| Y los niños en la supernoche se tornan cazadoresEscuche de otra voz -  donde se deja escuchar-
 Se forma un eje, un quiebre, donde uno
 Lento de por si, llega tarde haciendo estruendo,
 Tocando puertas, tirando paredes, estallando vidrios -como
 Caramelos trasparentes, se me viene cayendo todo- entre dientes,
 Llega uno a deshoras, a jugar encantados; pero no todo viene siendo
 Triste, no son malos los ojos que no miran.
 Vienen quedando sitios, cuarzos, comprimidos y emulsiones,
 Al modo de hacer compacta la cara que me quiero, las manos sin
 Temblores, la nariz perfecta y el ojo brilloso, propio del
 Cazador, yendo a no encontrar presa, moviéndose en sus
 Promesas; dando un vuelco, total y oscuro para no levantar su
 Escopeta, ni irrumpir con cuchillo entre carnes.
 De lo tarde me quedo abigarrado entre mis penas, haciendo como si
 En la noche fuera aquel con el ojo oscuro que persigue y se sigue,
 Haciendo de tarde lo propio del día.
 
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