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Era no muy noche y Mariano seguía preguntándose por que era él. Las demás respuestas ya las sabía. Él es él, él es aquí y él es hoy. Laura, quien lo acompañaba, se limitaba a tratar de adivinar que era lo que pensaba Mariano, él nunca decía más de lo necesario. Pasaron horas y horas (o segundos, ya no importa) y nadie dijo nada, continuaban estáticos en sus pensamientos. No fue sino hasta que llegó Esteban y vio a ambos con una felicidad inmensa que él mismo rompió el silencio, "lo he encontrado". Escéptico, Mariano preguntó cual era la respuesta y el otro contestó "yo no sé que lo sé todo". Automáticamente Mariano comenzó a reflexionar lo dicho, después decidió que no era tan importante como la pregunta que arrastraba desde hace tiempo; Esteban comenzó a imaginar el resto de su vida (que ya estaba resulta gracias a la frase); y Laura sacó a Mariano de su cabeza y metió a Esteban al mismo lugar. Más horas o segundos después, Mariano salió del cuarto hacia el mundo en búsqueda de alguien que le dijera la verdad. Esteban y Laura permanecieron ahí sin decir palabra alguna.

Mariano se sentó en la parada de los autobuses que se dirigen al centro de la ciudad y comenzó a cuestionar a los futuros pasajeros. "¿Por qué soy yo... o si no lo sabe.. por qué es usted?". Las personas lo veían como loco: algunas se incomodaban, otras desviaban la mirada, fingían que no lo escuchaban, alejaban a los niños de él. Todo hubiera sido más fácil si Mariano tuviera un rostro más simétrico. Después de varios intentos fallidos, le tocó el turno a un viejo barbón; Mariano preguntó lo mismo sin los mismos ánimos de antes sólo que ésta vez recibió una respuesta no esperada "No conozco lo que me dices, pero si caminas tres cuadras hacia la playa, das vuelta a la izquierda y caminas otras dos, en la esquina conocerás a quien te dirá la respuesta". Mariano quedó sorprendido, pero no quiso hacer más preguntas innecesarias, se puso de pie y comenzó a caminar con emoción hacia el lugar.

Iba tan decidido de llegar al lugar que no se dio cuenta que la respuesta también estaba en el cielo, en el aire y en el semáforo en rojo que le desesperaba (algunas veces las respuestas no están en ti). En el camino, nada lo distrajo. Con cada paso que daba se sentía más lejos del lugar... 1 cuadra, 2 cuadras, 3 cuadras... vuelta a la izquierda... siguió caminando apresurando cada vez más el paso y pensando en que ahora sí, él lo había encontrado no esa estupidez que Esteban se pirateó de algún lado... 1 cuadra, 2 cuadras... Ya. Por fin había llegado a la esquina, pero no había nadie en la calle. Tocó la puerta de la casa más cercana a él, Mariano dice que por la desesperación de conocerlo, pero al ver que estaba abierta la puerta decidió entrar.

La casa no carecía de iluminación a pesar de la ausencia casi total de luz. Mariano preguntó en voz alta - ¿Hola... hay alguien aquí? - pero en seguida notó que sólo bastaba su presencia para constestar afirmativamente. Entonces preguntó - ¿estoy solo en esta casa? - Estás solo en este mundo - dije en un tono violento con toda la intención de asustarlo un poco. Volteó atemorizado y vio a una persona de rostro blanco, cabello verde, pies enormes y una nariz grande y roja. - No creas todo lo que se te dice, pero tampoco lo descartes. - Al escuchar ésto se tranquilizó, sabía que yo le respondería su insistente pregunta. - ¿Por qué soy yo? -

La pregunta, repetida por la voz de cada una de las paredes, quedó en el aire algo de tiempo antes se la contestara: "Eres tú por que quieres ¿qué no es obvio muchacho?" Entonces Mariano bajó la cabeza, dio la media vuelta y salió a la calle, era ya de noche ¿cuánto tiempo había pasado?. Regresó a la parada de los autobuses decidido a seguir preguntando pero notó que ahí seguía el viejo barbón, sólo que parecía estar dormido, al acercarse más notó que estaba muerto y sintió que la única función fue avisarle sobre ese lugar, supo que lo que yo le había dicho era verdad y regresó a preguntarme lo que debió preguntarme entonces.

Mariano caminó de regreso a la casa de la esquina en donde yo ya no estaba pero él me buscó por horas y horas. Resignado, regresó al cuarto donde Esteban y Laura habían sido vencidos por el sueño. Mariano se acostó y su mente estaba llena con la pregunta ¿Por qué quiero ser?

Texto agregado el 07-04-2004, y leído por 296 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-04-2004 muy bueno tu texto. Mis saludos monilili
07-04-2004 Uno como que tiene la idea de adonde va el cuento, pero igual uno acaba leyendolo completo. Muy bacano. pupppet
 
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