| Me subía en sus rodillas,Me decía: “Estate quieta.
 Ahora voy a contarte
 Mi pasado, escucha atenta.”
 
 “Era apenas un muchacho
 Cuando ya estalló la guerra
 Los oídos bien abiertos
 La palabra es traicionera
 Si proclamas lo que piensas
 La mañana no es certera.
 Tus ideas sólo valen
 Si matando lo demuestras
 Ya no cuenta tu palabra
 Ya no sirven las promesas.
 
 Con el fusil en las manos,
 Con la vida entre las rejas,
 Con el miedo en las entrañas,
 Y una lágrima, la primera,
 Que no nace de tus ojos,
 Que por tu mejilla no rueda,
 Que te escuece en la garganta,
 Que no hay quien verla pueda.
 
 Cuando te traen el cadáver
 De un hermano, de una abuela
 Afirmando una vez más
 Que soñar trae mala cuenta.
 Cuando tu padre te dice:
 Sueña, que no sea
 Que además de matar vidas
 Maten también  las ideas.
 Cuando al salir a la calle
 Te gritan: ¡Rojos fuera!
 Cuando dices dos palabras
 Y te miran como si fueras
 Quizás un parásito, un alma
 Que ni existir se mereciera.
 
 Es entonces cuando piensas
 Que la realidad te aterra
 Que, quizá, cuanto has vivido
 No fue más que una quimera.
 Un ideal, un sueño,
 Qué más da, es lo que queda
 De una guerra que hizo escombros
 A una población entera.
 Que aisló de luz y vida
 A una ilusión, entre rejas.
 Que arrancó la libertad,
 Que el recuerdo nos aterra.
 Mas nadie desesperó,
 Nadie perdió la paciencia
 Todos soñaban que un día
 Esa libertad volviera.
 
 Ahora sí que hay esperanza,
 Ahora cada luna llena
 Nos recuerda que hubo un día
 Que de sangre se tiñera
 Y si el odio nos amarra,
 La avaricia nos destierra
 De lo algún día fue
 Vida, ilusión y cabeza
 Siempre debes recordar
 Que de nada sirve esa guerra
 Más que causar dolor
 Y hacer desaparecer decenas
 De miles de vidas, de gente
 Que dejaba atrás una estela
 De odio, dolor y sangre
 Que forjaron la tristeza
 De un pasado que no fue
 Más que reliquias de guerra.”
 
 “Ahora tu abuelo te relata
 Lo que hoy son cuentos de viejas
 Pero no olvides que un día
 La verdad no fue certeza
 La libertad no fue más
 Que morir o ser oveja
 Que, con la cabeza gacha,
 Sumisa al pastor siguiera.
 Que el amor fue aniquilado
 Por cien mil balas sin meta,
 Que, un día, hace ya mucho
 La realidad se tornó fea.”
 
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