Nunca le gustó la Facultad. Pasaba inadvertido entre las jovencitas de las Carreras de Odontología y de Periodismo. Siempre andaba taciturno, con un aire melancólico que auyentaba a los que alguna intención tenían de acercárcele. Era tímido y callado, sin embargo, era el alumno más brillante que jamás cursó en la Politécnica de Ciencias de Buenos Aires.
Ingresó a la Carrera de Matemáticas Aplicadas a los dieciséis años, terminándola con promedio 9.3 a los veinte. Continúó sus estudios en Estadísticas y Algebra de Bull. Terminó un Master de tres años en Logaritmos y Algoritmos. Siempre obteniendo notas sobresalientes.
En un giro diametral a sus anteriores estudios, ingresó a la Academia de París, al cumplir los teinta años, a estudiar Epistemología. Allí elaboró premisas y desarrolló creencias y verdades, a partir del estudio de ranas de laboratorio. LLegó a conclusiones tan extrañas que muchos de sus profesores lo acusaron de padecer una patología mental y de sufrir alucinaciones. Tales fueron sus estudios, que terminó elaborando una Teoría General del Comportamiento Humano en situaciones de falta de control de efínteres, tésis que fue considerada "escandalosa" por los eruditos parisinos y le costó la expulsión definitiva de la Academia y de los círculos intelectuales europeos.
De regreso en su país natal, luego de cerca de diez años de anonimato, apareció una breve publicación en una revista seudocientífica de una provincia. El artículo se titulaba "Estudio convinado de Ahorro energético en calles y carreteras de la Nación". El estudio consistía en un experimento desarrollado por el autor, en que los vehículos podrían economizar el 50% del combustible en sus desplazamientos por las carreteras y calles del país. El país ahorraría 100.000 millones de dólares en cinco años, y la inflación disminuiría en un 10%, luego del primer año de aplicación de las medidas propuestas. El dinero podía ser utilizado en programas sociales de empleo, aducación y salud, simultáneamente, lo que acarrearía el término de la extrema pobreza en menos de doce meses.
El experimento era sencillo: Si se elevaban en 5 metros las principales calles y carretearas del país y éstas iban descendiendo su altura en un centímetro por cada veinticinco metros, un conductor que necesitara desplazarse, en automóvil, desde su hogar hasta su lugar de trabajo, necesitaría un impulso inicial de 5 jules, y luego el vehículo podría desplazarse a una velocidad continua de 20 km.x hrs., si utilizar, durante 20 km. sólo medio litro de nafta. Ahora, el problema era el regreso de los automóviles, pues era de subida. El científico pensó: De regreso habrá que pensar un poco, tal vez, se podría construir una calle de regreso, que sirva de alternativa a los que no quieran tomar el tren. Aunque sus ideas fueron consideradas absurdas y su familia pensó internarlo por esquizofrenia, parte de su trabajo fue retomado en la Universidad de Ciencias Lion, y se le solicitó por parte del Ayuntamiento de la ciudad de París su colaboración para solucionar el problema del tráfico en el centro a las horas peak. Actualmente se desempeña como catedrático en dicha facultad, y en sus ratos libres asiste a un curso de bailes latinoamericanos y se dedica a la lectura de cuentos sufis.