Sos una loca de atar, y sos también
mi más íntima y más dulce compañera.
Sos, al fin de cuentas, mi encuentro con la vida,
mi peor pesadilla, y mi sueño más hermoso,
mi ternura desmedida y mi auténtico reposo.
Sos lo que soy y lo que no soy,
mi espejo más sincero.
Sos la ternura que desborda inteligencia,
Y la inteligencia erudita de ternura.
Sos rabiosa y posesiva,
generosa y endiabladamente suave.
Sos un mar que zozobra cualquier embarcación,
y sos la mansa costa de agua tibia y clara.
Sos el sol y la luna al mismo tiempo,
Sos el ecuador y los dos polos,
sos la tierra toda hecha mujer,
sos el beso y el abrazo, y sos la ausencia,
sos mi razón de ser, y también sos mi fracaso.
Sos el ave fénix que resurge entre cenizas,
y deja tras de sí una atroz incertidumbre.
Sos inabarcable, y a veces inconcebible,
Sos la mujer más adorable que enfrenté.
A tu paso quedó en mí una estela indeleble,
donde nada semejante volverá a crecer,
como huellas marcadas por el corcel de Atila.
Sos el impulso, la pasión, el compromiso,
sos la entrega y la demanda, en tu visión no hay grises.
Sos mi mejor compañía, mi enorme compañera,
sos la mujer que desde siempre esperé,
y cuando llegaste y te plantaste frente a mí,
no te supe reconocer. No en vano soy hombre,
no en vano incompleto, no en vano temeroso,
y autodestructivo, en su ansia de libertad
mal enlazada a un cruel afán de soledad.
Única, sos lo mejor que me ocurrió en la vida,
y aunque ya no estés junto a mí, igual te llevo
como un fatal privilegio, muy dentro de mí,
la mejor, mi más loca y entrañable compañera.