Cuando mis oídos dejen de escuchar tus palabras resonar,
cuando mis ojos dejen tu rostro de contemplar,
cuando mis manos dejen tu cuerpo de acariciar,
¿qué hará mi pobre corazón? ¿cómo hacer para que deje de sangrar?

Cuando tu rostro ya de mi cabeza se borre,
cuando en mi mente ya no retumbe el sonido de tu voz,
cuando el recuerdo de tu sonrisa ya no me ilumine,
¿qué hacer con la oscuridad en este corazón? ¿cómo alumbrar cada rincón?

Eres tú el que me hizo creer que todo era posible;
eres tú el que me dio la ilusión mas grande de mi vida;
eres tú el único que me arrancaba sonrisas;
irónicamente, ahora me dejas hecha trizas,
mendigando que te compadezcas de esta alma hecha ceniza,
y esperando que me arranques algo más que una lágrima escurridiza.