| Por un extraño designio he sobrevivido hasta ahora.
 Este mundo para el cual no soy apto,
 no me deja partir y pese a mis
 continuos intentos por emprender
 la retirada, irremediablemente
 me devuelve a mis quehaceres
 como el mar devuelve con obstinación
 lo que le arrojamos a su vientre esmeralda.
 
 He probado de todo, veneno, somníferos,
 hojillas de afeitar, asfixia, pero en
 cada ocasión, cuando ya estaba seguro
 de escapar triunfante, algo ha fallado
 y he debido regresar a esta existencia
 malquerida.
 
 No soporto esta vida, nada
 me incentiva, se que estoy aquí por
 cumplir con una dogmática obligación
 pero se me hace realmente insufrible
 el tener que reiniciar cotidianamente
 los ritos vulgares, la risa y la
 absurda felicidad que transmiten
 algunas almas livianas que no
 perciben la crueldad de una existencia que
 hágase lo que se haga, siempre nos
 someterá a sus dictados y a las aleatorias
 consecuencias.
 
 No, esto se acaba hoy. Me he conseguido
 una nueva hojilla de afeitar, he pedido
 permiso en mi trabajo y en estos momentos
 me dirijo a mi casa.
 
 Ingreso y contemplo todos mis objetos
 iluminados por el tímido sol de otoño
 y evito tratar de sensibilizarme
 en este sentido. Esta será la última
 vez que los mire, ya no me importan
 los rayones de la mesa ni el
 descalabro de la mesa de centro.
 Obviamente no me preocupé de
 comprar nada para comer,
 eso sería un chiste. Trato de no pensar
 en nadie. No deseo arrepentirme
 a última hora. Sin embargo, noto
 que las lágrimas pugnan por salir.
 No, no habrá arrepentimiento. No.
 
 Me tiendo en mi cama. Recuerdo
 mi último intento y a mi pesar
 siento un escalofrío que no se a que
 atribuirlo. No he dejado cartas,
 eso es bastante cursi. Quienes
 me conocieron, sabrán perfectamente
 por qué hago lo que hago. Es irremediable.
 Tomo la pequeña cuchilla que relumbra en la
 penumbra de mi cuarto. No me tiembla
 la mano, es una buena señal.
 Primero me cercenaré las venas
 de mi muñeca derecha, si, eso haré,
 Ahora no estoy adormecido por
 los somníferos que consumí la vez
 pasada, estoy consciente de lo que
 hago, por lo menos, eso creo.
 ¡Ayyy! Esto duele más de la cuenta
 pero no, debo seguir. Y restriego la hoja
 sobre mi pálida muñeca, siento el
 rasguido de la carne y la explosión de
 sangre que emana desaforada,
 se escurre rápida por mi brazo y
 comienza a manchar el cubrecamas.
 Ya he iniciado mi partida.
 Una sensación de triunfo se
 apodera de mi. ¡Por fin! ¡Por fin!
 Al poco rato, una dulce somnolencia
 se apodera de mi cuerpo, me tiendo
 de espaldas para contemplar el techo.
 Figuras extrañas se dibujan en los
 paneles de volcanita, dragones, ogros,
 que se yo, nada sobrenatural, ni túneles,
 ni ángeles, ni levitación, ni desdoblamiento,
 nada
 Se me viene a la mente el rostro
 de mi padre antes de expirar, sus
 ojos velados contemplando un
 horizonte lejano que estaba mucho
 más allá de nuestra angustia
 y de nuestras lágrimas. Luego, todo acabó
 y se quedó yerto sobre esa tumba
 de sábanas y aparatos resucitadores
 En poco tiempo acontecerá lo mismo
 conmigo. ¿Quién descubrirá mi cadáver?
 Mis hijos, ellos seguramente.
 Luego la noticia
 de mi muerte
.
 se
propagará como una
llama
 sobre 
el pasto
seco
 Recen
..por
 mi
por ...........favor
 
 
 
 ..
 
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