalan en las Agencias de Viajes y en las Ferias y en los Hoteles. Es primordial describir con generalidades, que coinciden con todas partes, y puntualmente soltar algún detalle significativo, pero no el más importante, que eso lo ve todo el mundo. Algo que sin ser importante, te pudo llamar la atención por su originalidad y, especialmente, porque cautivó algún sentimiento personal tuyo (sensibilidad artística, espiritualidad, calidad en el servicio del hotel, donde –teóricamente- te hospedabas, etc.). Si además eres capaz de mencionar ese monumento o evento con el nombre original y en el idioma del lugar de donde estás comentando, aunque inmediatamente también hagas la traducción, tu relato gozará de toda la autenticidad y reconocimiento y despertando, de inmediato, la admiración y envidia de los tertulianos de ese momento, elevando tu status de viajero y persona de mundo, a la máxima categoría.

Texto agregado el 05-02-2008, y leído por 575 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-02-2008 Ay! que supervivencia más documentada,que me encanta.Yo ya lo veo claro el futuro cercano laboral y tiene que ver con las letras y no doy más pistas.Como me gusta ,repito y me siento tan identificada que sonrío.Quiero más,sí.Esta vida ya es parte mía.Interesante. australi-a
 
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