Tu sangre, extasiada ansía escapatoria y recorre tu cuerpo bucando una instancia donde colarse, te obliga a exaltarte con un suave beso penumbra.
Mentras en mi descansa el vigor de la elegante plata, una dama fluida que se imanta al rojo vino que te desgarra...
la muerte te susurra al oído y cala en tus cristales la más sórdidas de las muecas...sonrie...
la dama te acaricia y se pasea hambrienta....
La mordaza te cubre de manos a pies...el cadenero sujeta de ti, recordando cada desilución...
la luz tenue, de una ampolleta rota y otoñal, desea iluminar solo tu retorcido rostro,
el destello del miedo...
he de darte muerte y seré tu verdugo, porque te amo, porque sé que la consciencia pesa mas que la muerte, y que la vida sabe dar abasto al mas sigiloso remordimiento...
La dama sabe hacer su trabajo y se cubre de túnicas burdeo: la vendetta del tiempo.