La luz de cada partícula de nuestra existencia se asoma cada día a cada instante, reluciendo al paso todos los pequeños secretos escondidos de la vida, para ser descubiertos frente a los ojos que aún abiertos se hallan adormecidos.

Esta luz creadora y regeneradora enciende en los corazones una esperanza de paz y amor manifiesta en las alegrías cotidianas y son esos los pequeños regalos, listos para ser entregados y aceptados; logrando poco a poco crecer como pequeños árboles hacia lo alto del cielo.

Un cielo cargado de sueños realizables, tangibles; coronado por un brillante de estrellas iluminadoras y protectoras de nuestra libertad de poder ser felices, derramando desde nuestro techo terrenal regocijo a todos nuestros compañeros de sendero.

Esta luz se desprende desde lo alto, se interconecta con cada célula universal y terrenal.

¡Siendo tú indispensable!