A la humanidad:
La verdad es que no soy ningún idiota como podría pensarse. No me quito la vida porque crea que no hay otra solución al dolor de estar vivo, ni porque mi tristeza sea una enfermedad terminal. Por lo que creo, soy un hombre que circula bastante seguido por la senda del bien y también la de la normalidad, sendas que suelen confundirse, y creo también que en mi vida tengo muy poco de que arrepentirme. No tengo vicios que se tomen el trabajo de pensar por mi, ni amores de esos en los que se confunden los besos con los cuchillos. Si me quito la vida no es por ninguna de
estas razones, no. Si me quito la vida es porque soy ansioso y no puedo controlar mi ansiedad.
Primero quiero aclarar que soy un gran amante de los animales y sobre todo de los perros, y cuando digo amante es porque los amo. Ademas soy opuesto a la idea de que los animales no pueden pensar y razonar, para mi ellos solo se hacen los tontos, por alguna razón que desconozco.
Como he dicho, si me quito la vida es porque la ansiedad se me hizo incontrolable. Esta ansiedad, comenzó hace no mas de tres semanas, cuando a través de un sueño revelador descubrí algo maravilloso. Descubrí que en la próxima vida seré perro.
Si usted supiera, fue todo tan claro. Una mano (pata) tocando mi hombro, un hocico apuntándome al corazón, unos ojos lastimosos y la sensación en el pecho de cuando uno sabe que lo están esperando.
Desde entonces la ansiedad de saber que iba a sentirme como siempre quise sentirme, se me hizo insoportable. Trate de tentar a la muerte. Cruzaba la calle sin mirar a los costados, habría la heladera descalzo y mojado y le ponía sal a la comida a mas no poder. Pero nada de esto funcionó, ni un simple auto inadvertido, ni un misero shok eléctrico, ni un pequeño paro cardíaco que me llene el corazón de muerte y alegría.
Pero aquí estoy, cansado de esperar a que la muerte me encuentre. Con un lápiz en una mano, y un revolver en la otra, listo para ir a buscarla. Consumido totalmente por la ansiedad, las ganas de saber. Me pregunto que raza seré, seré macho, hembra, y me respondo que seguro siendo cualquier perro seré feliz.
Desde esta carta solo quiero dejar dicho una cosa:

He vivido en el planeta tierra como
ser humano. Si, lo he hecho y no es gran cosa.


Juan J. Vegdier.