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 ¿Dónde enterrar las falsas aspiraciones?
 ¿dónde la vanidad, el lujo, el confort?
 ¿dónde enterrar el desprecio, la prepotencia?
 ¿dónde enterrar las mentiras y el desaire?
 En el hoyo de ozono.
 
 ¿Dónde descansarán en paz el exhibicionismo
 el óbito, el descaro, la farándula de a peso?
 ¿Cuál será el reposo eterno, la luz final
 para esos esqueletos recubiertos de silicona?
 ¿Dónde yacerán los despojos acaramelados
 de la fatuidad sempiterna?
 En la tumba de Lenín
 
 ¿En que lugar descansaran, si pueden
 las ruinas de los dictadores, oligarcas,
 mesiánicos espíritus inflados con gas etano?
 ¿en que lugar, tendrán su reposo incómodo,
 los que venden ilusiones y no se miran al espejo,
 los beligerantes líderes de la descomposición?
 Bajo la pirámide de Keops, para que los aplaste.
 
 ¿Dónde quedará la mirada límpida de los inocentes?
 ¿de los soñadores, de los ilusos y de los esperanzados?
 ¿Dónde descansará la carne de fila, la médula de espera,
 los tejedores de paciencia?
 Ellos serán la simiente, la pulpa de los sueños, el abrojo,
 el despertar, la fibra de una melodía, ellos no tendrán tumba,
 porque siempre aguardarán mejores nuevas...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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