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¡Si, ya te dije que si!

Ayer estuve por ahí, sí como a esa hora, pero me dio miedo ya que estaba cerca.

No, no él no se dio cuenta, si claro que estoy segura. Cuando le vi sentí escalofríos, él estaba como perdido, ausente; bueno, si esta bien, luego te llamo.

Cuelga el teléfono, se mete entre las cobijas e intenta atrapar un sueño que casi se le escapa.

Es ella, pero, desde que le miró, se siente otra y aún no ha logrado retornar así misma.

Se rasca, se frota, se arrepiente, se duerme, se despierta, llora, no sueña, no sigue siendo como fue.

Espera y en la espera se le va la mañana.

Los objetos domésticos la observan con la mirada ávida del investigador experto.

Ella mira la ventana, mira el teléfono, no, no tiene sentido, mejor espero, llora, quiere gritar, no, no grita, intente dormir pero un pensamiento le estorba, el la turba y su recuerdo la perturba.

Cuando lo miró no supo que era Él, no, tampoco lo supuso, sólo sintió algo en el cuerpo, un algo extraño, sólo sintió miedo, pero no por ella sino, por Él.

Otro día, le vio nuevamente a lo lejos y lo siguió, al dar vuelta en una esquina, se le perdió entre el tumulto, ella apresuró el paso, corrió, lo que no vio es que Él estaba detrás de ella.

-- Yo se a que sabes le susurró.--

De manera violenta y abrupta ella tembló al escucharlo.

Ella intentó decir algo, Él calló su silencio con una señal y desapareció entre la gente...

Justo desde que ese día ella no va al trabajo, no come, no habla, no se baña, no se peina, no sueña, no hace nada que no sea pensar en Él, sólo que ahora le acompaña Otro miedo.

--Él sabe de mi, lo que yo no se--

Ella se sentía atrapada en Él, prisionera de la suerte, secuestrada por el destino incierto de lo que se ignora.

Fue entonces cuando usó el teléfono; le llamó a su amiga y le dijo:

-- Le vi. y no me habló, pero tengo ahora más miedo, no, no se cómo se llama, no, no se donde vive, ni a qué se dedica.

Sólo, si le vi. sólo, no, no ya te dije, no,no voy.--

Cuelga el auricular y se cuelga de un pensamiento.

-- Es cierto, Él lo sabe.--

Atrincherada tras la ventana, se resguarda del mundo, invisible a las miradas, ajena a las palabras.

Sale a buscarle pero no sabe a donde ir, así que deja que su cuerpo deambule por la tierra sin seguir un camino, y deja a sus pensamientos flotar por el espacio abierto de la mente.

Da vuelta en casa, ensimismada llora por su ausencia, si, ahora se que es Él, y eso no me sirve de nada.

Cae la tarde, ella no aguanta más, su cuerpo le pesa a perdido peso y el pesar la embarga.

Ir,
¿Debo ir?
¡ Si !
pero y
¿a donde?

Coje un sweater, se ata el cabello en una cola, sale de casa y camina, nuevamente sin rumbo.

Sus pasos la conducen a un inmueble; es uno de esos lugares llamados templos, pero carece de santos, vírgenes, cruz, altar, sólo silencio, olor a calma y ecos de plegarias no escuchadas.

Se arrodilla, desesperada llora, se lamenta, se siente perdida, inicia una oración que no termina, pide perdón, no, no lo pide, lo suplica, clama clemencia intentos vanos de pedir a quien no da y mucho menos recibe.

Sale del templo, a la calle, peor de como entró a la que se presume es la casa de Dios.

En mitad de calle, Él está ahí como esperando, ella lo ve, el corazón le salta, una ceja le tiembla, su cuerpo es recorrido por una sensación casi olvidada.

Él la mira, ella camina, se acerca, teme no estar despierta, junto al Él no siente paz.

Él es mucho más alto y joven de lo que ella recordaba,la barba sin afeitar oculta ligeramente su rostro surcado de experiencias, de encuentros y desencuentros, mirada que turba.

-- Tengo lo tuyo en la memoria.--

Ella hace acopio de sus fuerzas y pregunta:

-- ¿ Eres tú ? --

El silencio fue la respuesta a esa premisa.

-- ¿ Para qué me buscas ?--

Fue lo único que Él dijo.

-- No tengo vida, desde que te vi.

Me has quitado todo. --

--Nada que te pertenezca he tomado de ti.--

Estas fueron la palabras de Él, y dio media vuelta.

-- Espera...--

El hizo caso omiso a esta solicitud, y camino sin prisa, sin vacilar ni mirar a tras.

Ella intentó seguirle, pero sus piernas no respondieron.

Las lágrimas fracturaron sus palabras;

-- Espera. --

Él siguió su camino y ella quedó varada en una costa de lágrimas.

Un pensamiento la espiaba:

... las palabras que no se escuchan duelen más que el silencio que nos grita.

El camino de regreso a casa fue acompañado de sollozos intermitentes.

Una luz mortecina difuminaba sombras ante el umbral del edificio en el cual habitaba ella.

El interior del apartamento transpiraba un gélido ambiente, ya estando en su habitación, en penumbra; descolgó el auricular, el aparato, dio tono y con manos húmedas y temblorosas marcó una serie de nueve dígitos, al escuchar la voz que venía del otro extremo de la línea ella dijo en un tropel de palabras.

-- Le vi nuevamente y me ha confirmado lo que siento.

Ya no soy quien fui, nada de lo que tengo ha sido mío nunca.

No, no estoy volviéndome loca, no, no entiendes, Él me ha quitado todo, sólo me ha dejado el miedo de estar sin Él, no, no se, ya te dije, no lo se, olvídalo, y colgó. --

La lluvia torturaba la ventana, la cama yacía horizontal, su mirada traspasaba los cristales, las estrellas se ocultaban tras las nubes, la soledad acompañaba el suicidio colectivo de una gota y otra gota que saltaban al profundo vació del lavamanos.

Sólo el ruido callado de la calle se escuchaba.

El miedo se apoderaba de la razón, la angustia del cuerpo, el deseo de la carne y la culpa del alma.

Tocan a la puerta.

Nadie abre, no hubo un saludo, tampoco un hasta luego.

Ella de cuclillas en un rincón se ha quedado sin lágrimas, es tarde, pero esto no le impide a la lluvia seguir neciamente con su precipitación.

Morfeo llegó tarde a su cita y la toma descuidada, la invade, la posee, la arrulla ahí donde está y como está.

Un dolor agudo le atraviesa la espalda, la desvela, le atraviesa la columna. Intenta levantarse, las rodillas aún entumecidas, no soportan el peso y caen con el resto del cuerpo.

Finalmente logra levantarse, lentamente se dirige a la cocina, la oscuridad le acompaña a preparase una tasa de insípido Té, juntas se beben media tasa, juntas van al baño, ahí la oscuridad se queda sin compañía, una bombilla ilumina el espacio, ella no reconoce el demacrado rostro que la denuncia en el reflejo metálico del espejo.

Abre una llave y espera a que la tina se llene con la humeante agua caliente. El vapor principia por empañar la plana superficie de las paredes y del espejo, el agua empieza a derramarse, ella se une al mobiliario hasta fundirse con el agua y la tina.

Ahí, la noción del tiempo se le escapa y se da cuenta que no cerró la llave del glifo y el baño está inundado.

No le importa este detalle y deja que el agua siga su cause lentamente, por ahora en ese pequeño espacio.

La oscuridad la asecha y la acompaña hasta su habitación, ella desnuda y con el cabello mojado camina lentamente hacia los jeans, que pacientemente la esperan, se termina de vestir, coje sus llaves de la mesita de noche y con el paso vacilante que acompaña al condenado al patíbulo sale al hocico iluminado y húmedo de la ciudad.

Al cruzar la avenida una mano se posa sobre su hombro como la garra de una bestia se posa sobre una presa, ella sintiendo esta misma sensación voltea rápidamente.

-- Te esperaba. --

Le dijo Él con esa voz profunda con que cantan los derviches a las arenas del desierto...

Ella le toma la mano y sin decir palabra camina en silencio con Él.

Llegan a casa, el agua del baño ha terminado por apoderarse de todo el espacio interior y amenaza con salir de la puerta principal hacia la calle, hacia la libertad...

La cama fue muda testiga de lo que no ocurrió sobre ella, la alfombra soportó el peso de la humedad producida por el agua y por las secreciones corporales que emanaron de Ella y de Él.

Al término del acto, no hubo ni besos, ni caricias, ni palabras.

El silencio fue quien ganó la partida.

Las lágrimas de ella coronaron el ocaso amatorio.

En un instante Él ya esta vestido, se arrodilla y le susurra algo al oído.

Ella se enjuaga las lágrimas y tiene a bien decirle.

-- Ahora lo se.--

El se levanta y camina sobre la alfombra mojada y la oscuridad del inmueble. Antes de salir voltea hacia la habitación en que había estado y como si algún fantasma le pidiese una explicación dijo:

-- Está hecho.--

En ese instante se escucha el eco de sus pasos al bajar la escalera.

Ella se levanta sintiéndose más vacía y miserable que nunca, con el alma escindida, su sombra la aventajo en la cocina, toma un cuchillo, el mismo con el que días atrás cortara su torta de cumple años número veintiuno.

Con la desnudes a flor de piel y la humedad de la alfombra bajo sus pies se dirige al baño, la tina sigue inerte vomitando agua caliente que inunda ya todo el departamento, el vapor se da a la fuga por un pequeño orificio que tiempo atrás ha dejado una piedra al encontrarse con el cristal de la ventana , el cuerpo entra en el agua, el cuchillo traza su camino, la sangre tiñe de carmesí los azulejos blancos del piso, antes de completar su destino ella toma el teléfono y marca un número, una contestadota automática le informa la ausencia de su amiga y graba su mensaje, ahora la alfombra oculta el rojo intenso de la sangre que con el agua recorre el inmueble.

Tocan a la puerta.

Ella a lo lejos escucha los pasos de la muerte que se aproxima.

Ahora ellas caminan juntas.

En algún lugar de la ciudad se escuchan una llaves violar una cerradura, el foco rojo de la contestadora indica la presencia de un mensaje.

Un botón es oprimido dando paso a una voz casi inaudible.

-- Ya se, quien es, y si me acosté con Él, si, si, era Dios.

Texto agregado el 22-04-2004, y leído por 166 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
17-09-2006 Licántropo; Jack? El mañana es hoy? De repente venny? Chido carnalito de la escuela buenavibraaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! chanok
22-04-2004 Está bastante bién, pero el comienzo está un poco confuso y desordenado, claro que a veces lo hacemos con segunda.Quizás sea tú caso, pero de todos modos ya te digo muy bién.Aunque debérias centrarte un poco más al escrbir y separar el narrador del protagonista. luciernagasonambula
 
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