| Efimero 
 
 No cae la noche,
 la noche sigue afuera, sigue allá arriba
 Y yo sigo aquí… cansado,
 cohabitando con los vestigios de la historia mas breve y majestuosa,
 con un palpitar luctuoso que se da cada vez mas por vencido
 
 Estoy aquí;
 rememorando los hechos sucedidos la pasada madrugada,
 Reviviéndote… en cada rincón,
 en cada pizca de mi sábana
 en la taza llena del café que no bebiste,
 por amarme
 en ese abrazo insospechado
 
 Te puedo ver aun…
 …Tan bella
 tan magníficamente desnuda
 Dando vida a mi utopía secreta
 cubriendo mi vieja cama con tu gloriosa silueta
 (la ultima doncella pura dormida en mi húmeda cueva)
 
 Puedo adorar aun
 cada pliegue delicado emanando de tu esbelto brazo
 cada sutil arruga naciendo de tus piernas de musa
 Santificando mi ático de poeta,
 mi cuerpo desesperado
 
 De pronto despiertas,
 con un estupor lacerante
 y me observas con aire inquisitivo
 Mientras yo finjo estar dormido
 
 Súbitamente
 se te revelan en cuadros obnubilados los sucesos
 Recapitulas cada momento que desemboco en este descuido
 
 (Lo que para ti es el mas grande error,
 fue para mi mas que el cielo mismo)
 
 Y te levantas.
 
 En silencio,
 recoges los trozos de esta amistad destruida,
 junto lo que encuentras de tu ropa
 Te marchas,
 con tu caminar pausado
 y la virginidad devuelta por tu decidido olvido
 
 Entretanto,
 te observo
 fingiendo con todas las fuerzas estar dormido
 para no escuchar que anoche fue un error,
 un espectáculo fugaz que no debe ser repetido,
 que de ser una algo mas terminaría en desastre
 porque créeme amor, yo lo se mejor que nadie
 pero en mi amante necedad no lo quiero entender
 
 Por lo tanto, vida
 Recogeré ese beso que me lanza tu mano
 (tus ojos me notifican que es lo ultimo que de ti tendré)
 Y me quedare dormido, así,
 sobre la desnudez que le imprimiste a mi cama
 bajo el eco de tus labios desmesuradamente envinados
 con la huella de feminidad que me regalaste
 en esta noche de flaqueza
 
 Y aquí,
 sin un anhelo, mas que el imposible de volver a amarte
 invocare a la muerte con el profuso brotar de mi sangre
 con el ultimo estertor de mis pulmones
 susurrare tu nombre
 y en tu desamparo absoluto
 me marchare con una sola pena:
 La certeza de que nunca mas te volveré a ver.
 
 
 |