| En este viaje, Señor, he cambiado. 
 Cada dia he venido
 contando y moviendo la suerte con mis manos.
 
 Entre dedos he corrido
 el ciego paso del destino que he tomado.
 
 Navego como vela en tempestad,
 en lo obscuro, lo violento,
 esclavo del miedo
 y del tormento.
 
 Solo la dulce agua de mar
 podra purificar las heridas de mi alma.
 
 Señor, soy tu amigo.
 
 Estoy perdido,
 desorientado.
 He perdido
 sin olvido.
 
 La nave tiembla,
 se sacude.
 No veo tierra firme,
 No encuentro la salida.
 solo el Mar que me rodea,
 y que me ahoga.
 
 La noche y sus bestias
 asechan mi caso.
 La luna me traiciona
 y buscan incendiarios,
 
 Las sirenas en su canto
 No existen fuera de su mundo;
 Ayudame a no escucharlas,
 o amarlas en el mio.
 
 Señor ten piedad.
 
 El mundo ha cambiado,
 y voy solo
 sin saber a donde,
 pero sigo.
 
 No te pido me muestres la salida,
 más bien, no me abandones hasta haberla yo encontrado.
 Y si he de luchar otras tormentas,
 sean otras, no la misma.
 
 Y ensename a vivir la vida con mis velas otro dia.
 
 
 
 
 
 
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