Ya no soy parte de la montaña, ni del rió.
No luche en su momento, por la casa que me crió.
Agachado camino por la cuidad de los mil cruces.
Hoy, el Rojo intenso es mi oportunidad de sobrevivir.
La palma de mi mano oscura y sucia volteando a ver a Huitzilopochtli.
En espera de todas esas riquezas perdidas.
Más solo tlania queda.

Han pasado ya demasiados soles.
Los antiguos nos abandonaron, el libro de mis ancestros no fue escrito en papel sino en roca para que nunca sucumbiera el rastro de la raza de bronce.
Nuestra sangre corre de la zona de los tifones a los Ángeles.
Expandiéndose de este a oeste más yo sigo aquí.
Varado y sentenciado.
A la merced de mi propia sangre.
nuevo padre, Apiádate y mata esta sangre que a todos mis hermanos envenena.
Da muerte a todos los nativos de esta nación.
Para que no mueran con la palma al Sol...