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**************** NOTA ****************
Debería haber una clasificación llamada "cosas raras" para este tipo de escritos.
Hay un estado de ánimo para leer lo que sigue. Si no les gusta ahora, vuelvan cuando lo encuentren.
************** FIN NOTA **************

El maestro se levantó de su lugar de honor para enfrentar a sus discípulos. Por un segundo el mundo pareció detenerse para prestar atención a sus palabras.
"El sol invisible ilumina el paisaje con una luz gris. El valle que alguna vez albergó un caudaloso río, ahora sólo vigila con tristeza el torrente de arena inmóvil a los pies de sus montañas cubiertas ahora sólo por las rocas y el viento. Como despertando de un sueño aparece la serpiente gigante, reptando a toda velocidad en el río de arena entre los brazos del titán. Sobre su lomo, un hombre controla los movimientos de la quimera con un instrumento musical, una pequeña caja roja que transforma el aliento del hombre en cálidas armonías que guían a la serpiente a través del mar de arena. Al compás de la melodía, la serpiente gigante avanza veloz. Un árbol antiguo, muerto, aparece sin aviso en el campo visual del hombre, quien cambia el cantar para que la serpiente gigante evite el obstáculo. El movimiento brusco de la bestia mítica encuentra al hombre concentrado aún en las nuevas notas, y el instrumento se escapa de sus manos para perderse para siempre en las cortinas de arena que levanta la serpiente en su carrera vertiginosa. El valle observa el rostro del hombre transformado por el terror, mientras la serpiente gigante se aleja a su voluntad, libre del control hipnótico del instrumento, y transformándose ahora en la guía del hombre que todavía lleva atado a su espalda".
El primer discípulo se levanta y se acerca al maestro, que lo observa inquisitivo.
"Maestro, yo soy la serpiente que se deja guiar por el sonido de su sabiduría". La última palabra del discípulo resonó desde el suelo. Su cuerpo todavía erguido. Su cabeza apoyada inerte sobre su pié izquierdo. El maestro enfunda su espada y espera. El siguiente discípulo se acerca. En sus ojos no hay miedo, sólo paz y serenidad.
"Maestro, yo soy el árbol en el río de arena". Su propia espada en la mano derecha apuntando al suelo, manchada de sangre. Su brazo izquierdo reposa como ofrenda frente a los pies del maestro. El discípulo vuelve a su lugar, perseguido por un camino carmesí que parece terminar donde antes empezaba su brazo.
El siguiente discípulo se levanta, deja su espada en el suelo y se aleja de sus hermanos y de sus últimos veinte años de vida con rumbo desconocido, para siempre. El maestro asiente. Su mirada fija en las espaldas del discípulo que supo que no podría jugar parte alguna en su historia.
El siguiente discípulo se acerca. Una lágrima rueda por su mejilla mientras enfrenta su destino. Su mano empuñada se encuentra a centímetros del pecho del maestro. "Que la serpiente lo lleve a mejores mundos, maestro". Su mano se aleja lentamente. Su espada la sigue. El maestro cae de rodillas mientras su corazón se detiene poco a poco, y por primera vez sus discípulos ven una sonrisa dibujada en su rostro. El discípulo toma ahora el lugar de honor. Ya no hay tristeza en su rostro. Ni orgullo. Ni vanidad. Su mano, todavía manchada con la roja sangre de su mentor.

Texto agregado el 30-07-2008, y leído por 238 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
17-09-2008 El rey ha muerto; ¡viva el rey!!. Buena la nota;mejores las metáforas. pantera1
 
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