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entra y sale a su antojo siendo la victima de sus burlas, ya yo resistiendo al deseo de morir me miro al espejo y lo que encuentro es la perdición las incontables muestras de horror de una vida que ya lánguida por la enfermedad del corazón. Pero el supremo me tiene en e l mundo para atormentarme con los recuerdos; si con los recuerdos, aquellos recuerdos:
Habíamos empezado a salir de cabalgatas y paseos nocturnos mis sueños se realizaban de maneras espectacular pero en una de ellas mi amada María cae presa del demonio supuse entonces, el ataque la dejo inconsciente, se retorcía en el suelo, el viento nocturno le acariciaba el rostro y alzaba sus cabellos al aire. Sus ataques de epilepsia eran muy comunes desde su temprana edad. Aun así yo la ame y aun en mi soledad la sigo amando desde el primer momento en la primera vista, oh el terror se reflejaba en su angelical rostro que con el tiempo se fue siendo demente su aspecto, fue entristeciendo a medida que su hora llegaba, la melancolía se endurecía en sus bellas facciones la alegría, y su energía se esfumaban con el paso del tiempo yo quise cuidarle y protegerle entonces le propuse matrimonio no era para celebraciones solo quería que repusiera de su enfermedad pero nunca lo hizo. Después de una boda íntima con algunos de nuestros familiares y pocos amigos nos casamos en mi casa solariega de campo tiempo, donde viví con María hasta su muerte, y donde me consumo por su perdida.
Un solo pensamiento basta para ver su espíritu deambular por la habitación y atormentarme por no tenerla.
Después de nuestra boda ella vivió unos dos años de agonía mortal intolerable sus enfermedad y gemíos de noches junto con el aspecto y ambiente tétrico que su recamara presentaba hacia trisas mis nervios, no único que podía hacer era pasearme por el frente de su habitación o velar al lado de la cabecera de su cama viendo como se languidecía y marchitaba su vida ante mis ojos sin yo poder hacer nada por evitarlo, mi medico dijo que no tenia esperanzas, que moriría con el tiempo. Si pasaron los días el medico siempre la veía dictaminaba lo mismo. Moriría. En mi tristeza hice su vida mas llevadera posible, se habían acabado las cabalgatas y los paseos bajo el amparo de la bella luna, a primera hora de las mañanas las flores embellecían su deprimente alcoba pero igual que m amada se marchitaban al poco rato ya eran flores podrías.
Después de un tiempo de de vigilias me sumergía en letargos y apatías recostado en mi sillón de otomana en su dormitorio, viendo las altas paredes oscuras, la única fuente de lumbre era una araña en lo alto de techo abovedado, y la repentinas corrientes de luz nocturna y destellos de su luna, en ensueños extraños de demonios, desconsuelo, latentes llamados de la muerte que visita mi casa mi corazón robándose cada aliento presida de la luz de mis ojos ante mi ser desdichado en perennes recuerdos de uno tiempo que parece ya pasado de otra era….. Entristecida mi amada consumida por epilepsia que ahora termina catalepsia, yace dormitada ante mi presencia infranqueable. Ya no hay una tregua en el este dolor insufrible en que paso veo como moribunda la muerte consumé en tranquilas noche su vida. …
Oh volviendo en mi de ese letárgico recuerdo tan vivido, me sobresalto sintiendo una reparación agitada en mi hombro el suave contacto de su mano, su mano. La mano de mi amada que la tierra ya ha convertido en polvo todo rastro de su cuerpo venerable. Aun en el mismo sillón otomano me encuentro zumbido entre tristeza, harapiento y hundido en el mas horrible sentimiento, en esa maldita habitación con tapices y algunos cuadros de antaño negros que susurran con el viento nocturno, alfombra antiquísima comida en partes por la polilla sumergido en un aire viciado y cargado de pestilente hedor, a rata, a rata huele la estancia en que espero a la muerte sumiéndome las los recuerdos pasado;
En una noche recuerdo haber salido de la recamara no se a que, al regresar me extremé un grito horrible-valga redundar-de el horror mayor la doncella de lady María llorando me comunica que la amada María llamada por querubines ya ha muerte , entristecido entro en la habitación maldita y la encuentro yacente en la cama con su rostro que siempre fue angelical cubierto por la mas espeluznante palidez mortal, su ojos fijos y fríos en un punto del techo abovedado ya sin ver, los miembros rígidos tan rígidos como la muerte misma y el panteón listo ya para su ultima y mas larga morada…..
El sepelio fue gris y frio y durante un tiempo trate de reponerme a su perdida, pero ya llevaba las secuelas yo de una vida gris y tumultuosa, me volví mas hosco y huraño no volví a salir a fuera me que de en la mansión en el aposento de mi amada, en donde fue su última morada en mundo imperfecto, teñido de oscuro para mi. Llevaba enterrada ya dos o tres días en una noches espantosa, mientras me contentaba con leer un libro sobre la muerte y du espanto cuando los un gemido débil y lejano me estremeció, trate de no darle importancia. Pero al cabo de unos minutos cinco para precisar otro gemido estremeció el silencio sepulcral nocturno, no cabía duda el gemido era real y provenía de la cripta de mi amada yo presa del horror no pude moverme, entonces un grito espelúznate y agudo me sobresaltó un de los criado fue a verme para decirme que lo acompañará, le seguí aun con un mundo grito de terror en ms labios, caminamos no se cuanto rato hasta las mazmorra de la mansión donde se encontraban las criptas familiares, forzamos las puertas de la cripta de mi amada y algo cayo sobre mi ser; era el cuerpo de lady María que se había ahorcado en un desesperado intento por salir escalando la pared pues la habíamos enterrado vida en uno de sus ataque de catalepsia

Texto agregado el 08-08-2008, y leído por 99 visitantes. (0 votos)


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