Cuando sus llamadas recibía
ella con su voz me hipnotizaba
cuando meditaba en las palabras
su aroma de nacer me distraía

Cuando la miraba con dulzura
de improviso, de repente me abrazaba
y cuando yo la imaginaba
ella me miraba con ternura

Cuando la vuelta le sacaba
ella me imitaba y lo olvidaba
cuando mil perdones le pedía
ella mil y un disculpas me entregaba

Cuando todos sus defectos se ausentaban
mis virtudes enfermizas la seguían
y si versos de caricias le escribía
la sintaxis de su piel me descuadraba

Cuando con lujuria condenable la besaba
con su lengua pudorosa me encendía
y si por ello al infierno descendía
era poco el castigo que pagaba