No lo acepté y corrí a tu encuentro, pero no me animé a decirte nada, (esos miedos que hacen que uno se pierda en un pasaje), solo te dibuje una sonrisa y fue suficiente, que te podía pedir sino tenia nada.
Puede que todo haya sido una exageración, de las que no acostumbro, pero es tan difícil encontrarte, que no pude perdonarme esa inexistencia de palabras.
Lograste aclarar las sombras que me ahogaban, subirme a mi tren, y necesitarte sin conocerte, cuanto peso para tan pequeño morral.
Ahora estamos más lejos de cuando empezamos a marcar el tablero, pero seguís apareciendo en mis noches, de esas que nunca me quiero despertar, y sonrío, viendo la luz reflejada en mis mejillas húmedas, pero siempre vuelvo a dormirme, (no puedo darme esos lujos en este momento.)
Te espero, a vos, a tu esencia, a la distancia que no existe. Seguimos sin poder predecir, pero eligiendo ese camino, el de la coherencia, el de hacerse cargo, desconfiemos de las matemáticas que nos dicen que los paralelos nunca se juntan.
El placer es mío. (Odio los colectivos).
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