Siento piedras, odio

entre los miles de los semblantes que se topan con mi rutina asustadiza

Como siervo sospechando hasta del sol…

Que de entre mis manos no ha de caer de nuevo

aquel montón de tristezas ajenas de

las que el destino quiere hacerme responsable.

No volveré a levitar por aquellas sombras redimidas al dolor,

A la locura de tus ojos dormitantes.

Prometo ser ciego al instante en que tu silueta

se resplandezca para despertar aquellos recuerdos vagos que hoy no tengo.

Ciego al momento de tener que soportar el huracán de tiempo infinito

en el que tus ojos me llaman a ser sublime esclavo de tu esencia pasada

hoy quizás oculta o marchita, pero no por ello carente de esa magia que algún día susurro con miradas entrecortadas volver a nacer, entre flores de sueños, en una vida anterior.

Desearía ser raíz de las palabras que hoy te digno,

más que solo un simple suspirante cansado.

Cansado de la condena de mirar estrellas como lluvias de ilusión,

arrinconadas siempre en el tono descolorido de la noche cegada.

Quisiera hoy tan solo ver tu sonrisa fría y carente de mí.

Para continuar así, teniendo motivos para quemar papeles otra noche más